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Blog de #biblioteca del irc-hispano

RECUERDOS DE LA INFANCIA ... LEELO TE IDENTIFICARÁS SEGURO

RECUERDOS DE LA INFANCIA ... LEELO TE IDENTIFICARÁS SEGURO

Te acuerdas de aquel tiempo, cuando las decisiones importantes se tomaban mediante un práctico..."Pito pito gorgorito... dónde vas tú tan bonito?...A la era verdadera...pim pom fuera!"?
Se podían detener las cosas cuando se complicaban con un simple..."No ha valido"
Los errores se arreglaban diciendo simplemente..."Empezamos otra
vez"
Las discusiones terminaban con un..."Bieeeeeeeeeeeeeeen"
El peor castigo y condena,era que te hicieran escribir 100 veces..."No debo..."
Tener mucho dinero,solo significaba poder comprar más casas jugando al monopoly,o comprarte un helado...o una bolsa de chucherías a la salida del cole...
Hacer una montaña de arena, podia mantenernos felizmente ocupados durante toda una tarde...
Siempre había una forma de salvar a todos los amigos...bastaba con un grito de..."Por mi! Por todos mis compañeros y por mi primero"
Te encantaba ser el más pequeño,para ser cascaron de huevo y no
tener que quedarla jugando al escondite o al coger...
No era raro que tuvieras dos o tres mejores amigos...
ES MUY VIEJO" Y así te referías a cualquiera que tuviera más de
20 años
Siempre descubrias tus más ocultas habilidades,a causa de un "A
que no haces esto?"
Nunca había nada más lindo y prohibido que jugar con fuego...A
pesar de que algun mayor te dijera "Te vas a hacer pis en la cama"
"TONTO EL ULTIMO" Era el grito ke nos hacía correr como locos...hasta que sentiamos que el corazón se nos salía del pecho...
El polis y cacos era solo un juego para el recreo, y por supuesto
era mucho más divertido ser ladron que policia...
Los globos de agua...eran la más moderna,poderosa y eficiente
arma que jamás se había inventado...
La desilusión...era solo haber sido elegidos últimos para el equipo del cole...
La red de una cancha de tenis, era de la altura perfecta para jugar al voley...las reglas no importaban demasiado...
Los hermanos mayores,eran el peor de los tormentos,pero también
los más celosos,fieles y feroces protectores (GRACIAS A TODOS)
Nunca faltaban los caramelos que tiraban los reyes en navidad, ni
las monedas o billetes que nos dejaba el raton perez bajo la
almohada...Y TODO A CAMBIO DE UN DIENTE DE LECHE!!!!
"GUERRA" Solo significaba arrojarse tizas y bolas de papel
durante las horas libres en clase...Pues la guerra era algo ke había sucedido antes de que nacieramos,y nunca más volvería a suceder...
Los helados,por supuesto,constituian el grupo de los alimentos
básicos y esenciales...
Tu bici se transformaba en una poderosa super moto con solo
poner unos cartones pintados alrededor de su cuadro...o chapitas
destellantes entre los radios de las ruedas...
Quitarle las ruedas pequeñas significaba un gran paso en tu
madurez....
Cambiar cromos de futbol o de la sirenita en el patio del colegio...cuando eras de los más pekeños,siempre aparecía un
mayor que te daba 10 por 1 tuya,y ya te dejaba contento para 1
semana...claro que tú no sabías que esa tuya era la más dificil
del álbum...
Hacer cabañas con ramas cuando íbamos de excursión al campo
la nos entretenía durante horas...hasta que venían a avisarnos de
que teníamos que marchar y llorabamos descónsolados...
Atar la goma a la pata de un banco...para que solo una de nosotras tuviera que sujetarlo con las piernas y así poder jugar
más...
Cruzar la comba mientras se saltaba era todo un logro...
Coger trozos de escayola de las cubas y dibujar "el tejo" en el
suelo para jugar...era maravilloso...
Dar de comer a las palomas...Jugar con el barro...o simplemente
bajarte tu nuevo balón de futbol o tu nueva barbie super modelo era lo más placentero...
Saberte la coreografía de XUXA y bailarla con tus amigas o
comentar el último capítulo de "CAMPEONES" e intentar imitar
la "Catapulta infernal" con tu mejor amigo...
Sentarnos frente al televisor...a las 5 en punto con los ojos
desencajados y ver "Barrio sésamo"
Creerte superman o supergirl...y ponerte el "babi" del cole a modo de capa mientras subias en cualquier escalón y deseabas con
todas tus fuerzas poder volar como ellos...
Todas estas simples cosas...nos hacían felices, no necesitabamos
nada más....un balón,una comba y dos amigos con los que hacer
el ganso durante todo el día...
Luna20

Violeta

Violeta

Subió las escaleras sintiendo a cada paso el crujir de los escalones de madera, oscuros y gastados, llenos de idas y venidas. Al entrar en el rellano miró al fondo: tres puertas, tres suertes. En la número cinco, a la derecha, un mimo la esperaba. Vestía como visten los mimos: traje negro y zapatos de charol -negros-, cara blanca y sonrisa roja y en la mano, un ramito de violetas. Avanzó hacia la puerta, y conforme se acercaba, el mimo extendía el brazo y con él, las Violetas. Recogió las flores y un guiño fue su cómplice.
Por la ventana abierta se colaban los últimos rayos de la tarde y la algarabía de los niños en la plaza y el susurro de los ancianos y el grito del cojo y el desdén del cura y la melodía salvaje de El Moderno.
Cama alta, colcha blanca, barrotes en forja, blanco en el cielo, astillas al suelo, lámpara en pie, mesita redonda, silla baja, mecedora vieja, mesa con sayos, jarra de agua, bandeja de plata, rosa en copa, uvas en la fuente, pomelos en la pared, azules al viento.
La puerta del armario se quejó en un lamento gruñón. Allí dejó la mochila, la cazadora y una mirada en una percha desnuda.
Entró al baño, blanco, blanquísimo. Dibujó una sonrisa en el espejo y la mano dejó caer en la bañera redonda. Una velita bailaba no se sabe bien que danza. Primero una bota, luego la otra; después el vaquero, y tras él, la camisa y tras ella, las braguitas. Se abandonó y sólo la música le insinuaba que todavía estaba allí. Una camiseta con suerte vino a cubrir su piel morena. Tejió sus cabellos al compás, ahora fuerte, ahora delicadamente, mientras la sonrisa dibujada se escondía en un hasta luego regalando la bienvenida a su rostro limpio.
Abrió las sabanas, abrió los brazos, abrió las manos y cerró los ojos tendida boca abajo.
En la calle, la vida continuaba como si tal cosa, como todos los dias. Decía el viejo reviejo al viejo reviejo:
- "el amor es una de las enfermedades más jodidas y contagiosas;
a los enfermos cualquiera nos reconoce."
- "anchas ojeras delatan que nunca dormimos despabilados noche tras noche por los abrazos o por la falta de los abrazos".
- "el amor se puede provocar echando un pedacito de polvos de quereme
como al descuido, en el café, o en la sopa, o en el trago..."
- " se puede provocar, pero no se puede impedir, no lo impide, el agua bendita ni el polvo de hostia, tampoco el diente de ajo sirve para nada..."
- " el amor es sordo al verbo divino y al conjuro de las brujas." (1)
....
....
....
Beep. Beep. Beep.
"Uno, dos y tres,
escondite ingles,
a esa niña de rojo,
ya me la como yo." (2)
;-)
Lo sintió entrar con paso firme y seguro. Y otra vez el correr del agua, y otra vez el baile de la velita loca y otra vez los azules al viento. Sus manos, cual mariposas embriagadas, comenzaron una danza de descubrimientos. Tan pronto las sentía en sus pies como en sus manos como en sus ojos como en su espalda. Ensortijadas en los cabellos, atrapadas en los labios. Parecían jugar a adivinar cada poro, cada suspiro, cada destello de deseo. Ávidas por saber, ávidas por provocar, ávidas. No decía palabras.
“No decía palabras,
Acercaba tan sólo un cuerpo interrogante,
Porque ignoraba que el deseo es una pregunta
Cuya respuesta no existe,
Una hoja cuya rama no existe,
Un mundo cuyo cielo no existe.” (3)
A la mañana siguiente, encontró una nota en la bandeja de plata:
"Jueves, 11. Concello de Santa María. Calle Nueva, nº 5."
jAvier
(1) El Libro de los Abrazos.Eduardo Galeano.
(2) de Carmen Martín Gaite.
(3) De los placeres prohibidos. Luis Cernuda.

Juanpa y sus peregrinos

Juanpa y sus peregrinos

Dicen que a Juanpa le quedan dos telediarios, llevo quince años escuchando lo mismo, leyendo diversas teorías sobre lo que acontecerá el día que la palme, escuchando mil y un rumores vaticanos y romanos, quien será su sucesor, como le mantienen con vida, (recuerden esa sucesión de vacaciones en el Valle de Aosta donde no sé si en verdad le cambiaban la sangre como dicen ó lo iban clonando), me inclino a pensar que el descanso le sentaba igual de bien que a mi madre las vacaciones en Benidorm.El caso es que Juanpa sigue en pie, algo de lado la verdad, cuando cualquier otro mortal hace tiempo que estaría bajo tierra. Y he llegado a la conclusión de que me importa un pimiento oiga.
La primera vez que le vi, fue en octubre del año 1999,no cabía un alma en la plaza de San Pedro de Roma, y yo llevaba un cartelito con el numero 32 que servia de orientación a unos cincuenta peregrinos llegados de la ciudad condal para una beatificación -no me pregunten el nombre del beato por favor-. Siempre que había beatificación mis peregrinos no debían buscarme a mí, sino mirar debajo del cartelito con el numero de su autobús. Alli estaba su guia. Monjitas, beatas de medio pelo, y agregados al viaje por el precio económico, me seguían desde el hotel al autobús, del bus a los aparcamientos próximos a la Plaza y después hasta los asientos que tenían destinados y otorgados en sus entradas. Hasta que me cansé. Les recibía en el aeropuerto: Buon giorno, bienvenidos a Roma¿el numero de su grupo? El 45. Hale todos conmigo, yo sacaba el cartelito del numero 45 y como una procesionaria me seguían hasta el autobús ubicado en el abarrotado parking del aeropuerto de Fiumicino, una vez dejados los equipajes en el maletero, y todos sentaditos en sus asientos, “señora en este de adelante no que es el mío”¿porque demonios siempre hay una señora que quiere ir delante en el asiento del guía si no tiene pajolera idea de por donde hay que ir? Todos los caminos llevan a Roma sí, pero una vez en Roma ¿qué? ¿Eh? ¿Qué?. Dichas las primeras frases de rigor, sacaba el cartelito ¿lo ven?¿El numero 45 verdad?,Bueno pues olvídense de él, y acto seguido lo metía en una bolsa, a partir de ahora van a seguir ustedes esta antenita con el flamante pañuelo color pistacho que hay encima, mírenme bien, quédense con mi cara, que soy la única guía que tienen.y cuando a partir de ahora haya una multitud, no pierdan el tiempo yendo de un cartelito a otro buscando su numero, que si el 30, este no es, que si el 44 que tampoco, ¿donde estará el 45?,Ustedes buscan el pañuelo color pistacho y debajo esta su guía, y nada de que si “el grupo numero 33 ha quedado a otra hora y me he confundido “y llegan tarde, presten atención o regresaran al hotel en taxi Anda que no he gastado pañuelos, banderitas de la real sociedad, hasta una vez me compré un loro de papel couché en el aeropuerto, y un molinillo de colores, que después sirvió de juego a mi sobrina... Una vez alguien me dijo, no te pega el ridículo de ir con el loro de colores... Menos me pega el ridículo de llevar a esta gente a donde va y mira-contesté-Durante el jubileo del 2000, descubrí como hacerme con pases especiales de autobús que pudieran dejarme cerca de la plaza de San Pedro sin pasar por los parkings y sin arriesgar multa-no me pregunten el secreto-docenas de compañeros se preguntan aún como lo hago. Todo con tal de hacerme menos tediosa una beatificación o canonización, que para mí son solo trabajo. He acabado aborreciendo el Vaticano y todo lo que al mismo se refiere ¿y la culpa quien la tiene? Los peregrinos. ¿Por qué? Sencillo, ellos son la masa humana que alimenta las arcas vaticanas, a 12 euritos que esta la entrada al museo vaticano oiga. Vienen con un fervor desmedido, otros con un fervor de pacotilla, otros de acompañantes, su única fijación tener buen sitio en la plaza y poder decir en casa a la vuelta que han visto a Juanpa. Si alguna vez tuve algo de fe, la perdí el primer día que entre en el Vaticano, nada más lejos de un lugar de recogimiento, un templo desmedido, donde el sentido de la proporción se pierde, y grandes esculturas de santos y baldaquino incluido sirven de fondo a las fotografías de mil y un turistas. Si la gente se olvida del arte cuando entra buscando solo espacio para hacerse una foto no seré yo quien les haga un compendio de lo que allí dentro se reúne. Últimamente veo de nuevo a Juanpa salir mucho en la tele, demacrado y babeante. Y lejos de preguntarme como antaño que ocurrirá cuando la palme, me pregunto qué diría la iglesia católica, el Vaticano Juanpa incluido si yo o cualquiera de ustedes tuviéramos a nuestro abuelo trabajando en tales condiciones. Marqueting, dinero a espuertas cada vez que suben al calendario a un nuevo santo, que les faltan días oiga, que hay hojas del calendario que se caen por el peso de tanto santo. Y no me hablen de fe y cosas raras, que aún este año tenemos otra beatificación prevista en marzo, y hay que hacer que Juanpa llegue a ella... no sea que el próximo Papa no fabrique tanto santo y se nos pase el turno. De los palacios vaticanos hablaremos en próxima crónica, y del museo si quieren, hasta de los curas-confieso que a alguno bueno y caritativo he conocido en estos años-, y más de uno que no ha querido concelebrar con el papa a cambio de estar con los alumnos en dicho acto solemne, y a misioneros que esos si que tienen merito y no se atiborran tras el acto en las mesas de las mejores tratorias del barrio en torno a Borgo Pío. Hoy toca pensar si no es hora de que lo retiren a un monasterio, al Papa me refiero, y le dejen acabar sus días tranquilo. Muchos abuelitos acaban descansando en asilos ¿ qué tiene de malo un monasterio?
Trhyss

VERDE

“El verde, el verde hierba,

Pintó un prado en mi vientre,

Sembró un árbol en mi ombligo,

Y echó raíces en mis entrañas.”

Anacel.

Verde.

Hoy he estado con ella. Era nuestro primer encuentro, era nuestra historia en verde. Lo tenía todo soñado, pensado y dispuesto. Quería convertir ese primer encuentro en un ritual de descubrimientos.
Atrás quedaban las cartas, los mails, las fotos, las llamadas, los mensajes, las incertidumbres, las dudas, la culpa, los desencuentros y solo el deseo de sentir el tacto de su piel en mis manos salía triunfante y victorioso.
Ella ha llegado puntual, muy puntual. Ella es puntual.
Se ha dejado besar tal y como lo tenía pensado y desde ese momento no la he soltado de la mano, no quería perderla, perder el calor de su piel. Se ha dejado llevar.
Después de unos minutos de conversación intrascendente y de un café en el bar del hotel hemos subido a la habitación. Tenía miedo por la habitación, de que no resultara suficientemente acogedora. Ella parecía tener otros miedos, aunque creo que se sentía segura y arropada.
He abierto las ventanas y el sol de la mañana ha iluminado la habitación entera. Con mis manos en su cara, la he vuelto a besar y cogida de la mano la he conducido al baño.
Ella vestía unos pantalones cortos de deporte y una camiseta de manga corta. Se había descalzado al entrar en la habitación.
Estábamos frente a frente y he ido subiendo mis manos desde su cintura hasta las axilas y le he ido levantando los brazo y la he despojado de la camiseta. Sus pechos y su torso han aparecido desnudos a mi vista. Tiene los pechos pequeños. Me resultan divertidos.
Me he arrodillado ante ella y le ha bajado los pantalones.
-Levanta un pie y después el otro.-
Allí estaba ella, en braguitas , ante mi. Con mis manos en su cintura le he bajado las braguitas hasta los tobillos. Su sexo es negro y oscuro, muy poblado y salvaje. Me gusta. La he vuelto a besar y me he dejado empapar de sus más íntimos olores y sabores.
- Espera.
He abierto la mochila y de ella he cogido un gel de baño y una esponja de mar. El agua ha corrido en la bañera hasta alcanzar la temperatura justa.
- Entra. Date la vuelta.
El agua resbala lentamente por su piel y con el agua descubro todas sus formas: su nuca, su espalda, sus caderas, su culo, sus nalgas, sus piernas, sus tobillos, sus pies.
- Gírate.
Otra vez el agua deslizándose por su anatomía y, con el agua, mi mirada. La he enjabonado toda entera entreteniéndome , si, otra vez, en sus brazos, si, otra vez, en sus axilas, si, otra vez, en su nuca, si, otra vez, en sus nalgas, si, otra vez, en su sexo entero. Mis manos han jugado caprichosas con toda su piel.
- Toma. Sécate.
He vuelto a la habitación, he deshecho la cama y sobre el suelo he tendido la sábana negra. He extraído la caja de las pinturas y con el verde he trazado una circunferencia. En los cuatro puntos cardinales he encendido las velitas.
He vuelto al baño y ella seguía secándose el cuerpo.
- Toma, píntate las planta de los pies.
Me he desnudado y rápidamente me he duchado.
- Pásame la pintura. Ven. Entremos en el círculo. Siéntate, ahí, frente a mi. Voy a pintarte, voy a pintarte de verdes, con mis manos, con mis dedos, con mi boca.
Primero he cogido el verde más puro y he cubierto su piel, entera. Es la base. Luego el tono verde pistacho, el lima limón, algo de amarillo, algo de naranja, algo de blanco, algo de rojo sobre su ombligo y sus pezones, con mucho cuidado porque los roces le resultan molestos.
No había formas, sólo trazos de color caprichosos. Parecía un cuadro de Matisse, pero no era ella la que estaba pintada, sino mi alma la que estaba teñida de ella.
- Toma, te toca.
Ella ha repetido sobre mi cuerpo el mismo ritual que minutos antes había experimentado sobre ella misma. No he podido evitar excitarme y mi miembro ha alcanzado su erección.
- Ya está. Abrázame. Túmbate. Manchemos la sábana con el movimiento de nuestros cuerpos.
Nuestras manos, a la par, han continuado extendiendo y fundiendo todos los colores y dejando en la sábana negra la huella de nuestro encuentro.
- Vente al baño.
Ella se ha puesto de pie, bajo la ducha, apoyada y cara la pared. He entrado y mis manos han vuelto ha encontrar su cuerpo entero. Mi miembro seguía erecto y se rozaba con las nalgas y su culo
Deseaba penetrarla, me moría de ganas. El color rojo se iba apoderando de mi. Esperaba la orden de ella. La he besado y me he masturbado detrás de ella, como si la estuviera haciendo la mía. Me he corrido sobre su espalda.
El agua seguía cayendo por nuestros cuerpos desnudos y ya sólo su piel desnuda y limpia quedaba a la vista.
El agua caía y la bañera recobraba su color. La bañera se llena de nuevo de agua y de espuma. Nos sentamos, ella entre mis piernas y yo, apoyando mis brazos en las suyas, la acariciaba y seguía enjabonando, muy lentamente, repasando sus formas, sus texturas, sus emociones....
Próxima estación : Azul.
jAvier.

Buenos aires y abanicos varios.

Buenos aires y abanicos varios.

La mejor forma de leer este artículo es al ritmo de la " Marcha del abanico" interpretada por la Orquesta de la Guardia Real
Historia.
Aunque existían elementos para "airearse" el abanico de cierre y varillas se remonta apenas a 5 siglos atrás. Existían elementos simples, como el conocido paipai de una solo hoja rígida con un mango o empuñadura, y de gran variedad en formas y tamaños.
Los grandes "viajeros" lo trajeron a Portugal, España e Italia (cuna de los mayores descubridores del planeta). Aunque según recientes estudios se cree que los primeros abanicos plegables fueron introducidos en Europa por los Jesuítas, (para que luego digan que la iglesia no es innovadora).

Su época de máximo esplendor fué durante los reinados de Luis XIV y Luis XV, en donde eran complemento indispensable en el vestuario de una gran señora, como hoy en día claro, por que a ver ¿Qué mujer no cuenta con un abanico que luce graciosa en ocasioens especiales?.

En la actualidad, el abanico ha pasado un mero complemento, muy poco utilizado, menos en las regiones cálidas donde es indispensable...
Y para terminar, deciros que las partes del abanico son, a saber:
1. La varillas. Son las tiras rectangulares de material diverso (caña, bambú, plástico ...) todas iguales entre sí (de ancho y de largo), y perforadas por igual en uno de sus extremos. Dentro de las varillas contaremos también los Padrones:
Los padrones, son el escudo que protege al abanico y sus varillas del desgaste y los golpes cuando el abanico está cerrado. Estos padrones suelen ser más gruesos que la varillas y de un material más resistente como el marfil, carey, nácar, etc. El clavillo ya no se remacha sobre las varillas sino sobre estos nuevos soportes o "protectores": los padrones.

2. El clavillo. Es el clavo o elemento de que une las varillas (engarzándolas por su extremo perforado) de un extremo a otro con una cabeza por un lado y que se remacha por el extremo de salida para evitar que se salgan las varillas. Esto permite el giro de las varillas sobre este eje.

3. País. El país o paisaje es la tela (papel o cualquier otro material) que hace de membrana de unión de las varillas entre sí. Se le hacen el doble de pliegues menos uno que el número de varillas tenga el abanico, haciendo dobleces alternativamente entrantes y salientes para que el abanico pueda plegarse y estirarse perfectamente. El espacio de "membrana" entre dos dobleces debe ser impar (es decir el doble de varillas menos uno). El motivo de este "país" o membrana es de lo más diverso, pudiendo ser hasta un bordado de telas y encajes.

Se pueden relatar cientos de casos en la historia en las que aparece el abanico, este tuvo su gran época de esplendor como vehículo de un lenguaje invisible y cifrado con el que se podían expresar sentimientos e incluso se podían pasar contraseñas con la más variada finalidad. Aunque existe una compleja terminología, conocida como campiología para estudiar el lenguaje del abanico en función de la orientación del abanico y la forma de sujetarlo, os voy a dar unas nociones básicas de cómo usarlo, que nunca se sabe a quién vamos a tener en frente y de paso nos enterearemos de lo que dicen con él en las bodas, y demás eventos, más de una lista que se cree que no nos coscamos.

1. Abanicarse rápidamente. Te amo con intensidad.
2. Abanicarse lentamente. Abanicarse de forma pausada, significa soy una señora casada y me eres indiferente. También si se abre y cierra muy despacio significa esto.
3. Cerrar despacio. Este cierre significa un "Sí". Si se abre y cierra rápidamente significa, ", Cuidado, estoy comprometida.
4. Cerrar rápido. Cerrarlo de forma rápida y airada significa un "No".
5. Caer abanico. Dejar caer el abanico significa: te pertenezco.
6. Levantar los cabellos. Si levanta los cabellos o se mueve el flequillo con el abanico significa que piensa en ti, que no te olvida.
7. Contar varillas. Si cuenta la varillas del abanico o pasa los dedos por ellas quiere decir que quiere hablar con nosotros.
8. Cubrirse del sol. Significa que eres feo, que no la gustas.
9. Apoyarlo sobre la mejilla. Si es sobre la mejilla derecha significa "Si". Sobre la mejilla izquierda es "No".
10. Prestar el abanico. Si presta el abanico a su acompañante, malos presagios. Si se lo da a su madre, quiere decir "Te despido, se acabó".
11. Dar un golpe. Un golpe con el abanico sobre un objeto, significa impaciencia.
12. Sujetar con las dos manos. Si sujeta el abanico abierto con las dos manos, significa "es mejor que me olvides".
14. Cubrirse los ojos. Con el abanico abierto, significa "Te quiero". Si nos cubre el rostro puede significar "Cuidado, nos vigilan.
15. Pasarlo por los ojos. Si se pasa el abanico por los ojos significa, Lo siento. Si cierra el abanico tocándose los ojos quiere decir, "Cuando te puedo ver".
16. Abrir abanico y mostrarlo. Significa, "Puedes esperarme".
17. Cubrir la cara. Cubrir la cara con el abanico abierto, significa: Sígueme cuando me vaya.
18. A medio abrir. Apoyar el abanico a medio abrir sobre los labios quiere decir "Puede besarme".
19. Apoyar los labios. Si apoya los labios sobre el abanico o sus padrones, significa desconfianza, "No me fío".>
20. Pasarlo por la mejilla. Significa, "Soy casada".
21. Deslizarlo sobre los ojos. Significa: "Vete, por favor".
22. Mano izquierda. Llevarlo en la mano izquierda quiere decir: "Deseo conocerte". Moverlo con la mano izquierda significa: "Nos observan".
23. Mano derecha. Llevarlo o moverlo con la mano derecha, significa: "Amo a otro".
24. Pasarlo de una mano a otra. Significa, "Estás flirteando con otra" o "Eres un atrevido".
25. Girar con la mano derecha. Significa: "No me gustas".
26. Tocar la palma de la mano. Quiere decir: "Estoy pensando si te quiero".
27. Sobre el corazón. Apoyar el abanico abierto sobre el corazón o el pecho, quiere decir: "Te amo" o "Sufro por tu amor".
28. Darse en la mano izquierda. Darse un golpe con el abanico cerrado en la mano izquierda significa "Ámame".
29. Mirar dibujos. Mirar los dibujos del abanico, quiere decir: "Me gustas mucho".
30. Bajarlo a la altura del pecho. Significa: "Podemos ser amigos". También dejarlo colgado, quiere decir "Seremos amigos".
31. Cerrarlo sobre la mano izquierda. Quiere decir: "Me casaré contigo".
32. Saldré. Ponerse en el balcón con el abanico abierto o salir al balcón abanicándose. También entrar en el salón abanicándose.
33. No saldré. Dejarse el abanico cerrado en el balcón, salir al balcón con el abanico cerrado, o entrar en el salón con el abanico cerrado.
34. Arrojar el abanico. Quiere decir: "Te odio". o "Adiós, se acabó".
35. Presentarlo cerrado. Significa: "¿ Me quieres ?".
36. Sobre la oreja. La izquierda "Déjame en paz no quiero saber nada de ti". La derecha "No reveles nuestro secreto".
37. Contar o abrir cierto número de varillas. La hora para quedar en una cita, en función del número de varillas abiertas o "tocadas".

Ea, niñas, a hacerse aire.

14 de febrero

Dedicado al Corte Inglés, que tanto hace por nuestros amores.
Pa decirte que te quiero
te regalo este poema,
porque es que tengo el problema
de andar corto de dinero.
Pero sé que tú, mi vida,
con tu corazón amante,
como si fuera un diamante
lo aceptarás conmovida.
Con movida… porque esperas
menos verbo y más parné,
pero te dedicaré
estas palabras sinceras:
Chiquilla, me tienes loco,
estás que quitas el hipo,
pero no por tu buen tipo
¡que das susto como el coco!
Pero a mí eso me da igual,
lo que importa es lo de dentro,
y si tú eres un encuentro
entre humano y animal
no voy a fijarme en eso,
ni en que bizquees tampoco,
ni en que te laves tan poco
que siempre huelas a queso;
ni en que te cuelguen las tetas,
gracias no tengas ninguna,
que serías la vacuna
a la lujuria en porretas.
Aunque vomitar me hagas
cuando te voy a besar,
y se puedan proyectar
películas en tus bragas;
te quiero con tus defectos,
chilles como una olla express,
calces un cuarenta y tres
y te pedas con efecto.
Aunque tengas almorranas,
ojeras, granos, verrugas,
mollas, morreras, arrugas
y sudes a palanganas;
y se te caiga a puñaos
el pelo cuando te peinas….
para mí tú eres, mi reina
¡la que corta el bacalao!
* * * Oz ®

Esto no es serio, oiga, esto no es serio...

Esto no es serio, oiga, esto no es serio...

Queridos amigos y amigas, me dispongo a contaros algo que, por lo menos a mi, me causa profunda estupefacción y algo de inquietud. No es raro, os comunico que soy de natural inquieto. Un ser humano de esos que se empeñan el entender el porqué de las cosas, como si las cosas tuvieran porqués, y no explicaciones que, de momento nos convencen pero que a la larga, muy dentro de nosotros sabemos que cuando mucho, vamos, haciendo ya un exceso, no son más que maneras de tranquilizarnos de forma momentánea. Como decía un amigo mio: Todo entretiene...
A mi, fíjense ustedes por donde, me preocupa mucho la cosa de la nutrición. Del alimento. De la comida, vaya. Debe ser a fuerzas de haber oido a mi abuela toda la vida diciendo aquello de: Somos lo que comemos. Como me dió por entretenerme con ese tema e incluso, he dedicado a ello gran parte de mi tiempo, suelo estar algo al tanto de las cosas que en materia de investigación alimentaria nos van contando. O sea, que soy una "enterá". Bueno, pues ni enterá ni nada de nada. En este momento no me siento capacitada para recomendar ningún tipo de alimento, por miedo a que, pasado mañana me demuestren, con pruebas feacientes que el tal alimento no es alimenticio, no, que es un veneno malísimo y que debe ser desterrado de nuestra dieta inmediatamente a riesgo de que nos salga otra nariz, no en la cara si no en una axila, (lo cual debe ser molestísimo).
Veamos...durante los últimos años se nos ha enseñado que los alimentos que contenían ácidos omega6 eran buenísimos para contrarrestar, por su alto contenido de colesterol beneficioso, el colesterol malo que a su vez contenían otros alimentos, que, por cierto, estaban todos buenísimos, los malos, claro. Por ejemplo, nadie que conociera o supusiera conocer lo que estaba comiendo se metía entre pecho y espalda con tranquilidad una paletilla de cordero...Huy, eso tiene una cantidad de colesterol...Los huevos eran mirados con cierto reparo, rompías la cáscara y ya te estabas imaginando la yema taponándote las arterias como si fuera engrudo. El jamón, ese de cerdo, tan rico, otro veneno, lo que te digo Maripili, nada, nada, ni se te ocurra comerlo más que una vez al mes y eso en luna llena que he leído en Integraldelamuerte que la luna llena por la cosa de los movimientos de las mareas marítimas playeras, hace que las arterias se dilaten y que la sangre sea menos gorda...Lo que es buenísimo me han dicho Maripili, que es, la caballa, la sardina, el salmón y los pescados azules, de esos grasos, que esa grasa es como tres en uno para la cosa de las obstruccíones de las cañerías. Ah, y las nueces. Tú come muchas nueces, Maripili, que son buenísimas no sé exactamente para qué, pero que son muy buenas. No me digan, señores y señoras, que no han oido una conversación de ese tipo en los últimos años.
Pues...donde dije digo, digo Diego y ahora nos cuentan que, los ácidos omega6 producen cáncer de mama, comprobao, ¿en dónde?, en ratonas, oiga, en ratonas. Que les han dado a las animalitas sardinas a porrillo y se les ha puesto la mama como el tambor de granaderos y han muerto entre estertores, bascas, y despedida de sus hijitos que ahora se quedan huérfanos y a cargo del ratón padre, que ya sabe usted qué desgracia son los padres ratones, un drama.
Total que...¿ahora qué hago?, ¿qué como?, usted fíjese que las verduras y las frutas llevan pesticidas a porrillo, que las maduran con productos químicos, que la carne de vacuno, si no es de vaca loca es de vaca engordada a base de porquerías, que los cereales, oiga, los cereales, son de esos transgénicos, como la oveja Dolly, que los boquerones en vinagre llevan dentro gusanos microscópicos que nos llegaran a los mismos sesos, subiendo, subiendo. Que la leche y los yogures salen ya no de las vacas locas, que ahora salen de grifos en las paredes de las fábricas. Que los aceites a la que los recalentamos, se ve que los posos dan cáncer, de dónde, no lo sé, pero que dan cáncer. Y fíjese usted, doña Rosita, que la soja esa que yo tomaba para los sofocos me han dicho también que es como lo de la Dolly y que cualquier día amanezco balando. Y , ¿qué me dice usted de dejar media cebolla en la nevera impunemente?, pues que creo que es un veneno como para acabar con un ejército. ¿El tomate?, da ácido úrico, quite, quite. No, si van a tener suerte los del tercer mundo, esos tan delgaditos que, no comen los pobres de nada y se mueren ellos tan sanísimos. Y no se queje usted doña Rosita de su mísera pensión de viuda que gracias a eso, a que come usted alpiste, está usted tan rozagante y tan ligera. Ah, y no beba leche de esa que le dan los de Cáritas de la parroquia, que el calcio a su edad ya no se va a los huesos y va a hacer usted piedras en el riñón como los escombros de los del barrio del Carmelo...Aquí me tiene que llevo dos días sin comer, es más sin beber ni agua, que me dijo un herboristero, el de al lado del mercado, que no es verdad eso de que hay que beber mucha agua, que en la orina se van todos los minerales del cuerpo, y que además en el agua del grifo han puesto hasta arsénico, fíjese usted, arsénico, si no me extraña que haya tantas cosas raras como hay ahora doña Rosita, que antes mis abuelos mismos, se murieron los dos a los 30 pero de un bombardeo, de no ser por las bombas lo mismo estaban todavía aquí...
Y...qué miedo eso de la fiebre del pollo, por cierto, el pollo, que no se le ocurra comer la piel, que a los hombres le salen hasta pechos, que eso es lo que le pasó a la Bibi Andersen y mire qué domingas. La niña de mi vecina la Jessi, me ha buscado en el internés y me ha dicho que como tengo el grupo sanguíneo sero positivo, que no coma coles de bruselas ni alcaparras, que, por lo visto se ha descubierto que hay comidas que no son para todas las sangres lo mismo. Y yo comiendo de todo, oiga, sin enterarme.
A lo que voy, señoras y señores es a que, estoy llegando después de largos años de estudio sobre el tema a que no tenemos ni la más mínima idea de nada, y que, de lo que se trata, con la forma de dar las noticias y más las que se refieren a temas que afectan la salud es a crear angustia. Ah, pero yo sé por qué lo hacen, ¿eh?, que mi monitora de yoga me ha dicho que, por culpa de la angustia se bloquea un chacra que hay ahí, abajo, en el pepe, en sus partes y que si ese chacra se bloquea, al que le pasa, que se dedica a comprar de todo de forma compulsiva y que lo que quieren hacer es que consumamos como locos, como en el libro aquél de Un mundo feliz, de Aldous Huxley, que se ve que era como Verne, un profeta el payo.
Amigos y amigas, gracias por su atención. Quedo de ustedes suya affma. Sean ustedes buenos y temerosos de Dios, sobre todo temerosos.

Fútbol, y deporte de verdad.

Fútbol, y deporte de verdad.

Me confieso seguidor de los deportes minoritarios y un damnificado del omnipotente fútbol que todo lo arrasa. A mí se me pasan los ratos ingrávidos viendo a los gimnastas dar sus volteretas, y hago cábalas acerca de cuál lo hace mejor para mi gusto y si están o no los jueces acertados en sus puntuaciones. La alegría del que bate un récord de algo me parece más limpia que la del futbolista que mete un gol por el escandaloso precio de varios millones. No hay más que ver la mirada de la nadadora tras conseguir su medalla y compararla con la del pegapatadas que sabe que, gracias a esa jugada que acaba de hacer, su mujer, su topmodel, podrá comprarse otro bmw para ir a buscar al niño al cole. Millones y millones de deportistas de sofá regüeldan sus cervezas, sudan, sufren, gritan, insultan y devoran toneladas de ganchichos embrutecidos con los avatares más mediáticos que deportivos de sus ídolos del balompié. Un espectáculo que permite a cada cual seguir en sus trece. El fútbol se distingue por no saberse nunca quién es mejor ni quién vale más. Fijaos bien. Así, permite fijaciones personales, adscripciones partidistas. Uno puede nacer siendo del Madrid o de Barça y morir sin haber tenido nunca la convicción de que hay un equipo mejor. Cuando un equipo pierde siempre es por alguna buena razón y esa derrota no significa nada. ¿Conocéis muchos aficionados al fútbol que hayan sido de un equipo y luego de otro, e incluso de un tercero? No. El fútbol es un deporte irracional. El fútbol tiene la más pequeña cantidad de deporte que pueda tener un deporte. Son otros los ingredientes que le hacen espectáculo de masas, no lo meramente deportivo. Sí, yo soy deportista, y por eso no me gusta el fútbol. Fui un par de veces y quedé asustado. Todo eran insultos, gritos, menosprecios. Si yo soy árbitro y un espectador me grita lo que les suelen gritar, subo a la grada y me lío a mamporros. Me alucinaba sentado en el graderío al ver que casi no podía respirar por el humo del tabaco ¡y eso en un estadio al aire libre! ¿Llamamos deporte a eso? ¿No está prohibido fumar en recintos deportivos? No, no, a mí me gusta el deporte, o sea: los deportes minoritarios. Aparte de "el mío" de toda la vida, que es el atletismo, disfruto viendo por la tele cuando en fechas señaladas echan gimnasia, remo, halterofilia, yudo, grecorromana, jóquey. Y buena culpa de este estado de cosas lo tienen los periodistas, que le dan mil vueltas a cualquier pequeñez futbolística antes que hablar de otros deportes que no venden. Y también tiene buena culpa el que se pueda hablar de fútbol sin entender. Cualquiera puede opinar sobre fútbol y no hay forma de rebatirlo, es cuestión de gustos, y no de ciencia. Para hablar de otros deportes hay que saber, hay que entenderlos, hay que haberlos estudiado, lo del fútbol es más bien ósmosis. A mí me gusta ir a ver las carreras de campo a través que se hacen por aquí cerca, o ir a las competiciones de atletismo de niños ¡eso sí es entretenido y sano! Lamentablemente un niño puede quedar campeón de su comunidad en carreras de vallas y no ha ido a verlo ni su abuelo, en cambio si juega en el equipo del bar Pepe contra el Orejilla FC, fletan un autobús y se desplaza a presenciarlo medio barrio. Hay cosas que no entenderé nunca. Sólo me alegra tener la convicción de que ninguno de esos millonarios del deporte rey tiene, ni tendrá nunca, la sonrisa de Gebreselassie después de perder su título olímpico.

Otras razones para preferir el atletismo al fútbol

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El Palacio de Benamear

El Palacio de Benamear

El misterio del Palacio de Benamear

Era mayo por la noche, el ambiente destilaba sus buenos 25 grados provocando en el personal una euforia especial que hacia prever momentos que uno intuía podrían pasar a la historia.

Y la historia que voy a narrar creo quedará por siempre en los anales (nunca mejor dicho) pues desvela uno de los últimos misterios sin resolver que el género masculino aun conservaba sobre el ignoto mundo de las féminas.

Me refiero al hasta ahora insondable misterio del ¿Por qué en las fiestas las mujeres van al aseo en cuadrillas mas bien abigarradas?. Este misterio me ha tenido intrigado los últimos 30 años; habiendo elaborado sobre él las mas absurdas y extravagantes teorías, algunas de las cuales resumo solo para dejar constancia de mi estulticia:

1. Van juntas al aseo porque esos lugares son tan espaciosos y enormes que hay peligro de que alguna se pierda en sus intrincados recovecos.

2. A veces el suelo del lugar está tan guarro y además carente de perchas de las que colgar sus bolsos, abrigos, aditamentos varios del vestido que llevan, etc, que necesitan de alguna mano amiga que haga la función de “sujétame esto”.

3. La mas estrafalaria de todas mis teorías era que las mujeres debían de tener una variedad inmensa de formas de hacer sus actividades mingitorias y similares, lo que provocaba unas ansias desmedidas por averiguar como lo hacia esta o aquella y de paso aprender nuevas técnicas, manteniéndose así vivo el gran acervo mingitorio que yo presuponía.

4. En esta otra teoría prima la labor de colaboración para resolver el problema del papel higiénico. Yo imaginaba a la deponente con sus manos ocupadas intentando mantener alzada la falda y por tanto imposibilitada de seccionar en trozos manejables el papel higiénico, así que la acompañante hacía la labor de ir dándole trozos del mentado papel sin que la deponente se viese en la tesitura de no saber que hacer con la falda.

5. Del resto de teorías que había elaborado con el paso de los años mejor ni hablar, pues mi prestigio quedaría mas deslustrado de lo que ya está.

Debo manifestar, antes de continuar con el relato y para que el lector se vaya situando en el lugar debido, que ninguna de las mencionadas teorías se compadece lo mas mínimo con la deslumbrante realidad que descubrí esa noche, tan deslumbrante e impactante que me supuso un giro copernicano en mis concepciones. No llegué a caerme del caballo como le pasó a Pablo de Tarso camino de Damasco porque no tenía caballo, pues en caso contrario puedo afirmar que mi caída hubiese sido igual o mas aparatosa que aquella.

Comienza el relato fiel y detallado de mi expedición de descubrimiento seguramente igual o mas trascendental creo yo que las que Livingstone, Burton y Speke realizaron a la búsqueda de las fuentes del Nilo, aunque ellos ni lo sabían.

Me hallaba yo en una Gran celebración (Kedada) convocada para los feligreses de la congregación del Canal de Chat #Mas_de_30_Murcia ubicado en la subred del operador Ya.com por la oficiante Hermione, cuando ocurrió el memorable hecho.

La llamada fase del ágape se concelebró en la terraza de un bar de tapas a pocos pasos (o eran zancadas, ya no se) de la playa, bajo una cubierta de lona modernista y coquetona que daba cobertura antirelente a los tapeantes.

Conforme se iban destapando las tapas que nos tenían preparadas, el personal iba dando cumplida cuenta de todas ellas. Una vez zanjado el trabajo con la última tapa y antes del postre, observo que una dama concurrente al acto se levanta dándole a su vecina concisas y claras explicaciones del lugar a donde va y el motivo que la lleva allí. Inmediatamente se corre la voz de que la recién alzada va nada mas y nada menos que al Palacio de Benamear, provocando de inmediato un agitado revoloteo entre el resto de damas próximas que se alzan a la voz del “¡Oye te acompaño!”.

Este primer aspecto del misterio que tratamos es harto curioso, por la intrincada labor de sincronización que se requiere para simultanear la necesidad en tantas damas. De lo observado deduzco que se trata de una evidente “Necesidad inducida”, o probablemente es que realmente todas tenían “las ganas hechas” pero se les había olvidado, actuando la alzada de la primera dama solo como recordatorio. No obstante, es probable que otros con mas conocimientos que yo establezcan una relación entre este fenómeno y el llamado “Efecto llamada” típico de las aves, que se manifiesta cuando una alza el vuelo y sale la bandada en pos de la iniciadora de forma inmediata y en formación cerrada.

Yo, al ver que la bandada de damas alzaba el vuelo, me levanté y les pregunté si me dejarían asistir con ellas al acontecimiento para aclarar por fin el misterio. Ellas, con una generosidad abrumadora rayana en la esplendidez consintieron y las acompañé, tomando mentalmente notas de todo lo que ocurría.

Como resultado de este estudio ya podemos decir que las damas no acuden realmente al aseo, sino a un Centro de servicios polivalente y multifuncional donde el servicio de “servicio” es precisamente el menos importante. El conjunto de servicios, prestaciones y funcionalidades del que hacen uso en estos desplazamientos comunales se pueden tipificar y resumir del siguiente modo::

Centro de información y documentación: las damas se proporcionan entre si información sobre la competencia, sobre antecedentes, sobre historiales, en fin sobre cualquier dato por mas irrelevante que sea y que pueda tener interés.

- Mary ¿sabias que Pepe estuvo anoche con Encarna en el Palmer? y no estaban precisamente a dos metros de distancia, una me dijo que a él lo vio muy enpalmerado.

- ¿Habéis oído lo de Luciano con Paloma?. ¿no?, pues mirad, resulta que Paloma como sabéis estaba con Antonio ..............

- Pues si chica, esa que hay junto a Luis es la ex de Felipe que estuvo de pareja de Juan y luego le puso los cuernos con Antonio antes de liarse con Mariano y todo eso sin dejar de verse con Fernando.

Centro de coordinación y planificación estratégica: se comunica a las acompañantes las intenciones que cada una tiene para lo que resta de noche y parte de la semana, con el fin de no pisarse entre ellas y con la esperanza de recibir algún retazo de información que sea de interés para poner en marcha las estrategias que ya tienen esbozadas.

- ¿Chica tu estas por Cesar?......... ¿No? ¡ay! Menos mal, porque entonces voy a probar a ver que sale.

- Pues yo no le quito ojo a Federico, pero el ni se entera, tendré que darle un toque de efecto y a ver si lo agarro en un agarrao.

Centro de información para la defensa: la dama que ve atacadas sus posiciones, aprovecha la visita para recabar datos que le permitan diseñar una táctica defensiva con posibilidades de éxito, o para pedir a alguna mas experta que ella en tácticas defensivas que le elabore un buen plan.

- ¿Has visto como Rosa esta insinuándose a Félix, no lo quita ojos de encima?, y no se que hacer si arañarla o...........

- Mira chica lo mejor es que te pongas entre ella y él y le pongas a la Rosa esa los dientes largos haciendo de las tuyas.......

Centro de reaprovisionamiento. Todas las damas acuden al Palacio de Benamear cargadas con la parafernalia necesaria para la puesta a punto. Pero dado que los bolsos que utilizan varían en su capacidad de carga, no todas llevan todo lo necesario, y se produce el fenómeno del reaprovisionamiento siempre en base al viejo sistema del trueque, yo te dejo un pintalabios y tu me das un salva slip (que por cierto no se porqué no lo llaman salva bragas), otra presta sombra de ojos, y otra se aprovecha de los bastimentos que las demás acarrean sin aportar nada:

- ¡Chica¡ este bolso es tan pequeño que no me cabe ni un pintalabios.

Centro de evaluación y calificación del personal masculino: una de las tareas a las que se dedican con mas fruición es la de evaluar a algunos (no todos) de los hombres presentes en el evento, en este proceso el sistema de puntuación que utilizan en las calificaciones que dan a cada uno es de lo mas ocurrente que se haya podido oír nunca.

- ¿Os habéis fijado en Carlos?, está de vicio, ese tiene dos polvos de los buenos

- Pues anda que el Nacho no está bueno ni nada el tío, ese si que tiene tres polvos de los de cine.

Desde que descubrí este hecho, le estoy dando vueltas a la cabeza para ver de darle un nombre a esta escala, si la que mide los terremotos se llama escala de Ritcher lo más que se me ocurre es que esta se llamase Escala sicalíptica.

Centro de moda y feria de muestras: una parte significativa del tiempo que permanecen en el lugar lo dedican a comentar animadamente sus ultimas adquisiciones en prendas de vestir incluidas las de interior y lo que es mas interesante a enseñarlas con el fin de demostrar que les están como anillo al dedo.

- Chica ¿has visto que sujetador compré ayer?, lo vi al pasar por Judy’s y no me pude resistir”......... la otra le enseña su ultimo modelo de bragas etc.

Centro de puesta a punto. Aprovechan el evento para ajustarse el equipo, dándole al escote su justo tamaño, colocando el sujetador en su sitio adecuado, alisándose la falda y colocándola a la altura debida, haciendo que los pantalones queden como se espera que deben de quedar; y lo mas importante, el retoque del maquillaje, fase esta que requiere una gran concentración, pero su habilidad es tal que pueden estar haciendo cualesquiera de las otras tareas mientras manejan con soltura el utillaje de puesta a punto facial.
Las amigas asistentes revisan el trabajo y avisan de los desajustes que observan para que vuelva a retocar el retoque.

Centro de estimulación y reafirmación psicológica: Esta fase es la fundamental, una vez terminadas todas las tareas programadas en la visita al lugar, y antes de partir de nuevo a la “guerra” todas se dicen a todas lo guapas que van de forma que esta fase de reafirmación les hace salir radiantes y listas para lo que venga.

- ¡Ay chica! pues estas monísima, vamos.

Y esto es todo que no es poco.

Agradecimientos: para las simpáticas y bellas damas que me permitieron recopilar la información básica para este estudio, Lady Astral , Lady Galadriel, Lady Loira43 y Lady ddiana.

(Orel, 18 de junio de 2003)
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Orel
Antonio Javier Vicente Gil
Para ligar puedes llamarme al: 699 993 150

Cascó la vecina de arriba, nació Mariana ilegalmente, Linda caga mirándome a los ojos, y todo ello guarda relación. ¡Cáscatela Campanal!

Cascó la vecina de arriba, nació Mariana ilegalmente, Linda caga mirándome a los ojos, y todo ello guarda relación.  ¡Cáscatela Campanal!

Sí, la vecina de arriba cascó repentinamente, se puso pocha, llamaron a urgencias y ya cuando la metían en la ambulancia se dieron cuenta de que palmaba y la volvieron a sacar, de donde resulta que la palmó en el zaguán de casa. Yo no la conocía, pero por el retrato que han puesto desde luego que no vivía aquí porque aquí todas las viejas son más viejas que la finada, y eso que era octogenaria. A Linda no le gustaba, eso seguro. A Linda las viejas no le gustan, se ve que les huele las miserias y se atufa y espanta, cosa que no le sucede con los viejos. Las hembras, dígase lo que se diga, tienen peor declinar que los varones y se ajan de manera más estrepitosa. Linda se acerca medio confiada a los viejos porque no se espera mal de ellos, pero a las viejas las mira con algo de resquemor, por algo será. La abuela esta que cascó lo hizo con todos los papeles en regla, partida de nacimiento, fe de bautismo, deeneí, título de la propiedad inmobiliaria del piso y de cuatro fanegas de pino bajo y matorral que tenía por la provincia de Soria, cartilla del seguro, pensión de vejez y de viudedad; lo que se dice todo, sólo le faltaba el certificado de defunción y se lo dieron en un pispás. ¡Y si hace falta se muere por triplicado! Si hasta la dejaron despenarse en el portal para evitarse papeleos dejándola morirse en la ambulancia. Que no sabe usted lo jodido que es que se le muera a uno alguien en la ambulancia, porque está prohibido transportar cadáveres en ellas, y porque te abren expediente a ver por qué se te ha muerto y si lo has cuidado bien, y te ves delante del juez instructor que te vuelve loco. Y luego hay que limpiar la ambulancia de arriba abajo frotando con jabón de marsella y un cepillito de dientes hasta dejarla como los chorros del oro. ¡Y no exagero un pelo, eh!
-No, no, ya lo suponemos, como no es usted andaluz, qué va a exagerar.
-Por eso.
En cambio Mariana nació sin ningún papel, ni ella ni sus padres, que entraron en el solar patrio ilegalmente y aquí la engendraron. De resultas de haber comprado unos condones que vendía un negro muy baratos encima de una manta y que salieron chungos. Padres ilegales, condones ilegales e hija ilegal. Sin más papeles que las toallitas esas que se gastan ahora para limpiarles el culo a los nenes, que ni les deja escociditos ni nada.
-Allá en la manigua les limpiábamos el culito a los nenes con una hoja de tabaco bien limpica, que la oló se ve que espanta las niguas y los jejenes, pero las toallicas estas, caballero, ya son cosa del primer mundo, oiga.
-No, si le creo, le creo, esto del orden de los mundos se nota mucho más en las diferencias en el uso del papel higiénico y los retretes. Vamos, en eso y en la democracia.
Mariana no tiene ni un papel que llevarse al nombre y los apellidos, en cambio a la vieja la enterraron en papeles, incluyendo la esquela en el periódico, y los sueltos que pegan en las tiendas del barrio para aviso del vecindario.
-Ay, la señá fulana, fíjese, pero si el otro día la vi ir a comprar el pan tan pincha ella.
Hasta Linda tiene más papeles que Mariana. Linda tiene su licencia perruna colgada del collar. Linda es una perra informatizada, lleva un microchip inserto en los pliegues del cuello, yo se lo noto cuando la rasco, como un bultito. Con ese microchip la pueden seguir por GPS los del ayuntamiento por si se desmanda, y saben si está olisqueando el alcorque del primer plátano según se entra al parque a mano izquierda, o si anda triscando montaraz por los jardincillos con Rex y Morgan. Cualquier día nos insertan a los humanos el microchip y ya no hacen falta papeles y nos tienen a todos controlados. Así no se darían ilegalidades como las de Mariana y sus padres. La policía miraría el mapa de la piel de toro y vería tres puntitos rojos a ocho mil kilómetros de su procedencia legal y ¡zas! la larga mano de la ley caería sobre ellos. Cualquier día. A Linda todo esto se le da una higa, la deja indiferente. Linda me mira a los ojos mientras caga sin ningún pudor, animalico, tan feliz ella, y entonces me doy cuenta de cuánto complicamos la naturaleza sencilla de las cosas. Linda hace su montoncito en el césped, su chaquito en la esquina, y menea el rabito satisfecha, y no necesita de papeles ni para limpiarse el culo. ¡Es lo que tienen los perros, que no se manchan el ojo el culo porque se les sale como un cachito que luego se les mete! ¡Ya podíamos los humanos tener un mecanismo así, no habríamos talado medio Amazonas para limpiarnos la porquería con él! Luego en casa se toma su cuenco de pienso y viene a tumbarse a nuestro lado mientras cenamos. De repente levanta el cuello y regüelda sonoramente; alu y yo nos miramos y nos echamos a reír. ¡Que aproveche, Linda! Pero ella no se da cuenta de lo improcedente de su conducta, como Mariana, que llega y nace donde la madre asienta y sin mayores miramientos ni pólizas. La vieja seguro que se murió de una enfermedad antigua; ahora el personal casca de cosas modernas: fallo cardiaco ¡fibrila, fibrila, exclama el personal sanitario!; de una crisis hiperglucémica; de síndrome respiratorio agudo... Pero esta vieja seguro que ha muerto de una alferecía, un cólico miserere o un patatús. Sí, para mí que de un patatús, se ve que no estaba en la onda. Podrían darle su chip a Mariana ¿no?

Mi cuñada. La anticristo

Mi cuñada. La anticristo

Queridos y queridas, lo prometido es deuda. Quienes me leen se habrán percatado de que en uno de mis artículos aparecía un personaje a la que llamé La anticristo. Este nombre no está dado al azar, de ninguna manera, creédme, tiene una razón de ser muy concreta y facilmente demostrable con pruebas feacientes. Paso a narraros la historia.
Una servidora de ustedesvosotros, conoció un día, ya lejano, en la calle, como aquél que dice, en realidad fué en un bar infecto de la zona de Moncloa en Madrid, a un sujeto que, mire usted por dónde, le cayó en gracia. Servidora se fué enamorando, el sujeto también de servidora y se estableció una preciosa relación con sonido de fondo de violines, cupidos volanderos y diabetes asegurada. El tiempo fué pasando, como por otra parte tiene por costumbre y una un día, al poder articular una frase completa, ya se sabe que el amor hace que los primeros meses se emitan solamente balbuceos del tipo de: oh, ah, si, amol, cariño mio, mi vida, tesoro, me estás pisando amol, etc, etc...pues al recobrar el habla se me ocurrió preguntarle a mi vidita: ¿Tú eres hospiciano?, le dije entre beso y beso, y él, saliendo de su romántico marasmo me contestó: No pichulina, tengo papá, mamá y una hermana más mayor que yo...
Si en ese momento mi mente no hubiera estado sumida en el piélago de la pasión y hubiera tenido uno de mis famosos pálpitos, hubiese sido el momento de, después de abrocharme la blusa, agarrar el bolso y decir aquello tan contundente de: ahí te quedas mundo amargo, que te den mucha morcilla. Pero...ay, pero. Servidora no razonaba de forma habitual. Las endorfinas me tenían embotada la psíque y pasé por alto la información como algo normalísimo, papá, mamá, la hermanita grande, qué bonita familia tenía mi pichoncito...
Pasaron los meses, pasaron muchísimos trenes, pasaron dos años y llegó el momento de conocer a las familias respectivas. Con los correspondientes nervios, igualito que antes de un examen, se visitaron los hogares respectivos. Al principio algo tensos, luego ya con más confianza y ya en ese estado más relajado del ánimo, comencé a darme cuenta de que la hermanita mayor de mi vidita adorada, no me tenía ni la más mínima simpatía. Ella, la pobre, tenía un trauma desde la niñez y odiaba a su hermano, típico complejo fraterno de hermana tonta con hermano pequeño listo, hermana fea con hermano pequeño guapo y hermana bajita con hermano pequeño más alto desde la cuna, es decir, tenía un trauma muy completo y además ya antiguo.
En esas circunstancias no faltaba más que encima el hermano odiado apareciera ante la familia, su familia, con una joven alta, simpática, sobradamente preparada y listísima (estoy haciendo un cursillo de: quiérete a ti misma en 10 lecciones, lo imparte CEAC, otro día os hablaré del sistema en cuestión).
Su primera frase al conocerme fué: Hola, tú eres la imbécil que sale con el idiota de mi hermano, ¿no?. A mi la sonrisa se me congeló en los labios, pero, como soy tremendamente positiva pensé, a esta bajita me la gano yo. Craso error. No contaba con información suficiente, claro, no sabía que estaba luchando con fuerzas malignas del más allá, con las que no vale otra cosa que el agua bendita, la oración y un boleto de avión a Papúa Nueva Guinea...contri más lejos mejor, que decía mi abuela.
Traté de agradarla, de hacerme su amiga, de comentarle mis problemas y el efecto fué totalmente contraproducente. Cuanto más me esforzaba yo en quererla más me aborrecía ella. Si me veía recién salida de la peluquería, su comentario era: ¿En qué enchufe has metido los dedos, hija?. Si estrenaba alguna prenda de ropa, me espetaba enseguida: ¿Tú te vistes en alguna sastrería militar?. Si me compraba unos zapatos: Menos mal que te has quitado las zapatillas esas que tenían agujeros para ventilación en los dedos gordos, por cierto, ¿cómo has hecho para ponerte cáscaras de mejillones en las uñas de los dedos gordos de los pies?, no quedan bien...
En fín, mi vida comenzó a ser un erial. Mi novio y sus padres me decían que no tomara en cuenta las tontunas que decía la primogénita de la familia, que ya se sabía que Rosamari era "especial" y que a ver si encontraba novio y se le pasaban las ´"manías". A esas alturas, Rosamari, la anticristo, tenía 30 años y no había conocido varón ni daba trazas de hacerlo en breve.
Llegó el día en que mi pichoncito y yo decidimos unirnos como pareja ante Dios y ante los hombres y en las fotos de la boda, curiosamente, aparece la Anticristo delante nuestro, de la pareja, en todas las fotos, en absolutamente todas, ahí enmedio, con una sonrisa en la que se intuyen los colmillos, los ojos vidriosos y unos zapatos con alzas de diez centímetros de altura, consiguiéndo así estar a la altura de nuestros hombros. Como era tan "especial", no se le podía llevar mucho la contraria a riesgo de que le cogiera uno de sus famosos ataques de morros con consecuencias imprevisibles que podían ir desde revolcarse por los suelos entre espumarajos bucales y gritos horrísonos, hasta, sacar un encendedor bic y prender el velo del traje de novia. Como se pretendía que todo, ese día, fuesen albrícias y zapatetas, mi ya oficialmente cuñada, aparece en el reportaje fotográfico igualito que si fuera nuestra aura. La anticristo ya era parte de mi propia familia, ay.
Como nos fuímos a vivir al extranjero, mi cuñada venía a vernos con toda la frecuencia que podía y podía muchas veces. Venía, criticaba todo lo que hacíamos, atracaba la nevera y posteriormente volvía a su lugar de origen. Estas treguas salvaron mi matrimonio, naturalmente. En uno de estos viajes, Rosamari la anticristo, conoció a un muchacho formidable, perteneciente a la once al que consiguió atrapar y llevar ante el altar. Yo pensé, qué bien, mira, ahora sintiéndose querida nos dejará vivir más tranquilos, pobre chica, era lo que le estaba haciendo falta, pero, me equivocaba de nuevo, insisto, no podía predecir el carácter esotérico de la perversidad hecha hembra bajita y reconcentrada.
Mi pichoncito y yo ya teníamos dos querubines, ella no se quedaba en estado...se mascaba la tragedia. ¿Porqué nosostros si y ella no?. Pues véte tú a saber, oyes...Pero el caso es que entonces, ya acompañada en el largo camino de la existencia, se sentía vejada por el destino al no concederle descendencia, de manera que su mala leche no disminuyó un ápice, es más, abundó. Todo era decir acerca de sus sobrinos: Esos niños...no se parecen nada a mi familia,¿eh?. Esos niños no salen a ninguno de nosotros, les huelen los pies y tienen los ojos saltones. Esos niños parece que van a ser demasiado altos, ¿no te parece?. Os ahorro detalles por demasiado dolorosos y sangrientos.
Por fín un día, al cabo de dos años de su unión, quedó en estado. Respiré hondo y pensé: qué bien, se acabó el problema, ahora se sentirá plenamente realizada y se olvidará de que existimos. Pero, no, ay, volvieron a fallar mis predicciones. Cuando nació su hijo todo su afán era compararle contínuamente con los nuestros: Mira, mira, Juanín ya, a los seis meses sabe hacer los cinco lobitos tiene la loba y los tuyos no saben hacer logarítmos neperianos...¿les estás educando igual de bien que yo al mio?...
Como veis, la cosa no tuvo ni tiene remedio. Me ha intentado amargar la vida, el matrimonio, la maternidad y la relación con la familia y los amigos. Sus esfuerzos, aunque tenaces, no han dado fruto. Me ha regalado cosas como: Un pijama de raso con dibujos chinos, que ya conoceis, un cuadro de dos caballos blancos al galope tendido, una gitana vestida de faralaes para encima de la televisión, un barco de cristal de Murano procedente de Venecia, un perrito para el coche que mueve el cuello al frenar, un mechero en forma de calavera y que enciende los ojos al prenderlo mientras emite una música horrísona, unas macetas de flores que bailan si las aplaudes, una fuente luminosa con dos delfines que además hace humo blanco si la enchufas y lo peor, lo peor con diferencia, una plancha, qué crueldad sin límites, una plancha, a mi, a mi...¿qué he hecho yo?, direis, para merecer tamaños castigos, pues...conocer a un sujeto en un bar infecto de Moncloa y no salir pitando al enterarme de que no era hospiciano.
Sé de hecho que va a ser imposible deshacerme de su presencia mientras viva, y ahora ya concienciada del hecho, voy armada de agua bendita, estampita de san Miguel arcángel que venció al demonio y una estaca de madera bien afilada y un martillo de plata por si se diera la circunstancia de encontrarla alguna vez despistada.
Hago múltiples novenas. He ido a videntes y quirománticas. Me he hecho una limpieza del aura, incluso me he hecho una limpieza de cútis. Todo inútil. No hay fuerza del Bien, que, de momento haya conseguido neutralizarla.
La padezco en silencio y resignación esperando que alguna vez se cumplan las predicciones del apocalípsis de san Juan, y todo esto acabe al sonido de trompetas y aparición de los ángeles, arcángeles, tronos, querubines, serafines y demás público celestial.
Me despido de vosotros vuestra affma. Sed buenos y temerosos de Dios.

Lo de siempre

Lo de siempre

Todos los años lo mismo, todas las convocatorias lo mismo, siempre igual. Y es que nunca aprendo, bueno, al menos no soy la única (Mal de muchos, consuelo de tontos). ¡Con lo bonito que es llevarlo todo al día!. Así, se aprenden mejor los conceptos y no lo dejas todo para el final, que todo junto no cabe... Mi método de estudio es muy concreto además, necesito estudiar con mi forma de escribir, con resúmenes, con un cierto orden y estructura...Mira que no pude empezar antes...

Pero no, porque eso es lo fácil, total queda tiempo, aún me quedan dos meses. Bah, un mes, de sobra. Bueno, mañana, hoy no que me encuentro algo chunga. Visita familiar, salida nocturna, comida con los abuelos y dormir después de ver Gran Hermano. Todo viene junto, yo cuando se me acercan los examenes digo: ¡No vienen solas!...Y, efectivamente, siempre me pasa algo añadido: una discusión con algún familiar, la gripe, o un dolor de estómago...de los fuertes, de esos que sientes que el estómago está en obras.

Ay, pero que dura es la vida desorganizada. ¡Qué dolor!. Hablo desde la experiencia, desde hoy, desde siempre y ahora más que nunca parece dolerme mi nerviosismo, mi ansiedad. Prometo cambiar, prometo ser más relajada, tranquilizarme, asumir, sobre todo a mi (Y no inflarme a comer cuando ya me noto delicada, y menos esas empanadas tan ricas de palitos de cangrejo, ains).

El examen no lo llevo mal, pero necesito repasar, pero cómo duele, porque ay, los nervios son lo peor de esto. ¡Qué dura la vida del estudiante!. Ups, lo dejo aquí, que ahora va a pasar uno de mis programas favoritos, hasta la próxima. Uys, cómo duele, y que poco me quejo...-¡Toñoooooo, hazme una sopita que estoy malita, te espero en la cama...que ya empieza el programa!.


P.D.: Todo lo que acaban de leer no es real. Cualquier parecido con la realidad es pura coincidencia. La escritora no se hace responsable de lo aquí escrito y por supuesto que no siente alguna identificación con el mensaje, es todo pura ficción.

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El tai-chi, chi, chi, chi

El tai-chi, chi, chi, chi

Queridos amigos y amigas en la red, (me ha quedado bonito el saludo pero parece que hablo con otros boquerones capturados a la altura de Málaga por el Pepita II), bueno, os prometí que haría entrega de otro articulillo de estos dándoos cumplida cuenta de mis experiencias con las distintas disciplinas orientales, y, como soy mujer de palabra, paso a hacerlo.
Os comenté que había comenzado a hacer yoga, con grandes progresos de mi parte, bajo la dirección de una monitora bajita y con escaso sentido del humor. Eso es un día a la semana, si, me he propuesto dedicar otro día a la práctica del tai-chi-chuan, tipo de gimnasia china cuyo nombre creo que significa: Mira cómo se baila el agarrao, en chino cantonés, claro.
Para dicha práctica me conciencié a fondo y decidí aprovechar un pijama que me había regalado mi cuñada, la Anticristo, otro día os hablaré de ella, en unas Navidades. El pijama es de raso, con dibujos de dragones, en rojo, negro y dorado y no me lo había puesto más que una vez, más que nada por que me resbalaba en la cama y me sentía como si en lugar de dormir me subiera en el gran Khan, o montaña rusa similar con las naturales consecuencias de inquietud y ganas de mingitar de madrugada. Como me quedaba bastante bien de talla, pensé: mira, me han dicho que me ponga algo cómodo que no apriete...el pijama chino que me regaló la arpía me va a venir al pelo, (la arpía es la misma que el Anticristo), pertrechada pues ad hoc, metida de antemano en el ambiente oriental, me presenté en la sala de tai-chi, que es la misma casualmente que en la que practicamos yoga, más que nada es que es la única sala del centro, que cuenta además con vestuarios para hombres y mujeres, dos wáteres y un mostrador para la cosa de los recibos mensuales. El centro se llama El coco cómodo, yo, que ya sabeis que tiendo al fácil juego de palabras,le llamo La gallina, por razones obvias.
Bueno, con mi pijama de raso entré en la sala y ya de momento fuí recriminada por no saludar a la manera hindú a dicho recinto, el tal saludo consiste en poner las manos juntas debajo de la barbilla, reclinar la cabeza y hacer el intento de concentración, arrepentimiento y cumplir la penitencia que nos sea impuesta amén, o...¿eso era ahí o en otro sitio?
Mal empezamos, pensé, pero claro, yo había dicho un simple: buenaaaas, carente de trascendencia y, en estas cosas ya se sabe, antes que nada, trascender es lo primero. La monitora, que en este caso es alta y delgada como su madre, pero tiene bigote como su padre, y es morena saladá, nos colocó en fila india y nos dijo, como lo oís: haced el oso. A mi me pareció curioso el requerimiento, pero pensé que a lo mejor se hacía algo de terapia de grupo antes de comenzar la práctica en si, y tratando de abrir mi mente a cualquier posibilidad de desbloqueo, hice en voz, todo lo alta que pude: Bruaaaaaaaaaaaaaaoug, poniendo a la vez una cara de ferocidad que asustase al mismo miedo. Todas las asistentes me miraron con cara de gran estupefacción y una de ellas se desmayó del mismo susto, se ve que anda delicada del corazón la mujer. No, no, no, me dijo la monitora, hacer el oso, querida, es la forma en la que llamamos al paseo de calentamiento previo y que consiste en dar grandes zancadas en círculo mientras se bracea con gracia singular.
Me uní a las demás tratando de remedar sus movimientos, encabezadas por la monitora. Parecíamos talmente Papá Oso, Mamá Osa y todos los ositos, en este caso familia numerosa de las que ya no se ven por el mundo. La gran familia en osos. Era divertido, si, lo único que había que tener cuidadín era con no ir más deprisa que las de delante y darles con los brazos en la cabeza.
Acabamos de hacer el oso y seguimos haciendo el indio, mejor dicho, el chino, y la monitora nos dijo que, a continuación, haríamos el saludo al sol. Yo miré por el gran ventanal de la sala y saludé con la manita. No, no, no, me dijo de nuevo la monitora, el saludo al sol consiste , de forma no literal, monina, en extender los brazos hacia arriba en posición estática y hacer una serie de movimientos con la mayor gracia posible, tú véte siguiéndonos. Yo lo intenté. Al tercer saludo me perdí, pero lo arreglé saludando a mi manera, conviene ser innovador.
El siguiente ejercicio se llamaba: La grulla levanta las alas. Se trataba de, levantando los brazos, moviendo las manos como si fuésemos a bailar aquella canción tan bonita de: pajaritos por aquí, pajaritos por allá, de la chica del acordeón aquella que se quedó viuda creo, pues mientras movíamos las manitas con languidez, levantábamos una pierna y la doblabamos para atrás y la sacudíamos como si la hubiésemos metido en un charco, se hacía con una pierna o pata un ratito y luego se iba cambiando, para no cansar siempre la misma pata de la grulla, claro, qué gran sabiduría tienen los chinos, lo digo siempre...Yo, para demostrar mi interés, aleteaba muchísimo más deprisa que las demás, no se vayan a pensar que no me tomo las cosas en serio. Estuve incluso a punto de dar un saltito para ver si podía salir volando, pero, como no había mucho espacio para tal fín, decidí no despegar del suelo.
Luego la monitora nos mandó que hiciésemos un bonito encadenado que parecía talmente el ballet de El lago de los cisnes, para que os hagais una idea. Como yo no me sabía los pasos, los iba imitando, y, cuando ví que no llegaba a repetirlos exactamente, decidí, al son de la música china que teníamos puesto en el cd. montar una coreografía tipo vals siguiendo el ritmo de la música. Me quedó...regio. Qué gracia, qué sutileza la mia, cómo giraba como un trompo, el baile me iba poseyendo y todas a una hicieron un círculo, pegadas a las paredes para mirarme, no era para menos, claro, una pena que no hubiera una cámara para filmar la gracia natural que me caracteriza. La monitora se adelantó y sujetándome de la cintura me sacó de mi trance diciéndome: No, no, no. Monina, intenta hacer lo que las demás que esto no es un pasodoble, es tai-chi. Lo intenté con denuedo pero me pareció francamente, mucho más aburrido y menos completo que mi creación anterior y además como me dió flato del esfuerzo decidí sentarme en el suelo y esperar a que acabaran. La que había a mi lado no se percató, se tropezó y fué a dar con la pared lateral con mucho estruendo, un poco exagerado me pareció, pero no ibamos a empezar con tiranteces...La monitora, gimiendo, supongo que de emoción de recordar mi baile, dió por terminada la práctica.
Fuímos a cambiarnos al vestuario entre un silencio en el que se mascaba la envidia. No me hablaba nadie, es más, no me miraba nadie. No me importó, sé que el sino de mi vida es levantar envidias en los demás seres humanos y más humanas al comprobar sus carencias.
El caso es que estoy contentísima de los progresos que voy experimentando tanto en yoga como en tai-chi, y que la semana que viene, si Dios me da licencia, volveré a hacer las prácticas, dándoles eso si, mi sello propio, no hay que adocenarse.
Amigos y amigas, me despido de todos vuestra affma. Sed buenos y temerosos de Dios. Un cordial saludo.
P.s.d.t.: Os aviso, que no se me olvide ya que lo considero importante, estas técnicas milenarias están reñidas con el sentido del humor occidental, tan bárbaro y carente de trascendencia, no conviene por lo tanto ni reir ni hacer comentarios jocosos acerca de las posturas en ambas disciplinas, tai-chi y yoga. Ambas monitoras han conseguido, se vé, llegar casi al límite de la perfección en lo que a olvidar ese espantoso sentido del humor se refiere, ya que la de yoga tiene la misma gracia que un queso de bola y la de tai-chi parece por su actitud la hija del enterrador.

De cómo operaron dos veces de la próstata al tío Siscu

De cómo operaron dos veces de la próstata al tío Siscu

A todo esto que mi primo el Jordi, o sea, Yordi, el que trabaja en el Hospital de Bellvitge, o sea Belbiche, es un trapisondas. (La Familia Trapisonda, un grupito que es la monda, otro día hablaré de tebeos viejos). Pues que estuvo viendo al tío Siscu (Francesc pone en el dni, que yo lo he visto) que lo han operado de la próstata y andaba chuchurrío y con razón. El Jordi se ve que no se quedó muy contento de lo que le habían hecho al tío los colegas, y estaba de mala leche. Lo cual que luego se fue a su trabajo, que como es médico trabaja allí de no sé qué, pero no mata, o sea, no atiende enfermos (igual los mata con mayor disimulo). Y que cabreado con lo del tío, andaba distraído y ensimismado y va y se corta un dedo, no todo, una rajilla, con un bisturí o algo parecido. Claro, como en casa del herrero, al tío, o sea, al primo, para curarse no se le ocurre otra cosa que buen chorro de alcohol, que ahí lo tienen en garrafones, pero con tan mala malo que va a curarse al lado de un mechero bunsen (que no quieras enterarte de lo que significa bunsen en alemán...) y zas, se prende fuego la mano, el brazo y el bigote. En realidad sólo medio bigote, pero claro, se tuvo que afeitar luego él el otro medio porque quedaba un tanto asimétrico. Ahí sí que le tuvieron ya que atender los colegas, lo vendaron y lo mandaron para casa de baja y con unas pasillas contra el cabreo. Aprovechando que era temprano y que la parienta, la Montse, no trabaja, o lo que es lo mismo, es ama de casa (¿se comprende la invectiva?), se dice: "Aprovechemos el día de fiesta". Y ante la perspectiva de pasar el día de baja con la montse pasando la vaporetta bajo sus pantuflas, decide llevársela de paseo. Así que la engancha, la otra con su chándal, coge el ibiza y allá que se van al Safari Parkde El Vendrell. Ella, torpe perdida conduciendo y él poniéndola nerviosa, dolorido del brazo quemado, y con los analgésicos zumbándole. Se meten en el safari y lo primero que les dicen es que los cristales cerrados, que no salgan y que ni se les ocurra darles nada de comer a los bichos. Claro, el parque para ellos solos, octubre, entre semana (los catalanes dicen "los días de cada día" a los días de entre semana, ya ves), y por la mañana a la apertura del parque. Fenómeno, para eso se había llevado él la digital, para tirar fotos a manta. Pero no contaba con que ella se ponía más nerviosa si cabe con los animales. Sobre todo los monos que se le subían al coche. Se ve que los animalicos están acostumbrados a sacarle comida al personal visitante y te ponen la mano que parece que te estén vendiendo La Farola, con cara de lástima. Compadecidos, empezaron a darles cacahuetes. Y de paso, comían ellos. Mas hete aquí que llegaron donde los elefantes, y se ve que también les junaron los manises, y se les acercó una elefanta pequeña, muy simpática ella con la trompa por la ventana a que le dieran un cacahuete. Y el Jordi, emocionadito por aquello de ver una probóscide tan cercana, bajó un poco el cristal y le dio dos o tres, que la plantígrada cogió de su mano. Pero la tal era una descarada, y metió la trompa dentro del todo del coche, para pillar la bolsa de los cacahuetes, sobre el regazo de la Montse, y ésta, presa de histeria por la invasión nariguil, y con la rodilla con un moco de un palmo, va y cierra la ventana. Zas, con el elevalunas automático, y le pilla la trompa. La otra, o sea, la elefanta, que se ve trompiprendida por la ventana y con los agudos gritos de la Montse, que suena como una tiza en una pizarra, se asusta, lógicamente, y estira para sacar la trompa... haciendo fuerza con la pata sobre la puerta. Saca la trompa, sí, pero mete la puerta para adentro doblada por la mitad como si fuera de papel, y encima le pilla el brazo derecho, que es el quemado, y le medio quita la venda al Jordi. La Montse histérica, el Jordi cagándose en su sombra, en su mujer, y en la National Geografic. Salen echando hostias del parque, y llevándose por añadidura un buen chorreo de la dirección del parque, que les coge los datos de la matrícula, les hace una foto a la salida y les dice que no vuelvan y que como le pase algo a la elefanta la pagan a precio de angulas. Ya calientes, se meten en un bar de carretera a tomar algo para que se les pase el mal cuerpo. El Jordi dos Torres 10, y la Montse una tila, y una pastilla rosa que le dio su médica con la advertencia de "sólo para momentos de mucho estrés". Iban bien los dos. Nada más salir del bar, a la Montse le da un vahído y el Jordi la sostiene y al cogerla se apoya en el coche. Entonces descubre, oh sorpresa, que uno de los jodíos macacos se había cagado encima del coche, y él se ha refrotado toda la mierda por la venda, y vaya peste, y vaya cabreo mayúsculo. Limpiándose la catalina del mono con toallitas húmedas y clínex, pero sin conseguir gran cosa. El Jordi hecho un basilisco, la Montse lagrimeando... se sube al coche, arranca y pumba, sin acabar siquiera de salir a la carretera se estampa contra un cartel de esos con una flecha indicando que por aquí se sale. El Jordi, cabreado, gritando, que quita de aquí que me pongo yo que estás tonta, no, que tú no puedes conducir con ese brazo así, se gritan, se enfadan, se sienta el Jordi ante el volante, arranca, echa marcha atrás, y oye un toc toc en la ventanilla, los mossos (como la Guardia Civil de Carreteras, pero versión catalana también): Bon día, su documentación, cómo es que conduce con esa mano que no puede sujetar el volante, tenemos que dar parte del choque contra la señal, quina pudó (qué peste), oiga, qué es esto que huele... A ver, sople aquí. Lo malo no fue que marcara un par de rayitas más de las permitidas, no, ni que no pudiera sujetar el volante, no, es que el otro guardia se acercó por el otro lado del coche y le preguntó que cómo se había roto la puerta. Y el Jordi, con aliento alcohólico, haciendo así con la mano vendada y pringada de mierda, por encima de una Montse derrumbada, con el rimmel corrido y lloriqueante, que le dice: -"Mire usté, señor mosso, esto ha sido una elefanta..."
Horas más tarde:
Así que le quitan el carnet, y tiene que volver la Montse conduciendo hasta Bellvitge después de despejarse, claro. El Jordi sube a que le cambien la venda y le repasen la cura del brazo y luego va a ver cómo sigue el tío Siscu. Cabizbundo y meditabajo como va, intriga al tío Siscu, que inquiere por su afligido aspecto, y el Jordi no tiene mejor idea que cascarle todo lo sucedido al tío de pe a pa en plan liberatorio. Total, que el tío se pega una jartá de reír que no puede parar, se le encaja la mandíbula, que se la tiene que desencajar un médico de una hostia, y entre el ataque de hilaridad y el desencajamiento, que se le saltan los puntos. Hasta los internos. Al quirófano de nuevo con él.
Al Jordi le prohibieron ir a verlo hasta que saliera del hospital.

EL BOTE DE GARRAPIÑADAS

En el transcurso de una semana de trabajo no precisamente creativo, tuve la ocasión de visitar diariamente un pueblo de entidad media, con gasolinera, paisaje árido, espárragos cojonudos (no lo digo yo, lo dijo Su Majestad) y barrio de Casas Baratas (legado de otras épocas de régimen y playita de Palomares).

Trabajo de campo, lo llaman.

Durante siete días casi consecutivos, desayuno de café y tostada, carretera y manta y Melibea2 presta en el lugar X del pueblo T, con todo el avituallamiento que requería la ocasión: bloc de notas y rotuladores de colores. Allí me esperaba un asalariado del ayuntamiento que me asignaron como pinche de fatigas.

Javier, que así se llamaba, era un buen mancebo, treinta y tantos, piel curtida por el aire y blasfemia fácil, que gustaba de rezar en pagano con sonoros "mecagüens" en los que no se olvidaba de ningún miembro de la corte celestial. Por contra era poseedor de una media sonrisa entre dulce y pícara que fue la causante de que en más de una ocasión el rotulador titubease.

El caso es que Javier, además de ser alegría mañanera, era mi seguro para que los propietarios del susodicho barrio de Casas Baratas me abrieran sus puertas y me dejasen entrar en sus dominios, tarea no carente de cierto pudor.

Y así comenzó mi odisea particular de invasión de hogares, imágenes de viviendas adosadas similares al exterior y universos con infinidad de matices al interior. Durante unos días fueron muchos los hombres y mujeres que conocí en su medio más propio, su casa, con historias paralelas algunas, distintas siempre. Pero hoy me quedo con la de Antonio.

Javier llamó a la puerta en el número 22. Una cabeza plateada, un cuerpo algo menudo y una mirada azul y risueña nos dieron la bienvenida: era Antonio.

-¿Que vida, Javier?¡Hoy vienes con compañía!...Pasa, Javier. Pasa, maja, tú también. Aquí estaba con Carmen, terminando de peinarla.

Tras el umbral asomaba el salón algo impropio como tal, dado que además del sofá de los años cincuenta y la mesita camilla con brasero, había una cama articulada con todo tipo de artilugios desconocidos para mí, sin olvidar a Carmen, que allí yacía.

-¡Carmen, guapa, que hoy tenemos visita!- dijo Antonio con amplia sonrisa- Carmen es mi mujer desde hace 40 años. Ahora mismo estaba yo preparando unas alcachofas, que no me salen como las hacía Carmen, pero me arreglo, ¿verdad, Carmen?

La anciana mujer sonreía y sonreía y asentía con la cabeza. No tuvo que pasar mucho tiempo para cerciorarme de que Antonio era el traductor de aquel preludio de guiños , de aquella sonata de miradas claras. Antonio dominaba como nadie el lenguaje sin palabras.

-Esta es mi estrella ¿verdad, Carmen? Ahora vuelvo que tengo que enseñarle a esta moceta la cochera y el patio.. . Ven, maja, que aquí no vas a ver mas que cacharros viejos...bueno.. y un tesoro: mi DUCATI. ¡Ayyy, si mi DUCATI hablara...!

Y así comenzó a relatar, Antonio, innumerables anécdotas de sus idas y venidas en la moto DUCATI como alguacil del pueblo, de cuando repartía el recibo de la luz y las contribuciones, de la casa en la que mejor café se hacía, de cuando se rompió la barrera y una vaquilla se escapó..., y del "nublado" del año 82 cuando llovió tanto que de los desagües de los lavabos salía agua y tuvo que sacar a Carmen a hombros de su salón.

-Así que, maja, ya les he dicho a los del ayuntamiento, que si viene otro "nublau" y no me da tiempo de sacar a Carmen, cojo la escopeta y se va a armar, que hace muchos años que nos debían de haber arreglado esto.

Este fue el único momento en el que el semblante del alguacil jubilado tomó otro cariz, transformándose en duro y áspero.

Jamás pensé que aquella semana de trabajo aparentemente poco creativo, diera para tanto, y que, tiempo después, pudiera ser motivo de una historia virtual, no exenta del más puro realismo.

Las historias de Antonio me sorprendían cada día de aquella semana, cuando en las calles de aquel barrio de Casas Baratas me topaba con Carmen envuelta en una manta y sentada en una silla-móvil muy peculiar que Antonio empujaba con el ímpetu de los que aman la vida. Y todavía guardo el bote, vacío claro está, de garrapiñadas caseras que el viejo alguacil, y siempre como las hubiera hecho Carmen, me regaló.

Yo que no hago acopio de fetiches guardando EL BOTE.

Cada vez que lo miro busco aquel sabor tan especial de almendra amarga y empalago de caramelo: el agridulce sabor DE las mejores GARRAPIÑADAS que he comido.

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La Caverna

La caverna, bien podía ser una sala de cine. Quizá Platón no lo dijo porque nació antes que Lumier, pero la autentica caverna es la sala oscura del cine. Claro que es más interesante mirar hacia el frente en un cine, que mirar hacia atrás o a los lados, todo lo que te rodea es bastante mas aburrido, por lo menos eso parece. Todo el mundo mira hacia la pantalla, nadie te mira ni te pregunta por tu vida y tus problemas todos miran embelesados hacia el frente y no te preguntan nada, tampoco te lo preguntas tú a ti mismo, estas absorto en la historia y se te olvida la tuya propia. Quizá aquí este lo maravilloso del cine, vivir otras vidas, sentir en tu piel las sensaciones de otros más valientes, más románticos y más listos que tu. Luego se enciende la luz y vuelves a tu historia que no es tan valiente, ni tan romántica, ni tan inteligente. Claro que los personajes del cine tienen todos los componentes para ser interesantes, tienen primero el escritor, luego el guionista más tarde el director los cámaras, vestuario, estilistas y además los eligen en castings. ¿Cómo tu vida puede competir con ellos?.
No me extraña nada, que la gente se quede mirando al fondo de la caverna, las sombras irreales y no mueva la cabeza hacia los lados, ni siquiera al fondo de ellos mismos, porque la comparación resultaría francamente odiosa.
^SILA.

La relajación activa

La relajación activa

Queridos amigos y amigas, mi vida es otra. Yo misma soy otra. No confundir, no soy "la otra, la otra que a nada tiene derecho", no, soy otra siendo yo misma, o sea, un problema casi esquizofrénico, pero aunque es una sensación un tanto inquietante, como me han dicho que "deje fluir", yo soy obediente y no me preocupo, e imagino que ambas dos Maripilis acabarán volviendo a ser una sola y libre Maripili. Respiremos hondo antes de nada, pongamos la mente en blanco, seamos conscientes de nuestro cuerpo y pasemos a intentar explicar esta catarsis en mi existencia.
Héte aquí, que, yo me encontraba algo ansiosa, como ya os conté en mi última entrega en esta página, y, como me dolía un tobillo y, una amiga me dijo que eso es que estaba somatizando la angustia, (la había somatizado pegándome con el pico del lavavajillas de la manera más cruel conmigo misma), bueno, como me dolía el tobillo somatizado, antes de que la cosa fuera a más y me fuera a poner a somatizar dándome con la cabeza en el pico de la mesilla, decidí, ya sabeis que soy un mujer de recursos, decidí digo buscar una solución antes de que las cosas no tuvieran solución.
Como la cosa no la veía para tanto, no estaba por la labor de tomar ningún tipo de medicamento y no me apetecía tomarme una tila, que no me gusta nada por cierto ni una pastilla de valeriana, que sabe a culo de gata, ni ponerme hecha un acerico a base de agujas de acupuntura, pues pensé que a lo mejor lo que me venía estupendamente era hacer algo de ejercicio, y, qué mejor que un ejercicio enfocado a la mente y al cuerpo al mismo tiempo, dos por uno, qué chollo.
Busqué un centro, cercano a mi domicilio donde se impartieran clases de yoga o tai-chi y con decisión me matriculé en las dos antiquísimas disciplinas una vez por semana en cada una, que tampoco hay que ser avariciosa con el bienestar que me iban a proporcionar, caramba.
La primera clase de yoga, en una sala encantadora, con música relajante de fondo y una vela encendida en el centro, comenzó con la sugerencia por parte de la monitora, de que, las asistentes, que en esa ocasión eramos todas mujeres, nos abrazásemos, antes que nada unas a otras, por turno, de manera que no quedase nadie sin abrazar. Yo pensé: Mira qué gente más cariñosa...y abracé a todo cristo, o crista, claro, cualquiera no abrazaba, menudo ridículo, no iba yo a quedar como una antipática y una traumada que somatizaba con los tobillos, nada, nada, total, mientras no me mandaran abrazar en la calle...tampoco era tan grave. También me vino a la cabeza la idea de que el yoga era sumamente curioso, pero claro, yo iba allí a aprender no a empezar a criticar situaciones que me conozco...Una vez abrazada, la monitora comenzó a aplicar a nuestra musculatura una serie de movimientos, dando ella ejemplo que me demostraron lo oxidadísima que yo estaba, lo bloqueadísima que yo estaba y lo torponcísima que yo era. Cuando se me mandó de forma amable pero firme, que, cruzara la pierna derecha por encima de la izquierda, el brazo derecho por encima del izquierdo, y ambas extremidades retorcidas, cerrar los ojos e imaginar que una espiral subía desde mis pies hasta mi cabeza, me caí igual que una alfombra enrollada. No importa, me dijo la monitora con una sonrisa dulce en los labios y con la misma cara que se mira a un niño retrasadito...No importa, ya irás manteniendo el equilibrio. Tú ten paciencia. Obedecí, hice acopio de la misma e intenté hacerlo de nuevo, esta vez con el pie izquierdo por encima del pie derecho, el brazo izquierdo por encima del derecho y...ale hop, al cerrar los ojos, previo temblor de piernas que talmente parecía Murcia, me caí para el otro lado, esta vez empujando a la compañera de al lado, fué sin querer conste y antes la había abrazado, y, con la desagradable consecuencia de que ella, a su vez, empujó a otra que empujó a otra...La monitora sonrió de nuevo, algo menos dulcemente que antes y dijo: Casi que tú te apoyas de momento en la pared para hacerlo, monina...Lo hice, ya algo avergonzada de mi inutilidad y...curioso, me caí hacia delante...La monitora, ya sin sonreir en absoluto, me dijo que probablemente, debo tener algún chacra esforciado, y yo, mentalmente, no iba a reconocer que no tenía ni idea de dónde estaba el chacra cerrado, claro, pensé en que tenía que buscar en google que es un chacra y en qué parte del cerebro se localiza. Debe ser un agujero que tiene todo el mundo, como el ombligo, y que yo lo tengo con cerrojo, reflexioné. Estaba yo en estas cuando la monitora nos mandó sentarnos en el suelo, en unas colchonetas y levantar las piernas, los riñones y sujetándonos a la altura de las vértebras lumbares con las manos, tirar con los pies hacia el techo. Bien, conseguí levantar el cuerpo en la tal postura antinatura y cuando tenía la sensación de que me iban a reventar las venas y arterias de la cara, la monitora dijo: ahora respirad hinchando el vientre, y, ahí fué donde me caí, dándole con los pies en la cabeza a la compañera que estaba justamente delante de mi en el suelo, a la que antes también había abrazado. Me deshice en excusas y volví a intentar emular la postura aquella que me recordaba la frase: Eres más difícil que mear con las patas arriba...Como soy tan ocurrente, mi propia gracia me dió risa y me caí de lado, cayendo esta vez encima de otra abrazada por mi hacía nada más un ratito...Renové mis disculpas. La monitora ya no sonreía nada, nada, nada. La música relajante de tipo hindú seguía sonando en un cd.
Nos fué requerido a continuación, que, abriéramos las piernas, sentadas en el suelo, tanto como pudieramos y que elevando un brazo, dejando el otro graciosamente relajado en nuestro vientre, mirásemos al techo mientras nos inclinábamos hacia un costado con la espalda lo más recta posible. La primera vez me salió estupendamente, pero, al cambiar de brazo, ay, me dió un tirón espantoso en el abductor de una de las piernas y, naturalmente, pegué un grito horrísono, a la vez que, doblando las piernas, le daba una patada en el pie a la señora que tenía a mi lado y que ya me empezaba a mirar mal, la pobre. La monitora, ya francamente algo crispada, me dijo que :"Procurara no gritar y no agredir a mis compañeras y que si lo hacía perderíamos la concentración y todo sería mucho más desagradable", la verdad, la frase me parece que contenía una amenaza soterrada, pero pasé por alto la inquietante sensación y haciendo un acto de voluntad, decidí no amilanarme por mis fallos y seguir lo más entusiasticamente posible que pudiera, se iba a enterar la bajita aquella de lo que era hacer yoga como si lo hubiera hecho toda la vida.
El ejercicio siguiente consistía en, tumbada en el suelo, flexionarse con las piernas unidas y los pies mirando al cielo, tocarse los mismos, rodar y hacer una voltereta hacia atrás. Maravilloso, soy sumamente flexible, me iba animando, aquello me salía bordado, qué se habían creido...Me animé, me animé y...le pegué una patada en la cara a la compañera de atrás. Se vé que no estaba muy relajada la chica por que me insultó llamándome: "animal". No se lo tomé en cuenta, claro, la pobre debía estar tensa, ya se sabe. La monitora decidió dar por acabada la sesión de yoga.
Esto que os cuento fué ayer. Hoy he descubierto que, me duelen músculos que no sabía siquiera que yo tuviera dentro del cuerpo. Creo que voy bien por que la monitora no paraba de decir: "Sentid el cuerpo, sentid el cuerpo", y yo me lo estoy sintiendo todo, sin ningún género de duda. Ah, cuando fuimos a cambiarnos la gente ya no estaba tan amable como cuando llegamos, fíjate, y eso que debíamos estar todas relajadísimas. Se vé que ese día no se habían concentrado bien, qué pena. Es más, ya no nos volvimos a abrazar para despedirnos, que hubiera sido lo propio, ¿no?.
Os seguiré contando mis experiencias con estas maravillosas disciplinas orientales, no os quepa duda. Es más, estoy pensando incluso en impartir clases virtuales, no os digo más.
Me despido de todos vosotros y vosotras, vuestras affma. Sed buenos y temerosos de Dios.

CRONICA DE UNA PUTA CITA, de Absenta

CRONICA DE UNA PUTA CITA, de Absenta

Como dijo el poeta: “Puedo escribir los versos más tristes esta noche...”.
Pero es que verás, es que no me da la gana, oye. Estoy mejor por hacer un análisis presuntamente objetivo del asunto a ver qué pasa.

Ocho treinta de la tarde: No suelo vestir completamente de negro antes de la puesta de sol, exceptuando ciertas ocasiones como los funerales, que no era el caso, pero a este muchacho, le gustaba el negro, y una, quiso sorprender agradablemente, así que después de probarse dos blusitas, descarté la blanca y opté por la negra con escotazo.
Me presento como soy, natural, sonriente, alegre, y claro, recién arregladita, sutilmente perfumada, pelo suelto..., en el espejo del ascensor, estaba mona. Mi impresión del muchacho fue la esperada, pues mis expectativas sobre su aspecto físico no eran muy distintas a las que encontré, no me importaba eso, sólo su pulcritud, su olor. Para eso, soy puntillosa. Me gustó su sonrisa; su comentario sobre mi aspecto? Algo desconcertante: “Vaya, aquí no nos arreglamos tanto”. “Vaya zapatitos que te has puesto, ( mis sandalias negras de tacón, tan bonitas, tan modernas , ains), “ Son como para correr”, dijo, “Uy , no creas, son estupendas para el campo a través, además el tacón fino es un buen arma de defensa, un buen taconazo en la frente y ahuyentas a los posibles violadores pero ya”. En fin, el chico, empezó prontísimo con los cumplidos. Aún así mi férreo optimismo seguía indemne. Tal vez debí haber pedido consejo a alguien sobre cómo tener una cita. Al parecer ser una misma no funciona fuera de casa.

Fuimos a cenar. Me gustó la cena, me divertí. Pensaba que él también. Yo charlaba, preguntaba, contaba cosas. El charlaba, contaba,. Yo contaba más cosas. Pero yo ya era así antes de la cita y él lo sabía. Habíamos hablado muchas veces. Me sentía a gusto. Pero es porque yo me siento a gusto donde estoy, o sencillamente dejo de estar allí. Fuimos a un garito de copas, tranquilote. Sobre la mesa había una vela que él encendió. Era blanca. Me recordó la luz de los cuadros de Vermeer y se lo comenté. Le hablé de esa luz. Fue en ese momento cuando empecé a notar que yo progresivamente le estaba disgustando. Era como si mi hada madrina estuviera apagando luces por ahí para acostarse, la muy mamona. Yo no oigo bien, no es nada considerable, pero cuando hay ruido de fondo necesito acercarme un poco a la voz, o que la voz se acerque a mí, según se mire. Notaba que en el “close up”, el acercamiento, era como si a cada centímetro que yo me acercara a él, él se echara otro centímetro hacia atrás. Fue un acto psicológico que se fue repitiendo a lo largo de la velada., Hasta que se convirtió en hiriente horas más tarde. Pero ya llegaremos a eso. Quien haya hablado alguna vez con alguien dotado de halitosis sabrá de qué hablo. Sin darte cuenta te echas hacia atrás. En una de mis visitas al lavabo, revisé mi aliento con preocupación. Lo cuido mucho por si acaso, pero estaba fresco. No era eso, no había duda. Respiré hondo, encendí dos velas negras a mi hada madrina, y volví a la mesa.
Seguimos charlando, con complicidad. El me contaba muchas cosas, muchas, de su vida, su trabajo. Yo las seguía con mucho interés. En realidad habíamos hablado esquemáticamente de ellas con anterioridad, por teléfono, por chat, pero naturalmente era tan distinto...

Llegó el momento de ir a su estudio a ver sus fotografías. A mí me hacía mucha ilusión verlas. Realmente era eso lo que yo esperaba. No me sentía físicamente más cerca de este muchacho. Y charlábamos sin parar. Me gustó todo. Tantas fotos. Y tantas fotos de chicas preciosas!. Y tan jóvenes. ¡Vaya!. Yo le decía constantemente lo que me gustaba lo que veía, lo que me parecía esto o aquello, me mostró fotos de todo tipo. Lo pasé en grande. Escuchamos mucha música. Pero algo iba fallando... El close up. Mi silla tenía ruedas. Se deslizaba hacia él con mis movimientos, porque yo tenía los pies en alto, y él, iba como sutilmente retirándose centímetro a centímetro. Como evitándome. No era algo descaradamente evidente, pero lo suficiente para mí. Yo recordaba tantas cosas que me había dicho anteriormente y no podía decirle allí , que tenía que callarme. Hablábamos en una confianza absoluta de muchas cosas, sin embargo, no podía recordarle palabras que me había dicho como: “Cuando nos veamos, nos vamos a hacer una sesión de fotos”, o “Como me hables así cuando nos veamos”, pues nos estábamos viendo y él estaba cada vez más lejos, marcando una distancia psicológica de cientos de metros. Una que no es tonta y de pequeñita estaba en el club de ajedrez del cole, captaba perfectamente montones de cosas que se agolpaban a las puertas de su autoestima, donde Peter Pan, me estaba dando un portazo en plenas narices que me estaba dejando K.O.
Hablábamos de cosas tristes y yo no pude evitar llorar. Me disculpé sacando un pañuelo. “¿Estás deprimida, verdad?”, me dijo. “Si, bueno, somatizo una serie de sucesos tristes que me han pasado” . Pues no. Mentí como un letrado. Esos sucesos tristes han pasado , claro. Pero forman parte de mi acervo, están superados o superándose. Vivo con ellos , como todos los seres humanos vivimos con nuestro día a día. Aquellas lágrimas las provocaba el rechazo al que me sentía sometida. Al conocimiento del negativo juicio de sus ojos. Me sentía tan ... poco atractiva. En una de mis visitas al baño, me miré al espejo para recomponerme la cara tras los lagrimones. ¿Por qué lloras idiota?. Mis facciones me parecieron duras. Mi sonrisa arcaica. Mi mirada triste. Salí de allí.

Fuimos a sentarnos a un sofá. Le toqué. La mano. Le dije que había notado que evitaba acercarse a mi, que yo me acercara. Le sonreía tristemente. Le dije que no quería nada de él. Que no había llegado a su vida a llevarme nada suyo. Voy a darte un beso, le dije. Asintió con la cabeza. Le besé tres veces. En ambas mejillas primero, y para terminar en los labios, prácticamente inmóviles; aún así los besé con dulzura, mientras sujetaba su nuca. El no me tocó. Tampoco se retiró. Al hacerlo yo, dijo:” ha sido un beso, pero largo. Es tarde, voy a llevarte , he de trabajar mañana”.

En aquel momento, no quise pensar , sonreí , dije ,” Si si, es tardísimo, mañana salgo de viaje a las doce. El sábado ya te llamo cuando regrese , vale?” . “Si. Ya hablamos el sábado”. Charlamos normalmente sobre otras cosas por el camino. Al bajar del coche, le di un beso en el morrete, corto, muy corto, un muak. “Gracias por tu cuadro” Me regaló un cuadro rarísimo suyo, una foto, porque yo le había regalado unos cds y quiso corresponder.

El sábado a la Una y media le llamé por primera vez. No contestó. Dejó sonar el tfno. Así durante cuatro o cinco llamadas más a lo largo del día. A las seis, directamente apagó el tfno. Yo estaba con amigos. Me sentía bien. Estaba en una reunión entre gente de “primera división”, personas clase A, que nada más verme llegar el viernes por la mañana me apretujaron a abrazos, me llamaron guapa, me besaron la carita ruidosamente.... Cuando le llamé la primera vez, fue con la intención de invitarle a venir con nosotros, me apetecía darle a conocer mi ambiente, algo nuevo, y que viera las imágenes que yo estaba viendo; el lugar donde yo estaba, era bellísimo. La luz era maravillosa, el decorado de la ciudad , de ambiente medieval, los jardines preciosos, las personas sanas, de buen talante, con muchas ganas de divertirse a todas horas sin molestar a nadie. Música en las calles, malabaristas callejeros, músicos...

La última vez que le llamé sin respuesta, recordé una pregunta que me hizo varias veces ¿Qué has visto en mí?. Esta vez era yo quien hacía la pregunta en mi mente.

Recuerdo que cuando entré de regreso de la cita en mi hotel , eran las seis y media de la mañana . Le pedí al recepcionista que me despertara a las once. El chico tendría unos treinta años. Estuve a punto de preguntarle. ¿Tu crees que soy bonita?. Porque salí de aquel estudio sintiéndome la heredera directa del dignísimo John merrick.

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Absenta.

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Nota: La imagen es de una fotógrafa argentina llamada nina y el nombre de dicha foto es hojas

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