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Blog de #biblioteca del irc-hispano

La vidilla

Las páginas de "Contactos" con tacto.

Las páginas de "Contactos" con tacto. Queridos amigos y amigas, me pongo de nuevo en comunicación con vosotros para compartir una curiosa experiencia. Se da el caso de que, por causas indeseadas me he visto obligada a buscar compañía de otros seres humanos fuera de mi círculo de amistades de hace años. Como no me faltan ideas, en lugar de hundirme en el piélago de la tristeza y la depresión, me he puesto manos a la obra y he hecho una lista de posibilidades para conseguir conocer gente nueva, más o menos de mi edad y más o menos de mi misma forma de vida o parecida. Entre las distintas opciones que iban desde ponerme en un club de carretera a repartir estampitas de santa Gema Galgani, la venta domiciliaria de La Biblia de los Niños, edición lúxury-lubricated, el voluntariado en la clínica Planas de cirugía estética, clases de fox-trot para discapacitados físicos y sensoriales, clases de cocina bosquimana para iniciados, grupos de debate sobre temas trascendentales como el cultivo de la planta del tomate Raf, la asociación de propietarios de ladillas afganas, la asociación de la Mujerconpelosenlaspiernas...etc, etc, etc. Pues entre toda esa larga lista de opciones, decidí decantarme, primero que nada y ya que lo tengo más a mano, no tengo que salir de casa que hace un tiempo asqueroso, y además lo puedo hacer cómodamente sentada, pues decidí decantarme digo, por buscar en internés, que es como la piedra Rosetta del momento, las páginas de contacto y amistad.
Me puse a ello con denuedo y tras hacer una somera criba en las páginas que se anunciaban como: Contactos umbilicales tórridos y Contáctos hepáticos alcohólicos, seleccioné un par de páginas, para ir haciendo boca y metí mis datos, naturalemnte falseados, con el fín de encontrar el deseado grupo de amigos y amigas que me hicieran apartar de mi vida la temida soledad, tan insistente ella.
En esas dos páginas, me hacían nada más entrar una especie de test de gustos, edad, posibilidades, estado físico e inclinaciones religiosas. Naturalmente las rellené, claro, faltaba más, eso si, no era obligatorio que mis datos respondieran a la realidad y decidí hacerme con una personalidad versátil. Por ejemplo, confesé sin arrobo mi afición al montañismo, (no subo ni dos escalones mirando hacia abajo, tengo vértigo), mi edad en dicha lista es de 45 años, (tengo 65 corridos), mi estado civil es de soltera sin compromiso (soy viuda dos veces), mi afición a la música tecnopop, (no sé ni cómo es dicha música, para qué nos vamos a engañar), en la página mido 1.75, (en realidad mido 1.54), y peso 55 kilos (peso 60 kilitos de nada), tengo tres hijos (no tengo ninguno), me gusta leer a Gala, (lo aborrezco con pasión jarocha) y algunas otras curiosidades más...
Al poco rato llegó a mi correo electrónico un mensaje comunicándome que mi perfil correspondía con su perfil, el perfil de la página, se entiende, y que quedaba aceptada como miembra de la comunidad de buscadores de amigos, amigas y parejas con buen fín y que se hacían reuniones periódicas en distintas ciudades de España a las que sería bienvenida y que había ya incluso 20 posibilidades, oiga, 20, de conocer con foto incluida a señores de entre 18 y 99 años que estaban locos por mis huesos y por mi "versátil" personalidad. Fuí a ver las fotos de los candidatos. Todos incluían, amén de su imagen divina, sus formas de vida, sus aficiones, su estado civil...Quedé encantada. Me he comunicado con los 20 y estoy a la espera de que me vayan enviando imeiles y me vayan descubriendo sus "gracias" ocultas.
Os iré contando en sucesivas entregas mis avances en este campo aún desconocido para mi. Me despido de ustedes, suya affma. Sed buenos y temerosos de Dios.

Esto no es serio, oiga, esto no es serio...

Esto no es serio, oiga, esto no es serio... Queridos amigos y amigas, me dispongo a contaros algo que, por lo menos a mi, me causa profunda estupefacción y algo de inquietud. No es raro, os comunico que soy de natural inquieto. Un ser humano de esos que se empeñan el entender el porqué de las cosas, como si las cosas tuvieran porqués, y no explicaciones que, de momento nos convencen pero que a la larga, muy dentro de nosotros sabemos que cuando mucho, vamos, haciendo ya un exceso, no son más que maneras de tranquilizarnos de forma momentánea. Como decía un amigo mio: Todo entretiene...
A mi, fíjense ustedes por donde, me preocupa mucho la cosa de la nutrición. Del alimento. De la comida, vaya. Debe ser a fuerzas de haber oido a mi abuela toda la vida diciendo aquello de: Somos lo que comemos. Como me dió por entretenerme con ese tema e incluso, he dedicado a ello gran parte de mi tiempo, suelo estar algo al tanto de las cosas que en materia de investigación alimentaria nos van contando. O sea, que soy una "enterá". Bueno, pues ni enterá ni nada de nada. En este momento no me siento capacitada para recomendar ningún tipo de alimento, por miedo a que, pasado mañana me demuestren, con pruebas feacientes que el tal alimento no es alimenticio, no, que es un veneno malísimo y que debe ser desterrado de nuestra dieta inmediatamente a riesgo de que nos salga otra nariz, no en la cara si no en una axila, (lo cual debe ser molestísimo).
Veamos...durante los últimos años se nos ha enseñado que los alimentos que contenían ácidos omega6 eran buenísimos para contrarrestar, por su alto contenido de colesterol beneficioso, el colesterol malo que a su vez contenían otros alimentos, que, por cierto, estaban todos buenísimos, los malos, claro. Por ejemplo, nadie que conociera o supusiera conocer lo que estaba comiendo se metía entre pecho y espalda con tranquilidad una paletilla de cordero...Huy, eso tiene una cantidad de colesterol...Los huevos eran mirados con cierto reparo, rompías la cáscara y ya te estabas imaginando la yema taponándote las arterias como si fuera engrudo. El jamón, ese de cerdo, tan rico, otro veneno, lo que te digo Maripili, nada, nada, ni se te ocurra comerlo más que una vez al mes y eso en luna llena que he leído en Integraldelamuerte que la luna llena por la cosa de los movimientos de las mareas marítimas playeras, hace que las arterias se dilaten y que la sangre sea menos gorda...Lo que es buenísimo me han dicho Maripili, que es, la caballa, la sardina, el salmón y los pescados azules, de esos grasos, que esa grasa es como tres en uno para la cosa de las obstruccíones de las cañerías. Ah, y las nueces. Tú come muchas nueces, Maripili, que son buenísimas no sé exactamente para qué, pero que son muy buenas. No me digan, señores y señoras, que no han oido una conversación de ese tipo en los últimos años.
Pues...donde dije digo, digo Diego y ahora nos cuentan que, los ácidos omega6 producen cáncer de mama, comprobao, ¿en dónde?, en ratonas, oiga, en ratonas. Que les han dado a las animalitas sardinas a porrillo y se les ha puesto la mama como el tambor de granaderos y han muerto entre estertores, bascas, y despedida de sus hijitos que ahora se quedan huérfanos y a cargo del ratón padre, que ya sabe usted qué desgracia son los padres ratones, un drama.
Total que...¿ahora qué hago?, ¿qué como?, usted fíjese que las verduras y las frutas llevan pesticidas a porrillo, que las maduran con productos químicos, que la carne de vacuno, si no es de vaca loca es de vaca engordada a base de porquerías, que los cereales, oiga, los cereales, son de esos transgénicos, como la oveja Dolly, que los boquerones en vinagre llevan dentro gusanos microscópicos que nos llegaran a los mismos sesos, subiendo, subiendo. Que la leche y los yogures salen ya no de las vacas locas, que ahora salen de grifos en las paredes de las fábricas. Que los aceites a la que los recalentamos, se ve que los posos dan cáncer, de dónde, no lo sé, pero que dan cáncer. Y fíjese usted, doña Rosita, que la soja esa que yo tomaba para los sofocos me han dicho también que es como lo de la Dolly y que cualquier día amanezco balando. Y , ¿qué me dice usted de dejar media cebolla en la nevera impunemente?, pues que creo que es un veneno como para acabar con un ejército. ¿El tomate?, da ácido úrico, quite, quite. No, si van a tener suerte los del tercer mundo, esos tan delgaditos que, no comen los pobres de nada y se mueren ellos tan sanísimos. Y no se queje usted doña Rosita de su mísera pensión de viuda que gracias a eso, a que come usted alpiste, está usted tan rozagante y tan ligera. Ah, y no beba leche de esa que le dan los de Cáritas de la parroquia, que el calcio a su edad ya no se va a los huesos y va a hacer usted piedras en el riñón como los escombros de los del barrio del Carmelo...Aquí me tiene que llevo dos días sin comer, es más sin beber ni agua, que me dijo un herboristero, el de al lado del mercado, que no es verdad eso de que hay que beber mucha agua, que en la orina se van todos los minerales del cuerpo, y que además en el agua del grifo han puesto hasta arsénico, fíjese usted, arsénico, si no me extraña que haya tantas cosas raras como hay ahora doña Rosita, que antes mis abuelos mismos, se murieron los dos a los 30 pero de un bombardeo, de no ser por las bombas lo mismo estaban todavía aquí...
Y...qué miedo eso de la fiebre del pollo, por cierto, el pollo, que no se le ocurra comer la piel, que a los hombres le salen hasta pechos, que eso es lo que le pasó a la Bibi Andersen y mire qué domingas. La niña de mi vecina la Jessi, me ha buscado en el internés y me ha dicho que como tengo el grupo sanguíneo sero positivo, que no coma coles de bruselas ni alcaparras, que, por lo visto se ha descubierto que hay comidas que no son para todas las sangres lo mismo. Y yo comiendo de todo, oiga, sin enterarme.
A lo que voy, señoras y señores es a que, estoy llegando después de largos años de estudio sobre el tema a que no tenemos ni la más mínima idea de nada, y que, de lo que se trata, con la forma de dar las noticias y más las que se refieren a temas que afectan la salud es a crear angustia. Ah, pero yo sé por qué lo hacen, ¿eh?, que mi monitora de yoga me ha dicho que, por culpa de la angustia se bloquea un chacra que hay ahí, abajo, en el pepe, en sus partes y que si ese chacra se bloquea, al que le pasa, que se dedica a comprar de todo de forma compulsiva y que lo que quieren hacer es que consumamos como locos, como en el libro aquél de Un mundo feliz, de Aldous Huxley, que se ve que era como Verne, un profeta el payo.
Amigos y amigas, gracias por su atención. Quedo de ustedes suya affma. Sean ustedes buenos y temerosos de Dios, sobre todo temerosos.

Mi cuñada. La anticristo

Mi cuñada. La anticristo Queridos y queridas, lo prometido es deuda. Quienes me leen se habrán percatado de que en uno de mis artículos aparecía un personaje a la que llamé La anticristo. Este nombre no está dado al azar, de ninguna manera, creédme, tiene una razón de ser muy concreta y facilmente demostrable con pruebas feacientes. Paso a narraros la historia.
Una servidora de ustedesvosotros, conoció un día, ya lejano, en la calle, como aquél que dice, en realidad fué en un bar infecto de la zona de Moncloa en Madrid, a un sujeto que, mire usted por dónde, le cayó en gracia. Servidora se fué enamorando, el sujeto también de servidora y se estableció una preciosa relación con sonido de fondo de violines, cupidos volanderos y diabetes asegurada. El tiempo fué pasando, como por otra parte tiene por costumbre y una un día, al poder articular una frase completa, ya se sabe que el amor hace que los primeros meses se emitan solamente balbuceos del tipo de: oh, ah, si, amol, cariño mio, mi vida, tesoro, me estás pisando amol, etc, etc...pues al recobrar el habla se me ocurrió preguntarle a mi vidita: ¿Tú eres hospiciano?, le dije entre beso y beso, y él, saliendo de su romántico marasmo me contestó: No pichulina, tengo papá, mamá y una hermana más mayor que yo...
Si en ese momento mi mente no hubiera estado sumida en el piélago de la pasión y hubiera tenido uno de mis famosos pálpitos, hubiese sido el momento de, después de abrocharme la blusa, agarrar el bolso y decir aquello tan contundente de: ahí te quedas mundo amargo, que te den mucha morcilla. Pero...ay, pero. Servidora no razonaba de forma habitual. Las endorfinas me tenían embotada la psíque y pasé por alto la información como algo normalísimo, papá, mamá, la hermanita grande, qué bonita familia tenía mi pichoncito...
Pasaron los meses, pasaron muchísimos trenes, pasaron dos años y llegó el momento de conocer a las familias respectivas. Con los correspondientes nervios, igualito que antes de un examen, se visitaron los hogares respectivos. Al principio algo tensos, luego ya con más confianza y ya en ese estado más relajado del ánimo, comencé a darme cuenta de que la hermanita mayor de mi vidita adorada, no me tenía ni la más mínima simpatía. Ella, la pobre, tenía un trauma desde la niñez y odiaba a su hermano, típico complejo fraterno de hermana tonta con hermano pequeño listo, hermana fea con hermano pequeño guapo y hermana bajita con hermano pequeño más alto desde la cuna, es decir, tenía un trauma muy completo y además ya antiguo.
En esas circunstancias no faltaba más que encima el hermano odiado apareciera ante la familia, su familia, con una joven alta, simpática, sobradamente preparada y listísima (estoy haciendo un cursillo de: quiérete a ti misma en 10 lecciones, lo imparte CEAC, otro día os hablaré del sistema en cuestión).
Su primera frase al conocerme fué: Hola, tú eres la imbécil que sale con el idiota de mi hermano, ¿no?. A mi la sonrisa se me congeló en los labios, pero, como soy tremendamente positiva pensé, a esta bajita me la gano yo. Craso error. No contaba con información suficiente, claro, no sabía que estaba luchando con fuerzas malignas del más allá, con las que no vale otra cosa que el agua bendita, la oración y un boleto de avión a Papúa Nueva Guinea...contri más lejos mejor, que decía mi abuela.
Traté de agradarla, de hacerme su amiga, de comentarle mis problemas y el efecto fué totalmente contraproducente. Cuanto más me esforzaba yo en quererla más me aborrecía ella. Si me veía recién salida de la peluquería, su comentario era: ¿En qué enchufe has metido los dedos, hija?. Si estrenaba alguna prenda de ropa, me espetaba enseguida: ¿Tú te vistes en alguna sastrería militar?. Si me compraba unos zapatos: Menos mal que te has quitado las zapatillas esas que tenían agujeros para ventilación en los dedos gordos, por cierto, ¿cómo has hecho para ponerte cáscaras de mejillones en las uñas de los dedos gordos de los pies?, no quedan bien...
En fín, mi vida comenzó a ser un erial. Mi novio y sus padres me decían que no tomara en cuenta las tontunas que decía la primogénita de la familia, que ya se sabía que Rosamari era "especial" y que a ver si encontraba novio y se le pasaban las ´"manías". A esas alturas, Rosamari, la anticristo, tenía 30 años y no había conocido varón ni daba trazas de hacerlo en breve.
Llegó el día en que mi pichoncito y yo decidimos unirnos como pareja ante Dios y ante los hombres y en las fotos de la boda, curiosamente, aparece la Anticristo delante nuestro, de la pareja, en todas las fotos, en absolutamente todas, ahí enmedio, con una sonrisa en la que se intuyen los colmillos, los ojos vidriosos y unos zapatos con alzas de diez centímetros de altura, consiguiéndo así estar a la altura de nuestros hombros. Como era tan "especial", no se le podía llevar mucho la contraria a riesgo de que le cogiera uno de sus famosos ataques de morros con consecuencias imprevisibles que podían ir desde revolcarse por los suelos entre espumarajos bucales y gritos horrísonos, hasta, sacar un encendedor bic y prender el velo del traje de novia. Como se pretendía que todo, ese día, fuesen albrícias y zapatetas, mi ya oficialmente cuñada, aparece en el reportaje fotográfico igualito que si fuera nuestra aura. La anticristo ya era parte de mi propia familia, ay.
Como nos fuímos a vivir al extranjero, mi cuñada venía a vernos con toda la frecuencia que podía y podía muchas veces. Venía, criticaba todo lo que hacíamos, atracaba la nevera y posteriormente volvía a su lugar de origen. Estas treguas salvaron mi matrimonio, naturalmente. En uno de estos viajes, Rosamari la anticristo, conoció a un muchacho formidable, perteneciente a la once al que consiguió atrapar y llevar ante el altar. Yo pensé, qué bien, mira, ahora sintiéndose querida nos dejará vivir más tranquilos, pobre chica, era lo que le estaba haciendo falta, pero, me equivocaba de nuevo, insisto, no podía predecir el carácter esotérico de la perversidad hecha hembra bajita y reconcentrada.
Mi pichoncito y yo ya teníamos dos querubines, ella no se quedaba en estado...se mascaba la tragedia. ¿Porqué nosostros si y ella no?. Pues véte tú a saber, oyes...Pero el caso es que entonces, ya acompañada en el largo camino de la existencia, se sentía vejada por el destino al no concederle descendencia, de manera que su mala leche no disminuyó un ápice, es más, abundó. Todo era decir acerca de sus sobrinos: Esos niños...no se parecen nada a mi familia,¿eh?. Esos niños no salen a ninguno de nosotros, les huelen los pies y tienen los ojos saltones. Esos niños parece que van a ser demasiado altos, ¿no te parece?. Os ahorro detalles por demasiado dolorosos y sangrientos.
Por fín un día, al cabo de dos años de su unión, quedó en estado. Respiré hondo y pensé: qué bien, se acabó el problema, ahora se sentirá plenamente realizada y se olvidará de que existimos. Pero, no, ay, volvieron a fallar mis predicciones. Cuando nació su hijo todo su afán era compararle contínuamente con los nuestros: Mira, mira, Juanín ya, a los seis meses sabe hacer los cinco lobitos tiene la loba y los tuyos no saben hacer logarítmos neperianos...¿les estás educando igual de bien que yo al mio?...
Como veis, la cosa no tuvo ni tiene remedio. Me ha intentado amargar la vida, el matrimonio, la maternidad y la relación con la familia y los amigos. Sus esfuerzos, aunque tenaces, no han dado fruto. Me ha regalado cosas como: Un pijama de raso con dibujos chinos, que ya conoceis, un cuadro de dos caballos blancos al galope tendido, una gitana vestida de faralaes para encima de la televisión, un barco de cristal de Murano procedente de Venecia, un perrito para el coche que mueve el cuello al frenar, un mechero en forma de calavera y que enciende los ojos al prenderlo mientras emite una música horrísona, unas macetas de flores que bailan si las aplaudes, una fuente luminosa con dos delfines que además hace humo blanco si la enchufas y lo peor, lo peor con diferencia, una plancha, qué crueldad sin límites, una plancha, a mi, a mi...¿qué he hecho yo?, direis, para merecer tamaños castigos, pues...conocer a un sujeto en un bar infecto de Moncloa y no salir pitando al enterarme de que no era hospiciano.
Sé de hecho que va a ser imposible deshacerme de su presencia mientras viva, y ahora ya concienciada del hecho, voy armada de agua bendita, estampita de san Miguel arcángel que venció al demonio y una estaca de madera bien afilada y un martillo de plata por si se diera la circunstancia de encontrarla alguna vez despistada.
Hago múltiples novenas. He ido a videntes y quirománticas. Me he hecho una limpieza del aura, incluso me he hecho una limpieza de cútis. Todo inútil. No hay fuerza del Bien, que, de momento haya conseguido neutralizarla.
La padezco en silencio y resignación esperando que alguna vez se cumplan las predicciones del apocalípsis de san Juan, y todo esto acabe al sonido de trompetas y aparición de los ángeles, arcángeles, tronos, querubines, serafines y demás público celestial.
Me despido de vosotros vuestra affma. Sed buenos y temerosos de Dios.

El tai-chi, chi, chi, chi

El tai-chi, chi, chi, chi Queridos amigos y amigas en la red, (me ha quedado bonito el saludo pero parece que hablo con otros boquerones capturados a la altura de Málaga por el Pepita II), bueno, os prometí que haría entrega de otro articulillo de estos dándoos cumplida cuenta de mis experiencias con las distintas disciplinas orientales, y, como soy mujer de palabra, paso a hacerlo.
Os comenté que había comenzado a hacer yoga, con grandes progresos de mi parte, bajo la dirección de una monitora bajita y con escaso sentido del humor. Eso es un día a la semana, si, me he propuesto dedicar otro día a la práctica del tai-chi-chuan, tipo de gimnasia china cuyo nombre creo que significa: Mira cómo se baila el agarrao, en chino cantonés, claro.
Para dicha práctica me conciencié a fondo y decidí aprovechar un pijama que me había regalado mi cuñada, la Anticristo, otro día os hablaré de ella, en unas Navidades. El pijama es de raso, con dibujos de dragones, en rojo, negro y dorado y no me lo había puesto más que una vez, más que nada por que me resbalaba en la cama y me sentía como si en lugar de dormir me subiera en el gran Khan, o montaña rusa similar con las naturales consecuencias de inquietud y ganas de mingitar de madrugada. Como me quedaba bastante bien de talla, pensé: mira, me han dicho que me ponga algo cómodo que no apriete...el pijama chino que me regaló la arpía me va a venir al pelo, (la arpía es la misma que el Anticristo), pertrechada pues ad hoc, metida de antemano en el ambiente oriental, me presenté en la sala de tai-chi, que es la misma casualmente que en la que practicamos yoga, más que nada es que es la única sala del centro, que cuenta además con vestuarios para hombres y mujeres, dos wáteres y un mostrador para la cosa de los recibos mensuales. El centro se llama El coco cómodo, yo, que ya sabeis que tiendo al fácil juego de palabras,le llamo La gallina, por razones obvias.
Bueno, con mi pijama de raso entré en la sala y ya de momento fuí recriminada por no saludar a la manera hindú a dicho recinto, el tal saludo consiste en poner las manos juntas debajo de la barbilla, reclinar la cabeza y hacer el intento de concentración, arrepentimiento y cumplir la penitencia que nos sea impuesta amén, o...¿eso era ahí o en otro sitio?
Mal empezamos, pensé, pero claro, yo había dicho un simple: buenaaaas, carente de trascendencia y, en estas cosas ya se sabe, antes que nada, trascender es lo primero. La monitora, que en este caso es alta y delgada como su madre, pero tiene bigote como su padre, y es morena saladá, nos colocó en fila india y nos dijo, como lo oís: haced el oso. A mi me pareció curioso el requerimiento, pero pensé que a lo mejor se hacía algo de terapia de grupo antes de comenzar la práctica en si, y tratando de abrir mi mente a cualquier posibilidad de desbloqueo, hice en voz, todo lo alta que pude: Bruaaaaaaaaaaaaaaoug, poniendo a la vez una cara de ferocidad que asustase al mismo miedo. Todas las asistentes me miraron con cara de gran estupefacción y una de ellas se desmayó del mismo susto, se ve que anda delicada del corazón la mujer. No, no, no, me dijo la monitora, hacer el oso, querida, es la forma en la que llamamos al paseo de calentamiento previo y que consiste en dar grandes zancadas en círculo mientras se bracea con gracia singular.
Me uní a las demás tratando de remedar sus movimientos, encabezadas por la monitora. Parecíamos talmente Papá Oso, Mamá Osa y todos los ositos, en este caso familia numerosa de las que ya no se ven por el mundo. La gran familia en osos. Era divertido, si, lo único que había que tener cuidadín era con no ir más deprisa que las de delante y darles con los brazos en la cabeza.
Acabamos de hacer el oso y seguimos haciendo el indio, mejor dicho, el chino, y la monitora nos dijo que, a continuación, haríamos el saludo al sol. Yo miré por el gran ventanal de la sala y saludé con la manita. No, no, no, me dijo de nuevo la monitora, el saludo al sol consiste , de forma no literal, monina, en extender los brazos hacia arriba en posición estática y hacer una serie de movimientos con la mayor gracia posible, tú véte siguiéndonos. Yo lo intenté. Al tercer saludo me perdí, pero lo arreglé saludando a mi manera, conviene ser innovador.
El siguiente ejercicio se llamaba: La grulla levanta las alas. Se trataba de, levantando los brazos, moviendo las manos como si fuésemos a bailar aquella canción tan bonita de: pajaritos por aquí, pajaritos por allá, de la chica del acordeón aquella que se quedó viuda creo, pues mientras movíamos las manitas con languidez, levantábamos una pierna y la doblabamos para atrás y la sacudíamos como si la hubiésemos metido en un charco, se hacía con una pierna o pata un ratito y luego se iba cambiando, para no cansar siempre la misma pata de la grulla, claro, qué gran sabiduría tienen los chinos, lo digo siempre...Yo, para demostrar mi interés, aleteaba muchísimo más deprisa que las demás, no se vayan a pensar que no me tomo las cosas en serio. Estuve incluso a punto de dar un saltito para ver si podía salir volando, pero, como no había mucho espacio para tal fín, decidí no despegar del suelo.
Luego la monitora nos mandó que hiciésemos un bonito encadenado que parecía talmente el ballet de El lago de los cisnes, para que os hagais una idea. Como yo no me sabía los pasos, los iba imitando, y, cuando ví que no llegaba a repetirlos exactamente, decidí, al son de la música china que teníamos puesto en el cd. montar una coreografía tipo vals siguiendo el ritmo de la música. Me quedó...regio. Qué gracia, qué sutileza la mia, cómo giraba como un trompo, el baile me iba poseyendo y todas a una hicieron un círculo, pegadas a las paredes para mirarme, no era para menos, claro, una pena que no hubiera una cámara para filmar la gracia natural que me caracteriza. La monitora se adelantó y sujetándome de la cintura me sacó de mi trance diciéndome: No, no, no. Monina, intenta hacer lo que las demás que esto no es un pasodoble, es tai-chi. Lo intenté con denuedo pero me pareció francamente, mucho más aburrido y menos completo que mi creación anterior y además como me dió flato del esfuerzo decidí sentarme en el suelo y esperar a que acabaran. La que había a mi lado no se percató, se tropezó y fué a dar con la pared lateral con mucho estruendo, un poco exagerado me pareció, pero no ibamos a empezar con tiranteces...La monitora, gimiendo, supongo que de emoción de recordar mi baile, dió por terminada la práctica.
Fuímos a cambiarnos al vestuario entre un silencio en el que se mascaba la envidia. No me hablaba nadie, es más, no me miraba nadie. No me importó, sé que el sino de mi vida es levantar envidias en los demás seres humanos y más humanas al comprobar sus carencias.
El caso es que estoy contentísima de los progresos que voy experimentando tanto en yoga como en tai-chi, y que la semana que viene, si Dios me da licencia, volveré a hacer las prácticas, dándoles eso si, mi sello propio, no hay que adocenarse.
Amigos y amigas, me despido de todos vuestra affma. Sed buenos y temerosos de Dios. Un cordial saludo.
P.s.d.t.: Os aviso, que no se me olvide ya que lo considero importante, estas técnicas milenarias están reñidas con el sentido del humor occidental, tan bárbaro y carente de trascendencia, no conviene por lo tanto ni reir ni hacer comentarios jocosos acerca de las posturas en ambas disciplinas, tai-chi y yoga. Ambas monitoras han conseguido, se vé, llegar casi al límite de la perfección en lo que a olvidar ese espantoso sentido del humor se refiere, ya que la de yoga tiene la misma gracia que un queso de bola y la de tai-chi parece por su actitud la hija del enterrador.

La relajación activa

La relajación activa Queridos amigos y amigas, mi vida es otra. Yo misma soy otra. No confundir, no soy "la otra, la otra que a nada tiene derecho", no, soy otra siendo yo misma, o sea, un problema casi esquizofrénico, pero aunque es una sensación un tanto inquietante, como me han dicho que "deje fluir", yo soy obediente y no me preocupo, e imagino que ambas dos Maripilis acabarán volviendo a ser una sola y libre Maripili. Respiremos hondo antes de nada, pongamos la mente en blanco, seamos conscientes de nuestro cuerpo y pasemos a intentar explicar esta catarsis en mi existencia.
Héte aquí, que, yo me encontraba algo ansiosa, como ya os conté en mi última entrega en esta página, y, como me dolía un tobillo y, una amiga me dijo que eso es que estaba somatizando la angustia, (la había somatizado pegándome con el pico del lavavajillas de la manera más cruel conmigo misma), bueno, como me dolía el tobillo somatizado, antes de que la cosa fuera a más y me fuera a poner a somatizar dándome con la cabeza en el pico de la mesilla, decidí, ya sabeis que soy un mujer de recursos, decidí digo buscar una solución antes de que las cosas no tuvieran solución.
Como la cosa no la veía para tanto, no estaba por la labor de tomar ningún tipo de medicamento y no me apetecía tomarme una tila, que no me gusta nada por cierto ni una pastilla de valeriana, que sabe a culo de gata, ni ponerme hecha un acerico a base de agujas de acupuntura, pues pensé que a lo mejor lo que me venía estupendamente era hacer algo de ejercicio, y, qué mejor que un ejercicio enfocado a la mente y al cuerpo al mismo tiempo, dos por uno, qué chollo.
Busqué un centro, cercano a mi domicilio donde se impartieran clases de yoga o tai-chi y con decisión me matriculé en las dos antiquísimas disciplinas una vez por semana en cada una, que tampoco hay que ser avariciosa con el bienestar que me iban a proporcionar, caramba.
La primera clase de yoga, en una sala encantadora, con música relajante de fondo y una vela encendida en el centro, comenzó con la sugerencia por parte de la monitora, de que, las asistentes, que en esa ocasión eramos todas mujeres, nos abrazásemos, antes que nada unas a otras, por turno, de manera que no quedase nadie sin abrazar. Yo pensé: Mira qué gente más cariñosa...y abracé a todo cristo, o crista, claro, cualquiera no abrazaba, menudo ridículo, no iba yo a quedar como una antipática y una traumada que somatizaba con los tobillos, nada, nada, total, mientras no me mandaran abrazar en la calle...tampoco era tan grave. También me vino a la cabeza la idea de que el yoga era sumamente curioso, pero claro, yo iba allí a aprender no a empezar a criticar situaciones que me conozco...Una vez abrazada, la monitora comenzó a aplicar a nuestra musculatura una serie de movimientos, dando ella ejemplo que me demostraron lo oxidadísima que yo estaba, lo bloqueadísima que yo estaba y lo torponcísima que yo era. Cuando se me mandó de forma amable pero firme, que, cruzara la pierna derecha por encima de la izquierda, el brazo derecho por encima del izquierdo, y ambas extremidades retorcidas, cerrar los ojos e imaginar que una espiral subía desde mis pies hasta mi cabeza, me caí igual que una alfombra enrollada. No importa, me dijo la monitora con una sonrisa dulce en los labios y con la misma cara que se mira a un niño retrasadito...No importa, ya irás manteniendo el equilibrio. Tú ten paciencia. Obedecí, hice acopio de la misma e intenté hacerlo de nuevo, esta vez con el pie izquierdo por encima del pie derecho, el brazo izquierdo por encima del derecho y...ale hop, al cerrar los ojos, previo temblor de piernas que talmente parecía Murcia, me caí para el otro lado, esta vez empujando a la compañera de al lado, fué sin querer conste y antes la había abrazado, y, con la desagradable consecuencia de que ella, a su vez, empujó a otra que empujó a otra...La monitora sonrió de nuevo, algo menos dulcemente que antes y dijo: Casi que tú te apoyas de momento en la pared para hacerlo, monina...Lo hice, ya algo avergonzada de mi inutilidad y...curioso, me caí hacia delante...La monitora, ya sin sonreir en absoluto, me dijo que probablemente, debo tener algún chacra esforciado, y yo, mentalmente, no iba a reconocer que no tenía ni idea de dónde estaba el chacra cerrado, claro, pensé en que tenía que buscar en google que es un chacra y en qué parte del cerebro se localiza. Debe ser un agujero que tiene todo el mundo, como el ombligo, y que yo lo tengo con cerrojo, reflexioné. Estaba yo en estas cuando la monitora nos mandó sentarnos en el suelo, en unas colchonetas y levantar las piernas, los riñones y sujetándonos a la altura de las vértebras lumbares con las manos, tirar con los pies hacia el techo. Bien, conseguí levantar el cuerpo en la tal postura antinatura y cuando tenía la sensación de que me iban a reventar las venas y arterias de la cara, la monitora dijo: ahora respirad hinchando el vientre, y, ahí fué donde me caí, dándole con los pies en la cabeza a la compañera que estaba justamente delante de mi en el suelo, a la que antes también había abrazado. Me deshice en excusas y volví a intentar emular la postura aquella que me recordaba la frase: Eres más difícil que mear con las patas arriba...Como soy tan ocurrente, mi propia gracia me dió risa y me caí de lado, cayendo esta vez encima de otra abrazada por mi hacía nada más un ratito...Renové mis disculpas. La monitora ya no sonreía nada, nada, nada. La música relajante de tipo hindú seguía sonando en un cd.
Nos fué requerido a continuación, que, abriéramos las piernas, sentadas en el suelo, tanto como pudieramos y que elevando un brazo, dejando el otro graciosamente relajado en nuestro vientre, mirásemos al techo mientras nos inclinábamos hacia un costado con la espalda lo más recta posible. La primera vez me salió estupendamente, pero, al cambiar de brazo, ay, me dió un tirón espantoso en el abductor de una de las piernas y, naturalmente, pegué un grito horrísono, a la vez que, doblando las piernas, le daba una patada en el pie a la señora que tenía a mi lado y que ya me empezaba a mirar mal, la pobre. La monitora, ya francamente algo crispada, me dijo que :"Procurara no gritar y no agredir a mis compañeras y que si lo hacía perderíamos la concentración y todo sería mucho más desagradable", la verdad, la frase me parece que contenía una amenaza soterrada, pero pasé por alto la inquietante sensación y haciendo un acto de voluntad, decidí no amilanarme por mis fallos y seguir lo más entusiasticamente posible que pudiera, se iba a enterar la bajita aquella de lo que era hacer yoga como si lo hubiera hecho toda la vida.
El ejercicio siguiente consistía en, tumbada en el suelo, flexionarse con las piernas unidas y los pies mirando al cielo, tocarse los mismos, rodar y hacer una voltereta hacia atrás. Maravilloso, soy sumamente flexible, me iba animando, aquello me salía bordado, qué se habían creido...Me animé, me animé y...le pegué una patada en la cara a la compañera de atrás. Se vé que no estaba muy relajada la chica por que me insultó llamándome: "animal". No se lo tomé en cuenta, claro, la pobre debía estar tensa, ya se sabe. La monitora decidió dar por acabada la sesión de yoga.
Esto que os cuento fué ayer. Hoy he descubierto que, me duelen músculos que no sabía siquiera que yo tuviera dentro del cuerpo. Creo que voy bien por que la monitora no paraba de decir: "Sentid el cuerpo, sentid el cuerpo", y yo me lo estoy sintiendo todo, sin ningún género de duda. Ah, cuando fuimos a cambiarnos la gente ya no estaba tan amable como cuando llegamos, fíjate, y eso que debíamos estar todas relajadísimas. Se vé que ese día no se habían concentrado bien, qué pena. Es más, ya no nos volvimos a abrazar para despedirnos, que hubiera sido lo propio, ¿no?.
Os seguiré contando mis experiencias con estas maravillosas disciplinas orientales, no os quepa duda. Es más, estoy pensando incluso en impartir clases virtuales, no os digo más.
Me despido de todos vosotros y vosotras, vuestras affma. Sed buenos y temerosos de Dios.

Los medios de comunicación

Los medios de comunicación Queridos y queridas, hoy me he notado algo inquieta, nerviosa, quizás hasta con un punto de ansiedad. Me he parado durante un momento a pensar en la causa a la que se podría deber el leve malestar anímico y he llegado a la conclusión de que, desde que me he levantado esta misma mañana, no he hecho más que recibir noticias. ¿Y te pones así, alma de cántaro por recibir noticias?. Es que no son las noticias en si, que de por si ya habría de sobra para encontrarse inquieta, no, es la curiosa manera de transmitirlas. A ver, pongamos por ejemplo una desgracia, una desgracia sin paliativos...podría ser el hundimiento del edificio del barrio del Carmelo en Barcelona, por poner uno entre muchos más, claro. No digo que sea el peor, ni siquiera ha tenido consecuencias mortales, pero, creo que todos estaríamos de acuerdo en calificar de gran faena el hecho de que nos fallasen los cimientos de nuestras casas respectivas si a los constructores del metro les diera por hacer un túnel por debajo de las mismas y calcularan las consecuencias con los mismísmos pies. Bueno, hasta ahí todo en orden o en desorden, según se mire. Piensa una: pobre gente...y a otra cosa mariposa, pero, ay, no, no, no. Le ponen el micrófono a la vecina del inmueble derruido que tenía la mujer una mercería. La mujer estaba hecha polvo. Natural. A continuación pasan la palabra a la vecina del segundo derecha que lloraba la mujer como una Magdalena. Vaya palo, fíjate, pobres familias...Luego pasan el turno de intervención al jefe de obras que está haciendo el peritaje de los edificios colindantes y nos cuenta el sujeto en cuestión que probablemente, al derruir el primer edificio, se habrán de derruir los colindantes. Estupendo. Todo esto con el café en los labios mientras a la vez se pone una los zapatos, mete las cosas en el bolso y se pinta con carmín las orejas para que no se las corte el frio. Llega una al coche, ya dándole vueltas al tema de la pobre gente esa que se ha quedado en la calle y mirando a ver si en los alrededores de la casa de una no se les estará ocurriendo a nadie ni clavar un clavo con fuerza excesiva, y, cuando pone la radio del vehículo, le cuentan a una los coches bombas que han explosionado hoy mismo en Irak y las consecuencias en carne picada...La atención se desvía de los afectados del barrio del Carmelo a las víctimas de las bombas en Irak. Vamos mejorando. A continuación me informan de que se ha helado la mayoría de la cosecha de frutas y hortalizas por culpa de la ola de frio siberiano y que los precios de las mismas se incrementarán en un cincuenta por ciento. Qué alegria, qué suerte. Me pondré jugo de judia verde en lugar de Chanel nº5. La siguiente noticia que me ha llegado a los oidos, ya francamente depauperados por la preocupación, ha sido que, como el euro ha subido muchísimo no vamos a exportar ni un clavo y que eso repercutirá en la economia produciendo en primera instancia más paro y que no es conveniente pedir aumentos de sueldos ya que dicha subida provocaría una inflacción espantosa...Pues estamos bien, me convertiré en ong, renunciaré a mi magro sueldo y haré patria, estoy decidida. Me vendrá estupendamente para conseguir volver a la linea Gandhi que tanto pretendo. Después me han contado que les suben las indemnizaciones a las víctimas norteamericanas de Irak y Afganistán. No les daban casi ni para pipas. Las viudas ahora cobrarán para empezar a llevar la viudez medio millón de dólares, para ir haciéndose a la idea, no está mal. Y ya, para acabarlo de arreglar, me cuentan que el Papa, el hombre, que carga con 84 años a las espaldas, está completamente hecho cisco, claro como es tan mayor y tiene más remiendos que la colcha de un asilo, normal. Ah, que no se me olvide, que dice Arzalluz no sé qué de que han puesto un mojón. Como en realidad soy una escatológica declarada, lo de mojón me ha sonado a defecación tamaño caballo percherón y ha sido quizás la única noticia que me ha provocado alguna esperanza, dado que, si se pone de moda que los políticos hablen del tamaño de su producto intestinal, a lo mejor nos dejan vivir un poco más tranquilos a todos los ciudadanos y entonces no se nos caen las casas por túneles mal hechos, no nos metemos en guerras y tenemos subidas de sueldos, lo mismo si, ¿no?.
Así pues comprendereis que no me encuentre con el ánimo jocoso que normalmente me acompaña y que haya decidido apuntarme en algún rato de ocio a clases de yoga, tai-chi, kigong o incluso puede que a danza del vientre. Me han dicho que esas técnicas relajan muchísimo y que hacen ver la vida con optimismo. Debe ser sobre todo por que mientras se practican no se escuchan las noticias de la radio ni se lee el periódico. Ya es ganancia.
Os ruego, los que tienen televisión, que me comuniquen qué hacen para no encontrarse francamente ansiosos y deprimidos después de ver en directo todas esas desgracias, naturalmente no vale que me digais que tomais antidepresivos, le dais a las drogas de todo tipo y os bebeis hasta el agua de los floreros. Me interesaría saber cómo narices acorchar el cerebro para que no le afecte dicho tipo de información.
Me despido de vosotros como siempre affma. Sed buenos y temerosos de Dios.

Ya llegan los carnavales...

Ya llegan los carnavales... Queridos y queridas, me parece que el tema de hoy, más bien, mi opinión sobre el tema que hoy propongo, va a levantar alguna que otra roncha. Aviso por lo tanto a los aficionados a la cosa del disfraz carnavalero que, o bien se abstengan de leerme o bien se provean antes de un buen antihistamínico.
Bueno, bueno, bueno, hénos aquí ya casi en el mes de febrero y hénos aquí, (no a los de Pravia), padeciendo ya, por lo menos mediáticamente la horrorosa fiesta de las carnestolendas, o sea, fuera las carnes, que aunque lo parezca no se trata de que todo el mundo a una se ponga a dieta y eche fuera barriga, no, vamos, ni un kilo oiga, no, se trata de que como casi todo lo que se celebra a nivel general, en la cultura occidental, por lo menos, véase Navidades, Semana Santa, Día de la Madre, Día de los santos Difuntos, etc, etc, etc, lo hemos de hacer a la vez y casi por obligación.
En este caso la tradición quiere que se trate de una herencia de las lupercales romanas y que a lo largo de la historia de la cristiandad se haya ido, de alguna manera, asimilando a nuestra cultura. Se celebraba en un principio como despedida de la vida carnal o mundana con el fín de coger fuerzas de cara a la Cuaresma que se les venía encima. Era un poco aquello de: Que nos quiten lo bailao...Y digo yo, y, ahora?, qué nos quitan ahora si casi nadie se dedica a vivir el tiempo previo a la Semana Santa como a la Iglesia Católica le gustaría que lo hiciesemos?. O sea, que ahora podemos seguir bailando, bebiendo, fornicando, comiendo chuletones y fumando donde nos dejan, eso si, todos los días del año.
Daré por bueno que los carnavales se han convertido en una tradición, en una fiesta popular ya sin su antiguo significado, aunque aquí en España estuvieron practicamente prohibidos durante toda la dictadura franquista, y, mira por dónde se recuperaron después de la trancisión. Lástima, hubiera sido el único agradecimiento que por mi parte se diera a dicho régimen dictatorial...
Se recuperaron, si, y con ganas. No hay pueblo ni ciudad en España que no celebre de alguna manera los dichosos carnavales, otra cosa es lo divertido, estético, agradable, humorístico que resulte el evento.
Me ha tocado, por circunstancias de la vida, vivir los carnavales en distintos puntos de nuestra geografía. Es increíble darse cuenta de lo que uniformiza el carnaval a todos los habitantes de España por distintos que sean su clima, idiosincrasia, tipo de gobierno y alimentación. Me llama sobre todo la atención la curiosa costumbre de los varones españoles, en estas fechas de, todos a una, si deciden disfrazarse, hacerlo de hembra de armas tomar con un perímetro torácico que para si lo querría una vaca cántabra de generosas ubres. Me podría alguien explicar la gracia de que, Manolo, Pepe o Jacinto se vistan de señora gorda?. Supongo que como no mingito erecta no acabo de pillar la chispa del asunto, debe ser eso, por que divertidísimo debe serlo, si no no lo harían tantísimos cientos de seres humanos catarrinos mamíferos del sexo masculino. Qué juerga, me pongo unas tetas del tamaño de dos botijos, una falda de mi abuela, unas medias de mi señora, la Pili, me pinto los morros de rojo, los ojos de negro profundo, y si es posible, me consigo una peluca que tenía mi madre de cuando se llevaban tanto las pelucas rubias, qué juerga, cómo me río...
Pero, oiga...caballero, a usted porqué le ha dado por ahí con fecha fija?. Tiene usted acaso una homosexualidad larvada y no se había atrevido jamás a ponerse los pantys de la Pili?. O bien, es que encuentra tan ridículo y jocoso el atuendo femenino que lo elige para romper con la vida morigerada que lleva el resto del año?.
La costumbre de vestirse de hembra suele darse en los varones del pueblo llano, pero, en los carnavales, digamos así, organizados por la administración, suelen ser los ayuntamientos, la cosa es muchísimo más organizada, muchísimo más espectacular y sobre todo, muchísimo más cara, claro, como tiran con pólvora del rey es bastante sencillo el organizar desfiles de carrozas alegóricas...alegóricas a qué? Pues por norma general a poner pingando al prójimo, con poquísimo acierto y menos gracia y por norma general, también, a hacer una especie de muestra de penes de diversos tamaños en diversos materiales y eso si, siempre con la misma gracia que un queso de bola. Digo yo...los señores que se visten de hembra rompedora de retinas y los que organizan los desfiles son los mismos?. Para mi que si, eh?, y vuelvo a mi tésis de que deben tener algún problema no resuelto con su sexualidad. Eso si, sus evasiones se las pagamos entre todos que para eso somos ciudadanos, naturalmente.
Se ha creado otro estilo de celebración del carnaval en algunos lugares de nuestro país que ha derivado al culto al disfraz por el disfraz. Esto es, ya no importa el tema de que sea carnaval o el día de Santiago Matamoros, es igual, se trata de realizar disfraces pesadísimos, portados por una señora o señorita generalmente, que no padecería tanto la pobre ni aunque la hubieran condenado a galeras. Ataviadas con 150 kg. de peso en disfraz, lleno generalmente de plumas, lentejuelas, cristales, perlas, un piano de cola y un sofá chéster si viene al caso, se intentan exhibir en un escenario y a todos los espectadores se les ven las muelas de la admiración creada por la creación de algún desaprensivo que encima, me imagino, cobrará por ello. Para mi que el público espera ansioso que la modelo en cuestión muera aplastada por el peso del invento. Es un concurso de disfraces o un concurso de levantamiento de pesadilla de delirium tremens?...No salgo de mi asombro cuando las intuyo sonreir, y digo intuyo por que el rostro queda cada vez más obviado en mor del dichoso "disfraz".
Y, bueno, agradecería por fín, que alguien me dijera qué narices hay que hacer en carnavales que no sea el ridículo en masa en la calle para divertirse con esas fiestas. Espero vuestras respuestas. Me gustaría como a la mayoría echar una cana al aire y reirme muchísimo con fecha fija, la verdad, pero me temo que soy tan obtusa como para no haberle encontrado la chispa al tema.
Me despido de vosotros, vuestra affma. Sed buenos y temerosos de Dios.

Yo no quiero ser Letizia Ortiz

Yo no quiero ser Letizia Ortiz Queridos y queridas amigos, estaba yo hoy hasta las narices de trabajo, pensando en que no hay derecho en perder el tiempo, las fuerzas y la ilusión en ir al mismo sitio todos los días para que a final de mes te paguen una miseria, contemplando, seriamente, la posibilidad de meterme eremita y envidiando a la gente, hombres y mujeres que no tienen mayores obligaciones que rascarse la barriga con la mayor eficacia posible, cuando me ha venido a la cabeza, el caso de doña Letizia Ortiz Rocasolano, princesa de Asturias y se supone heredera de la corona española.
Estoy casi segura de que esa señora estaba hasta las narices también de levantarse tempranísimo todos los días del año, excepto vacaciones contempladas en convenio, de tener que aguantar el humor de su jefe, y, en su caso, de todos los inconvenientes que debe tener ser presentadora de un espacio informativo diario en televisión. La chica debió ver el cielo abierto cuando, Felipe (Nuestro Hijo), le declaró su amor y su decisión de llevarla al altar de la catedral de la Almudena. Craso error. Os imaginaís lo que debe ser tener que hacer de princesa todos los días?, ah, y ahí si que no hay días de vacaciones de convenio laboral ni moscosos ni ná de ná. Debe ser un puesto malísimo. Veamos. Os imaginais no poder rascarse cuando algo te pica, puesto que, de ser así cientos de cámaras tomarán la instantánea del momento. O, por ejemplo, qué haces si tienes ganas de bostezar y se te escapa?, o bien, esa chica podrá ahora tirarse un pedo con libertad en el pasillo de su casa aprovechando el ruido que hace el tranvía al pasar?. Tiene que ser durísimo arreglarse como para ir a una boda cada vez que pisas la calle, ir de peluquería y con el ojo pintado, tengas ganas o no. Tiene que ser muy duro, si, no poder bajar la basura en bata y zapatillas, con lo agradable que es bajar la basura. Y qué me decís de lo que esa pobre mujer se pierde ahora al no poder ir a pasear al perro en chándal y zapatillas deportivas?. Qué drama no poder volver a pisar el Carrefour y mirar las ofertas de tres por dos...Y, ya si nos metemos un poco más en el campo del cotilleo, si a esa chiquita le caen pésimamente la suegra y las cuñadas, como está mandado en la naturaleza, qué hace la pobre, eh?, qué hace?. Imaginaos la portada del Hola con Letizia mirando atravesadamente a la infanta Helena y poniendo cara de decir: cajco de tía...Vamos, se arma la mundial. Además, fíjate la terrible presión social sobre si estás embarazada o no estás embarazada ya, se debe sentir una como una gallina ponedora en granja colectiva, qué horror, pobre mujer, repito, qué vida tan dura. Y con lo bien que me lo paso yo, por ejemplo, buscando dónde aparcar el coche cuando llego a cualquier sitio, me parte el alma pensar en esa pobre criatura privándose de semejante placer. Ya no verá núnca jamás al lector del gas, tan majo y tan lector, tan culto él. Ya no podrá tampoco hablar con el fontanero, un hombre tan preparado y tan estupendo, tan consciente de su oficio. Me conmueve pensar que no hará reformas en la cocina de su casa, no tratará con los albañiles ni con los carpinteros...Cómo se puede sobrevivir con esos niveles de sacrificio?. Conforme voy escribiendo, con los ojos arrasados de lágrimas de compasión, os lo confieso, me imagino la frustración de esa señora cuando piense en que ya no puede pasar la aspiradora, ni poner la lavadora, ni tender la ropa mientras cante La Lirio, la lirio tiene, tiene una pena la Lirio. La vida es una contínua trampa, es un hecho. Qué haría yo si los fines de semana no pudiera ir a cenar al McDonalds? y si en lugar de escuchar a mis ídolos, Bisbal o Luis Aguilé, me tuviera que meter horas a escuchar Bach o Mozart?, y si tuviera que poner una sonrisa en los labios cuando por dentro me martirizase el dolor hemorroidal?. Lo dicho, espantoso, pensándolo bien prefiero llevar la vida de abeja obrera que me ha tocado por momento económico, histórico y por que tengo que pagar una hipoteca de un piso de 80 m. cuadrados, eso si, con muchísima luz. La que no se consuela es por que no quiere. Amigos y amigas, me despido con todo mi cariño para vosotros y os recomiendo como siempre que seais buenos y temerosos de Dios.

Hace un tris que corta el cutis.

Hace un tris que corta el cutis. Queridos y queridas, no puedo por menos que lanzarme a la aventura de contaros como vive mi humilde persona y sevidora vuestra, que lo soy, cómo vive, digo, la ola de aire siberiano que nos ataca.
Podría decir, con una sola palabra que: Mal. Pero entonces no escribiría nada más y mi intención se vería abortada y una weblog no tendría sentido, para eso escribiría telegramas...Como ya os he repetido hasta la extenuación padezco de verborrea, en este caso de graforrea, se debe llamar y por lo tanto intentaré contaros mis experiencias detalladas con la cosa de la bajada de temperaturas y la pertinaz sequía que nos agobia.
Bien. Comenzaron anunciando en los diversos medios de comunicación que se acercaba una ola de viento helado procedente de Siberia, como Miguel Strogoff, y que nos iba a lucir el pelo. Como no hay que dar pábulo a las informaciones que nos cascan ultimamente, muchos, entre ellos yo, pensamos que se estaban curando en salud por lo del atasco en la nieve los días posteriores a la Nochebuena en algunas regiones de España. Ya se sabe...como lo habían hecho con los pies y habían dejado a la gente tirada dentro del coche en las carreteras, ahora nos metían miedo para que, por si acaso, no salieramos a ningún lado. Aquí ya se sabe, en lugar de prevenir lo que se hace es disuadir. Pensaba yo que si eso ocurriera en los paises del Norte de Europa se pasarían el invierno metidos en su casa durmiendo como los osos...pero en fín, es que esos de por ahí arriba son como son, cabezas cuadradas, ya se sabe, no tienen imaginación ninguna, no como nosotros, los mediterráneos, que tenemos inventiva y todo lo arreglamos con un poco de cinta aislante.
Bueno, estaba yo en esas cavilaciones el mismo lunes por la calle, con el abrigo al brazo, que hacía un solazo estupendo y daban ganas de ir preparando la ropa de primavera, cuando, de una manera harto felona, se hizo realidad el pronóstico meteorológico y comenzó a bajar la temperatura. Supuse en un principio que sería una cosa subjetiva, de que me habían acabado convenciendo los poderes mediáticos, pero, no, oiga, no. Comenzaba, como si fuera una peli de sesión contínua, un frio que pelaba. No solamente un frio que pelaba, también había comenzado un vendaval que no solamente se llevaba la polilla, se llevaba también la ropa y hasta el armario. Como una es de la facción escéptica, pensé que, como lo habían anunciado tanto, la cosa no sería para tanto, y por eso no quise hacer el ridículo abrigándome de forma ostensible. Craso error. No solamente tendría que haberlo hecho de forma ostensible, tendría que haber salido envuelta en un edredón de cama king size. Naturalmente mantuve el tipo durante toda la mañana del martes y parte de la tarde y puse cara de: qué exagerados sois, total...fresquete y algo de airecillo.
Como la divina providencia me conoce y quiso rebajar mi nivel de orgullo, me sometió a una prueba de humildad y comprobación de la fuerza de la naturaleza sobre la vil mortal. Ah, qué lección ejemplar. El martes por la tarde, con la chaquetita, sin abrigo naturalemente, las dos manos cargadas de bolsas y el mechón al viento, una bufarada algo más fuerte que las otras que ya tenían per se categoría de ciclón, al revolver de una esquina, que decían León y Quiroga, me lanzó de culo al suelo. Si señores, si, al suelo, al santo suelo, a traición, de improviso. Yo, la hija de mi madre, tenía que darle la razón a los medios de comunicación contra los que combato siempre que puedo y además tendría que levantarse, lo cual, con el ventarrón que tenía de frente no era tarea fácil. Lo primero que hice, naturalemente, con gran perspicacia, fué mirar si me había visto alguien. De ser así pensaba fingir que estaba buscando una moneda de un céntimo de euro que se me había caido. Como estaba más sola que la una, bueno, si no tenemos en cuenta los papeles, hojas y demás porquerías que volaban a mi alrededor, pues decidí que podía intentar levantarme sin disimulo. Procedí a hacerlo y , oh sorpresa, no había manera. Me lastré con el bolso que pesa lo mismo que debe pesar la vida para un pobre de solemnidad y tomé impulso. Nada, oiga, no había manera. El viento, que le hacía el juego a los periódicos y a las emisoras de radio arreciaba. Yo seguía sentada y no demasiado agusto en el suelo rodeada de todas mis pertenencias. De repente se me prendió la luz del ingenio. Me fijé y vi a pocos pasos detrás mio una señal de : Prohibido aparcar o le matamos un hijo, anclada al suelo por una barra metálica de color aluminoso. Me fuí reculando, núnca mejor dicho hasta ella. En esa labor la dirección del viento me acompañaba en el empeño y me así con ambas manos al palo. Respiré hondo como me han enseñado a hacerlo en yoga y me impulsé hacia arriba tratando de recuperar la horizontal. Como náugrafo en medio del mar aquella barra metálica me sostuvo. Me erguí, pues y probé, con una mano agarrada a dar dos pasos al frente y a la vez agacharme para recuperar las catorce bolsas que llevaba colgadas de las manos. Por cierto, un inciso. Os habeis dado cuenta alguna vez de la capacidad del ser humano femenino para acarrear bolsas repletas y su peso correspondiente?. Acabaremos mutando nuestra especie y convirtiéndonos en mujeres toro-grúa, estoy segura. Bueno, como decía, intenté avanzar a la vez que me agachaba y con gran esfuerzo, soltando una mano del palo de marras, conseguí recuperar la mitad de las bolsas y el bolso tamaño baúl que llevo normalmente, mi bolso es mi hogar, está claro. Con gran valentía y valor tomé impulso, me tiré hacia delante y conseguí llegar hasta la otra mitad de las bolsas. Estaba salvada?...pues...el caso es que en ese momento mismo paró el capullo del viento y me vi impulsada hacia delante como si quisiera embestir el coche aparcado justamente enfrente mio. Naturalmente, con gran donosura, compuse el gesto, hice una graciosa cabriola digna del gran Nureyev y me pegué a la pared siguiendo mi camino.
Todo esto, para el que sepa estar atento a los abatares del destino, no es sino una comparación con la vida misma, y así me lo he tomado yo, como enseñanza del más allá para rebajar mi soberbia y mi vanidad. Vanitas, vanitatis...He de deciros que tengo un morado considerable en donde la espalda pierde su nombre y que me recuerda contínuamente que no debo desconfiar de los medios de comunicación núnca más, ni siquiera cuando me digan que España va bien, oiga, qué lección tan ejemplar.
Me despido vuestra afectísima. Sed buenos y temerosos de Dios.

La pesadez de lo "políticamente correcto"

La pesadez de lo "políticamente correcto" Hoy me ha dado por tener un día de esos que una se cabrea practicamente con todo y con todos, fijo que la conjunción de Saturno con Venus ha hecho que me sienta como si hubiese desayunado tigre...En semejante estado que me impele, cada vez que me ocurra a encontrar imbécil al mundo en general y gili a alguno en particular, me ha dado por pensar el porqué del silencio de la sociedad en general, acerca de unos cuantos temas, muy de moda, que paso a comentar a continuación.
Quizás la mejor manera sea hacerlo en forma de lista de agravios y os sugiero que, en los comentarios de los lectores, si os da la gana, claro, pongaís esas cosas que os provocan el mismo estado de estuporcabreo que tengo yo ahora mismo.
Porqué tengo que "respetar" opciones sexuales como el sadomasoquismo cuando alguien me comenta que le encanta ponerle pinzas de la ropa en los puntos G al o a la partenaire.
Porqué tengo que mirar sin ascos el foie, que ahora lo ponen hasta en los helados, por cierto, si a mi toda la vida me ha dado el hígado un asco horroroso.
Porqué tengo que hacerme la "pobre" si a mi me encantaría vivir como si fuera supermillonaria y egoísta total.
Porqué, y eso que es bastante general, no podemos denostar el hecho de que muchas personas, sobre todo mujeres, vayan a videntes, tarotistas, y demás licenciados en ciencias ocultísimas y sin embargo ponemos a caer de un burro a alguien que por ejemplo vaya a misa o rece las oraciones pertinentes en una mezquita.
Porqué es una obligación ciudadana el voto en las elecciones nacionales y autonómicas cuando a mi no me da la gana elegir entre lo malo, lo peor y lo pésimo. Si el caso se diera al comprar filetes sería correcto políticamente hablando comprar filetes con mosca, con gusano o con moho?. No se me arguya que se puede utilizar el voto en blanco,tal opción va en favor del que obtiene la mayoría, o sea, el filete con gusano?
Porqué tengo que ocultar que el Quijote me ha parecido siempre un libro pesadísimo, que no me ha hecho gracia jamás, y que estoy de sus personajes hasta las narices desde que lo leí, cosa que por cierto muchos de los que lo alaban sin tasa no han hecho.
Porqué tengo que decir que me gusta el jazz, cuando no sé porqué extraña razón sensorial, me pone de los puros nervios.
Porqué es obligatorio que me calle y agradezca el tener trabajo, cuando mi sueldo es menor que el de un hombre que desarrolle la misma labor y en el mismo sitio.
Porqué no puedo confesar, sin que me miren raro que me encanta leer tebeos.
Porqué está feo llamar negros a los seres humanos de color negro.
Porqué se considera incorrecto decir eso que llamamos palabrotas, si vienen al caso en la conversación y pueden incluso enriquecer el lenguaje.
Porqué no puede creerse la gente que no tengo televisión y que además no me gusta, no por una postura snobista, sino simplemente por que no me gusta el cacharro en sí.
Porqué dicen eso de que el que se calla es que medita más que el que habla mucho, no será que es que no tiene nada practicamente que contar?.
Podría seguir hasta el infinito con las cosas de las cuales no conozco la causa pero que me provocan cierta desazón y con las que no acabo a atreverme a decirlas a voces por la calle. Cuando me decida a hacerlo me comunicaré con todos vosotros desde el frenopático más cercano, si es que en los frenopáticos tienen cacharros de estos, que, por cierto, también son feísimos.
Sin más me despido de todos y de todas. Sed buenos y temerosos de Dios.

Posdata al artículo anterior

http://mujer.terra.es/muj/padres/embarazo/partos/

Los tabúes

Los tabúes Desde que tengo memoria, yo, que muy lista no soy, supongo que poco a poco habreis podido irlo apreciando, me he preguntado por qué no es lícito, agradable, simpático o simplemente bueno hablar de una serie de cosas o de temas abstractos. Me refiero por ejemplo, para empezar por uno cualquiera a lo mal visto que está hablar de las heces propias o ajenas y no necesariamente por motivos patológicos. Veamos, imaginemos por un momento que nos sale una caca de esas que hacen época, de persona sana, bien alimentada, bien digerida, satisfecha y encima con una forma correctísima dentro de lo que puede ser correctísimo en una caca, vamos, una cosa de concurso. Si se nos ocurre comentarlo como premio a la labor bien hecha, no tengais la menor duda de que lo primero que nos llamarán será guarros y si pillamos un cursi nos dirá que somos unos escatológicos, a ver, por qué, oiga? Sin embargo, y en esto las mujeres me teneis que dar la razón, no hay ningún pudor entre nosotras en hablar de la regla y de los partos con todo lujo de detalles. Ejemplo: Margarita se ha tirado dos días pujando con una dilatación de 7 cm. entre unos dolores que no los aguanta un rinoceronte autista, al final le han tenido que inducir el parto y ya ha sido espantoso, se le caía hasta la baba, no te digo más. Encima, fíjate, le han hecho un corte en el periné que se ve Toledo si miras atentamente, y el niño ha nacido, criaturita, con tres vueltas de cordón umbilical, moradísimo y más feo que los bajos de un camión, sale al padre, además le ha salido torcido el pene y parece que le van a tener que operar de hipospadia, tremendo, no?. Bueno, pues todo eso te lo cuentan las amigas de lo más normal, como si fuera una novela de Salgari, y una tiene la obligación de escuchar con cara de interés el parte de semejante escabechina...Y las reglas?, ah, ahí os quiero ver, caballeros, en una conversación sobre el periodo femenino: Chica, qué mala estoy, fíjate, tengo la regla desde los 8 años. Me viene cada 21 días, me cambio de compresa cinco veces diarias y las pongo que no les cabe una gota más, es espantoso, no me puedo poner tampax por la cantidad tan bestial que tengo, una pena, me joroba siempre en todos los viajes. Te acuerdas aquella vez que fuimos al corteinglés y a mi me corría por la pata abajo?, te acuerdas?. Cómo querrá que no me acuerde, señor, fué todo drama que dió conversación, la misma, eso si, durante dos meses seguidos día con día. Me ha dicho el ginecólogo que tengo una endometriosis y que por eso tengo las hemorragias que tengo, como mi madre (una no conoce a su señora madre, ni ganas), fíjate MariPili, una endometriosis...y me ha dicho que me va a dar unas pastillas buenísimas de hormonas para reducirme la endometriosis y que si no me operará, que es que esto es un martirio, oyes. Quien no haya padecido este tipo de conversación que tire la primera piedra, quien no haya oido con todo lujo de detalles todos y cada uno de los partos de las amigas, niño por niño, centímetro de dilatación por centímetro de dilatación, que levante el dedo bien alto y que lo baje enseguida que haga memoria. Y digo yo...qué diferencia encuentran entre la regla, los partos, las muelas, que esa es otra, los dolores de cabeza, las crisis de ansiedad, cuya narración dura horas y horas y lo del tema de las cacas, eh?. Eso si, de la caca está feísimo hablar, de lo otro no, es más, es hasta socorrido para cuando no hay otro tema de conversación. Es más, en el caso de algunas mujeres te da la sensación de que debe ser lo más emocionante que les ha ocurrido en su vida, pero es que...aparte de normalísimo, es aburridísimo señoras. Si me contaran que alguien ha tenido un niño, pongamos por una oreja, otra cosa sería, claro, curioso por lo menos, pero no, siempre te tienen que contar lo mismo y con pocas variaciones de la misma manera, ah, y encima están a punto de morir de dolor pero no se mueren núnca las jodías. En fín, prometo que no es provocación, que es estupefacción. Ya lo he dicho, es que una no es ninguna lumbrera. Un saludo queridos y queridas amigos y amigas. Sed buenos y temerosos de Dios.

Superwoman se cabrea

Superwoman se cabrea Queridos y queridas, sigo con mi plan de desaparición de la faz de la tierra, pero, no es de eso de lo que ahora quiero hablaros. Me ha venido a la cabeza hace un rato y he pensado compartirlo con todos vosotros. Se trata de lo siguiente. Yo soy un ser humano, casi seguro, perteneciente al género femenino de mi especie. Por el momento histórico, geográfico y económico en el que he nacido me ha tocado desempeñar un rol que ni mis abuelas ni mi madre tuvieron, es decir, el rol de mujer que además de tener a su cargo su hogar y familia, tiene derecho a desempeñar una labor del tipo que sea en la sociedad. Qué chollo. Ya podemos ser médicas, abogadas, juezas, políticas, vendedoras, mineras...podemos ser lo que queramos o casi, que sobre eso habría mucho que hablar pero no es el momento. De manera que, después de estudiar la correspondiente carrera o aprender el correspondiente oficio, nos incorporamos como uno más al mundo laboral y social, insisto, sobre eso también habría mucha tela que cortar pero sigue sin ser mi objetivo de hoy el tratarlo. Bien, una, pongamos que trabaja como médico o como profesora durante 8 horas diarias, normal. Trabaja, dependiendo de su nivel de responsabilidad con todo el ahínco y toda la entrega de que es capaz, y...cuando la jornada laboral acaba, una llega a su hogar, por norma general formado por marido e hijos e incluso los padres de uno o de los dos cónyuges de la pareja y empalma la jornada laboral retribuida por otra nueva jornada laboral sin retribuir y que es tanto o más dura que la anterior. Item más, se produce la situación de: ni agradecido ni pagado. O sea, tomamos a nuestras espaldas amén de la educación de nuestros hijos, la atención de nuestros ancianos y la óptima marcha de la casa en la que todos convivimos. Una llega hecha un auténtico abrigo tirado a su casa y se quita los zapatos que la matan, verifica que los niños de diferentes edades hayan llegado, saluda a la abuela que le cuenta lo desgraciadísima que se siente ese día y en lugar de comerse una caja de fósforos de la reputada marca fosforera española, pone una lavadora para que se vaya haciendo mientras una prepara la cena. Los niños de distintas edades, caso de no ser adolescentes, que entonces la cosa empeora ostensíble u ostentóreamente, que dijo aquél, vienen con las tareas a la cocina, recitando poesías en inglés, tablas de multiplicar o bien trabajos maravillosos de bolas de papel de seda llenas de pegamento que van cayendo de sus manitas infantiles por el pasillo y cambian la configuración del suelo de la casa. Qué momento delicioso el de llegar al hogar...
En lugar de agarrar la maleta, meter tres trapos y salir camino a Papúa, una les mira con cara preocupación y piensa: estos niños no sé yo si están bien atendidos. Como nadie escarmienta en cabeza ajena una no se pone a pensar en las amigas que tienen hijos e hijas adolescentes y que reciben auténticos baños de machaque moral y material, y acumula sentimientos de culpabilidad al ver a los angelitos propios con las manitas llenas de pegamento abriendo la nevera y sacando natillas para comérselas justo antes de la cena. En fín, amigos y amigas, que, encima de estar trabajando 8 horas, con sus minutos y segundos una se encuentra con la diatriba de si no se tiene una especie de complejo de Herodes...vamos, un gusto. Por otra parte, la educación que nos han dado a las mujeres de lo que podríamos llamar de forma caritativa, mediana edad, ha constado de los grandes tabúes de la educación de nuestras abuelas y de los grandes progresos de la mujer del pasado mañana, con lo que el conflicto con una misma se multiplica por cien. A ver...tengo yo que escoger la ropa que se tiene que poner mañana mi maridito para que no salga a la calle con una combinación tipo caja fuerte?, (por lo difícil de dicha combinación). Tengo yo que ser quien vaya a las tutorías del colegio con los maestros de los cabestros de mis hijos?. Los hice yo sola en un momento de despiste?, a los cabestros, digo. Tengo que dar la imagen de madre, hija y esposa comprensiva cuando de lo que tengo ganas es de pegar un grito que se oiga en Tombuctú?. Y, para colmo de gracias varias, he de mantenerme joven, delgada y atractiva, si no, como dice mi madre, mi maridito en la famosa crísis de los cuarenta se liará con su secretaria o con cualquier arpía o cambiará una de cuarenta por dos de veinte, ya se sabe cómo son los hombres, MariPili...tú misma, o eres un volcán en el tálamo o te quedas como mi amiga Maruja más colgada que un almanaque de carnicería.
Es por todo esto que, tengo un cabreo que no se lo salta un gitano con las alpargatas nuevas. A la hija de mi madre, nadie, lo que se dice, nadie, le contó que tenía la obligación de ser perfecta, de no fallar jamás y encima de sentirse eso que ahora se llama "realizada", por lo tanto solamente me queda gritar a todo el que quiera oirme: Esto es una estafa, oiga, esto es una estafa.

Seguimiento del progreso de la dieta

Seguimiento del progreso de la dieta Queridos y queridas mios, como prometí, sigo retransmitiendo, por decirlo así, los progresos que se van operando en mi organismo, gracias a los distintos métodos empleados para conseguir en el menor tiempo posible la desaparición de algunas protuberancias corpóreas que, como ya os había dicho, me resultan francamente molestas. Bien. He de deciros que os escribo sentada en la taza del wáter con un pc portátil. No quisiera de ninguna manera que interpretáseis esta actitud como una falta de respeto hacia vosotros, no, nada más lejos de mi intención pedagógica y comunicadora que me anima a contaros esto...qué va, no, lo que ocurre es que los distintos productos empleados que os detallé anteriormente, tienen una serie de efectos que me impiden salir del retrete. Normal, claro, lo que sobra ha de eliminarse de alguna manera. Así que, aquí me teneis encerradita pero con mucha más información respecto al tema que nos ocupa y que paso a detallaros. He conseguido que me trajeran todas las revistas que, publicadas en fecha reciente, se encargan del tema del adelgazamiento. Es maravilloso. Qué de información tan útil y tan práctica ha llegado a mis manos. De la reputada revista: Lamujerinvisibleeslaquemola, hola, hola, he obtenido una dieta que pienso llevar a cabo en cuanto pueda salir del w.c. Se trata de la ingestión masiva de piña en almibar durante tres días sin tomar ninguna clase de alimento que no sea dicha bromeliácea. El artículo de la revista dice que es altamente depurativa. Justo, justo, lo que a mi me está haciendo falta, depurar mi organismo de grasas y toxinas supérfluas. También pienso llevar a cabo el método de respiración Respiraperro, que recomienda la prestigiosa revista Adelgazamalditafodonga. Dicho método consiste ni más ni menos que respirar jadeando con la mayor rapidez posible, durante dos horas por la mañana y dos horas por la noche, o sea, un total de cuatro horas diasrias de nada, mientras se aprietan lo más fuertemente posible los músculos abdominales. Ahora mismo no he intentado hacerlo, por razones que todos os imaginareis, pero, lo comenzaré a hacer como tarea de mantenimiento en cuanto alcance el estado ideal que pretendo alcanzar. De la revista: Todopellejo, he sacado un tipo de gimnasia combinada con la alimentación que me ha parecido francamente atractivo. Se trata de, en el momento de la deglución de cualquier tipo de alimento o bebida, hacer la hassana de yoga llamada la pinza, o sea, plegándose sobre la cintura tocar con las palmas de las manos el suelo. Cada bocado implica una flexión. Me da la sensación de que dicho método va a ser la solución a muchos desmanes alimenticios. Bueno, queridos y queridas, no os canso más por ahora. Prometo, en próximas entregas, detallaros mis progresos. Un cordial saludo. Siempre vuestra afectísima.

La dieta

La dieta Hola amigos y amigas, niños y niñas...Estoy, y por esta razón os escribo, en un momento crucial en mi vida. Es el caso de que, a raiz de la compra de unos maravillosos pantalones en las rebajas, he decidido cambiar algo mi look y hacerlo algo más esbelto y ligero. Ya sé que me vais a decir, como todos aquellos que me rodean que estoy estupenda, que no necesito perder ni un centímetro y que me voy a jugar la salud por culpa de esta manía mia de alcanzar la misma figura que un clavo puesto de pie. No os habeis dado cuenta de que lo que verdaderamente es armónico es la tendencia a la desaparición de cualquier rasgo femenino o feminoide en el cuerpo de la mujer actual. Las caderas...están de más, sobran. El vientre...ha de ser plano, tendente a que se dibujen en él las vértebras lumbares y dorsales. El busto...para qué se necesita el busto, a ver, para colgar molestamente al lado de los brazos, para que cuelgue algo ya tenemos las extremidades superiores, no hacen falta dos pares de colgajos, por ello es preferible que desaparezca, igual que la muela del juicio o que el dedo meñique del pie. Aparte, con las tetas no hay quien agarre nada, no sirve siquiera ni para sonarse los mocos, nada, nada, fuera. Después de estos sesudos razonamientos me he puesto a buscar las soluciones correspondientes, soy mujer de recursos y, por ello, soy capaz de encontrar soluciones debajo de las piedras, si es que ello hiciera falta. No ha sido necesario, claro. El primer paso ha sido ir a la farmacia de mi barrio. He consultado con la farmaceútica y he salido armada con : unas pastillas para eliminar el vientre, su contenido, claro, una crema anticelulítica que se llama nada menos que: Lijacartucheras, promete. Unas vendas impregnadas en líquido de algas prensadas que se han de colocar en el congelador y aplicarse luego enrrolladas por todo el cuerpo de la marca: El Yetiflaco, también promete. Un aparato pequeño y maravilloso que por medio de unos electrodos colocados a la altura del ombligo produce unas ondas que estrujan literalmente la grasa, la diluyen y la hacen desaparecer como las golondrinas en invierno. Se llama Estrujonesfashion. Me parece que va a dar un resultado magnífico. Un líquido procedente de un extracto de hierbas salvajes del Tibet que, mezclado con tres litros de agua diario he de ingerir para conseguir que desaparezca la maldita retención de líquidos. Se llama Orinacomounavaca. Unos parches que se colocan en cualquier parte del cuerpo y que hacen que el tiroides se ponga las pilas y se elimine hasta la cera de los oidos. Los parches se llaman...Trotacaballotrota. Una faja térmica que hace que se sude igual que en el desierto del Gobi a pleno sol y que tengo que ponerme para dormir. Es de la reputada marca Calderabotero, que ahora hace también prendas antigrasa, qué bien. Naturalmente, amén de todos estos productos que sé que darán un resultado maravilloso, me he apuntado a un gimnasio que tiene fama en mi ciudad gracias a que sus clientas acaban con el mismo aspecto físico que una tuberculosa terminal, el gimnasio, os lo digo por si os interesa apuntaros, es de un señor alemán ya mayor y se llama Mathausen, es carísimo, pero según me ha dicho una amiga íntima a la que he ido a visitar al hospital por que la habían ingresado por consunción, los resultados son inmejorables. También, para hacer ya el completo, he quedado citada con una esteticienne que tiene buenísima fama por su sistema de masajes drenantelinfáticos a la que llaman la Pulpo, no os digo más. Plenamente convencida del fín que deseo alcanzar, procedo a, por orden, aplicar todos y cada uno de los productos que la farmaceútica me ha proporcionado. Ardo en deseos de contaros, día a día el progreso de mi esfuerzo. Estoy segura de que al verme os ireis animando y conseguiremos hacer una sociedad absolutamente espiritual, más que nada por la falta de materia física y además darle la razón a todos los diseñadores homosexuales que odian tanto al elemento femenino que hacen un tipo de ropa que no hay mujer de más de cinco años que se la ponga. Ya os iré contando los resultados. Un cariñoso saludo.

La dieta

La dieta Hola amigos y amigas, niños y niñas...Estoy, y por esta razón os escribo, en un momento crucial en mi vida. Es el caso de que, a raiz de la compra de unos maravillosos pantalones en las rebajas, he decidido cambiar algo mi look y hacerlo algo más esbelto y ligero. Ya sé que me vais a decir, como todos aquellos que me rodean que estoy estupenda, que no necesito perder ni un centímetro y que me voy a jugar la salud por culpa de esta manía mia de alcanzar la misma figura que un clavo puesto de pie. No os habeis dado cuenta de que lo que verdaderamente es armónico es la tendencia a la desaparición de cualquier rasgo femenino o feminoide en el cuerpo de la mujer actual. Las caderas...están de más, sobran. El vientre...ha de ser plano, tendente a que se dibujen en él las vértebras lumbares y dorsales. El busto...para qué se necesita el busto, a ver, para colgar molestamente al lado de los brazos, para que cuelgue algo ya tenemos las extremidades superiores, no hacen falta dos pares de colgajos, por ello es preferible que desaparezca, igual que la muela del juicio o que el dedo meñique del pie. Aparte, con las tetas no hay quien agarre nada, no sirve siquiera ni para sonarse los mocos, nada, nada, fuera. Después de estos sesudos razonamientos me he puesto a buscar las soluciones correspondientes, soy mujer de recursos y, por ello, soy capaz de encontrar soluciones debajo de las piedras, si es que ello hiciera falta. No ha sido necesario, claro. El primer paso ha sido ir a la farmacia de mi barrio. He consultado con la farmaceútica y he salido armada con : unas pastillas para eliminar el vientre, su contenido, claro, una crema anticelulítica que se llama nada menos que: Lijacartucheras, promete. Unas vendas impregnadas en líquido de algas prensadas que se han de colocar en el congelador y aplicarse luego enrrolladas por todo el cuerpo de la marca: El Yetiflaco, también promete. Un aparato pequeño y maravilloso que por medio de unos electrodos colocados a la altura del ombligo produce unas ondas que estrujan literalmente la grasa, la diluyen y la hacen desaparecer como las golondrinas en invierno. Se llama Estrujonesfashion. Me parece que va a dar un resultado magnífico. Un líquido procedente de un extracto de hierbas salvajes del Tibet que, mezclado con tres litros de agua diario he de ingerir para conseguir que desaparezca la maldita retención de líquidos. Se llama Orinacomounavaca. Unos parches que se colocan en cualquier parte del cuerpo y que hacen que el tiroides se ponga las pilas y se elimine hasta la cera de los oidos. Los parches se llaman...Trotacaballotrota. Una faja térmica que hace que se sude igual que en el desierto del Gobi a pleno sol y que tengo que ponerme para dormir. Es de la reputada marca Calderabotero, que ahora hace también prendas antigrasa, qué bien. Naturalmente, amén de todos estos productos que sé que darán un resultado maravilloso, me he apuntado a un gimnasio que tiene fama en mi ciudad gracias a que sus clientas acaban con el mismo aspecto físico que una tuberculosa terminal, el gimnasio, os lo digo por si os interesa apuntaros, es de un señor alemán ya mayor y se llama Mathausen, es carísimo, pero según me ha dicho una amiga íntima a la que he ido a visitar al hospital por que la habían ingresado por consunción, los resultados son inmejorables. También, para hacer ya el completo, he quedado citada con una esteticienne que tiene buenísima fama por su sistema de masajes drenantelinfáticos a la que llaman la Pulpo, no os digo más. Plenamente convencida del fín que deseo alcanzar, procedo a, por orden, aplicar todos y cada uno de los productos que la farmaceútica me ha proporcionado. Ardo en deseos de contaros, día a día el progreso de mi esfuerzo. Estoy segura de que al verme os ireis animando y conseguiremos hacer una sociedad absolutamente espiritual, más que nada por la falta de materia física y además darle la razón a todos los diseñadores homosexuales que odian tanto al elemento femenino que hacen un tipo de ropa que no hay mujer de más de cinco años que se la ponga. Ya os iré contando los resultados. Un cariñoso saludo.

Prueba superada

Cada año me pregunto lo mismo: tendré fuerzas para soportar las fiestas de Navidad en familia?. Obviamente las tengo, claro, las saco de donde puedo, faltaría más. Y, cada año, cuando las fiestas se acaban y cada mochuelo se retira a su olivo correspondiente me repito a mi misma: Prueba superada.
Este año no ha sido distinto, claro. Me ha tocado plantearme de nuevo si tiene sentido esto de organizar la alegría y el amor familiar con fechas concretas. La gente suele resistirse a mis empeños con singular alegría, claro, y, o bien deciden enfadarse muchísimo por todo o bien deprimirse con afán. Y yo, como Sísifo, con mi piedra a cuestas, dale que dale, organizando cenas, comidas, cantos de villancicos, encuentros con amigos y compras de regalos que luego, como es natural, no le gustan a nadie. Como cada año el cuñado ostentoso y nuevo rico nos hizo bajar a la calle después de cenar a ver su coche nuevo...como cada año mi señora madre derramó lágrimas entre ocultas y desveladas por la falta de los que ya no están...como cada año mi hermana bebió demasiado y se puso a decirle a todos lo que pensaba de nosotros, todo lo malo, claro, se ve que bueno no había...como cada año yo me senté a la mesa con ganas de no comer y de meterme en la cama inmediatamente...como cada año me tocó abrir el regalo del frasco de perfume que me da alergia desde que me lo regalaron la primera vez...y, como cada año, pienso si estas fiestas no serán una especie de penitencia que me es impuesta amén, y que con eso cumplo por todas las veces que pueda haber metido la pata, queriendo o sin querer queriendo. Y qué me decís del Fín de año?, de las farragosas rutinas que nos hemos ido imponiendo como auténticos imbéciles que somos. Las uvas, que las odio, doce, oiga, una por segundo. Si no te asfixias con una es que ya empezaste bien el año, está claro. Las bragas rojas, tan elegantes ellas, como de hetaira pobre. El oro en la copa de cava...si no te ahogaste con las uvas ahora es tu oportunidad al tragarte el anillo, aproveha. Guardar el tapón de la primera botella de cava que se abra en el año, curiosa colección de corchos en el cajón del trinchero.
Las lentejas, tan ricas ellas, después de las uvas son...asquerosas, solo se las puede definir así, pero...cómo vamos a dejar de comer lentejas a primero de año para que nos traigan suerte y dinero, los italianos lo hacen, nosotros también. Total, que el fín de año se está convirtiendo en una especie de rito elaboradísimo, pesadísimo y ridiculísimo. Todo esto disfrazado para la ocasión y con unos zapatos de tacón alto, que, siempre, siempre, hacen daño. Comprendereis por lo tanto que, cuando acaben estas dichosas fiestas yo diga con alivio: Prueba superada, oiga, prueba superada.