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Blog de #biblioteca del irc-hispano

Andando por casa

Ayudando a la luna

Ayudando a la luna Una vez más, estoy aquí reflexionando, una vez más, siento como soga para reo la presión de una lacónica melancolía sobre mi cuello. De nuevo junto a mi ventana, empapada en sudor, contemplando el celeste paisaje y a mi querido astro. Otra vez auyando, no se si por dolor, rabia o impotencia a mi amada luna. Una lágrima perla mi rostro, mi mirada está perdida en el horizonte, siento una horrible presión en el pecho mientras escucho los rítmicos latidos de mi corazón. La brisa agita las cortinas y trata de consolarme con sus caricias, pero lo hace en vano, no siento alivio alguno.
Una nueva lágrima de desliza por mi mejilla y cae al vacío. Siento como se estrella en uno de mis descalzos pies. Un Búho rompe el sepulcral silencio. Pasan mil cosas por mi mente, mil preguntas, esta vez la soledad me arrulla con su gélido abrazo, haciendo que un escalofrío recorra mi cuerpo de la cabeza a los dedos de los pies. Siento unas imperiosas ganas de volver al lecho, acurrucarme como una niña y ocultar la cabeza bajo la almohada, o buscar algo de compañía abrazándome a ella, pero prefiero continuar asomada a mi ventana.
La noche es preciosa, las estrellas brillan mas que nunca, y mi lunita ... como todas las noches permanece altiva observándome. La brisa de nuevo trata de embriagarme, es curiosa la tibia mezcla de la brisa y el sabor del mar. Si, creo que daré un paseo, tal vez así me despeje un poquito. Me pongo algo de ropa y salgo a la calle. Tenia razón, la noche de hoy es particularmente preciosa, tengo una curiosa sensación, algo indescriptible. Mis pies descalzos me llevan por la arena de la playa, todavía esta caliente. La mar está tranquila y el rumor de las olas parece hipnótico. Sigo andando, un poquito mas adelante hay un acantilado.

Junto al borde, creo distinguir una silueta. Conforme me acerco, veo que se trata de una mujer, lleva un largo vestido blanco que al igual que su melena, danza al son de la brisa. Me aproximo mas, ella solloza.

- Buenas noches - le digo en tono amistoso.

Ella parece asustada, al mirarme, veo su rostro. Dios mío, es preciosa.

- No te acerques, voy a tirarme

Siento un escalofrío, debo actuar rápido. Mi corazón comienza a latir con fuerza mientras que mi adrenalina se dispara.

- Pero, escucha, ¿por qué?. Tiene que haber algún motivo para tomar una medida tan drástica.

- La hay, te aseguro que la hay. Ahora, por favor, no te acerques.

Me quedo mirando a la desconocida. Me tiene cautivada. Es curioso, pero tengo la sensación de que la conozco de toda la vida. Sus preciosos ojos ahora congestionados, sus labios, su pelo ... sentía que en alguna ocasión habíamos estado juntos, el algún lugar, que algo mágico nos unía, pero ahora quería acabar con su vida.

- NO!, ESPERA!, por lo menos dime por qué lo haces.

- Está bien, pero no me vas a convencer para que lo deje.

Ella parece más alterada, su respiración se hace más agitada y me mira a mi y al profundo abismo que hay bajo sus pies alternativamente. Parece que he provocado en ella algo de indecisión.

De nuevo una mirada suya casi me derrite. No puedo mirar hacia otro sitio, sus ojos, tienen un cautivador brillo y su triste expresión, me hace estremecerme todavía mas si cabe. Trato de dar un paso hacia ella, casi estoy llorando como una niña, mi corazón, late salvajemente, siento miedo, un terrible miedo a perderla, ella, retrocede, trastabillando y casi precipitándose. Me mira asustada, en estos momentos, soy un mar de lágrimas. De nuevo mira al mar, al abismo.

- No, no lo hagas , yo ... quisiera conocerte, quisiera charlar contigo. Es ... como si noche tras noche te hubiese estado contemplando asomada a mi ventana. Algo en mi me dice que eres la persona que tanto tiempo he estado buscando, no puedes hacerme eso, dame una oportunidad.

Mi corazón parecía querer salir de mi pecho, una gota de sudor se deslizó por mi frente.

Ella, me mira, y sonríe, se aproxima y besa mis labios. La abrazo y la estrecho entre mis brazos, ella está tiritando.

Solloza como no había escuchado a nadie hacerlo anteriormente. Se separa de mi y me mira la los ojos.

- Estoy segura de que sois una persona especial y que algún día encontraréis a alguien tan especial como vos. Lamento no haberos conocido antes.

- Bueno, estamos a tiempo le replico yo.

- No, ya es tarde.

Esa frase produce en mi un terrible escalofrío que me deja petrificada. Antes de poder decir nada me da la espalda y salta al vacío.

¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡NOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOO!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!

Creo que mi amargo grito sonó a lo largo de toda la costa. A continuación, el ruido sordo de una caída. Quebró como un muñeco roto y desapareció abrazada por las olas del mar.

Me dejé caer de rodillas al suelo y sollocé. Lloré con la mas dolorosa amargura que había sentido jamás. Me sentía impotente, desgraciada, dolorida, desvalida ... me tumbé en el suelo, llorosa. Di la vuelta y quedé mirando hacia el cielo. Esta vez me parecía que la luna me miraba con burlona expresión. Solo el rumor de las olas y la brisa me hacen compañía.

- ¡¡¡¡¡¿POR QUE DEMONIOS ME HACES ESTO?!!!!!., ¡¡¡¿¿¿POR QUE NO PUEDO SER FELIZ?!!!

No responde mis inútiles gritos. El mar los arrastra junto con el cadáver de la desconocida. Las lágrimas se suceden, una tras otra. No sé qué hacer, me siento furiosa, pasan algunas estupideces por mi cabeza.

- Si, ¿por qué no?. Tal vez deba hacerla compañía.

Me aproximo al abismo. Apenas se distingue el fondo. Las olas baten contra la orilla. Dudas, ahora soy un mar de dudas, una especie de ciclón emocional. Miro al cielo de nuevo. Trato en vano de secar mis lágrimas con la manga de mi camisa.

- ¡¡¡¡ESCUCHA!!!! Nadie va a conseguir acabar con mi vida , ni siquiera tu. Has conseguido hacerme hincar la rodilla en el suelo, pero me levantaré y te haré frente. No pienso darme nunca por vencida. ¿Me oyes ?.

Lágrimas de rabia acompañan a mi grito. Doy la vuelta y cabizbaja vuelvo hacia mi torre. De nuevo seco mis lágrimas y con quejumbrosos pasos me derribo sobre mi cama. No puedo evitar recordarla, creo que su imagen me va a acompañar en muchas futuras noches. Creo ver su sonrisa y sus preciosos ojos en todas partes, pero horas más tarde, consigo conciliar el sueño.

Susurro del Amanecer

Odio a mi hijo


Cada día estoy mas convencida de que para ser madre hay que tener algo de masoquista.
Cuando decides que estas preparada para serlo, llena de ilusión te lanzas. Empiezas con la parte más “sabrosa” de la historia: la parte sexual.
Son momentos que, generalmente, saben a gloria, no empleas anticonceptivos, no recurres al fatídico dolor de cabeza: ¡vas a engendrar un hijo!
Pero, claro, hay un pero, esto es así si por suerte no debes someterte a tratamientos de fertilidad que acaban haciéndote sentir como un ratón de laboratorio y resultan ser concebidos para mujeres sufridoras porque son dolorosos a rabiar.
¡Por fin llega el momento tan deseado, la pruebe de embarazo ha dado positivo!
¡VOY A SER MAMÁ¡
Risas, abrazos……y de repente te ves, con la cabeza hundida en el retrete, vomitando hasta la primera papilla que tomaste; cada vez que pasas frente a un escaparate te echarías a llorar, no de emoción, sino de ver tu culito duro y respingón convertido en una plaza de toros, tus pies en otro tiempo menudos y ágiles se han transformado en dos barcazas que amenazan con hundirse a cada paso, el profesor chiflado parece tu gemelo: ya no tienes rostro sólo “morros” y ojos; y para acabar ya no puedes atarte los zapatos, tu enorme barriga te lo impide. En fin, sigues caminando y piensas: “En cuanto dé a luz recupero mi figura”- ¡Qué ilusa!
Pasado el embarazo y el parto, más o menos bien, llegas a casa con una personita que no habla, no ve y que, en teoría, sólo come y duerme. Digo en teoría porque también lloran. ¡Qué monos, son las dos, las tres, las cuatro de la madrugada y el niño no deja de llorar! Ahí estas tú, madre abnegada, paciente y amante recorriendo el pasillo con la vaga esperanza de que por fin se va a dormir. Olvidaba mencionar que también hacen sus necesidades, y cómo huelen, dios.
¡No duermes, no tienes tiempo para nada, pareces un espantapájaros pero qué maravilloso es todo!
Los meses pasan, el niño ya habla, anda y empieza a hacer travesuras. Ya no duermes, sigues pareciendo un espantapájaros y además te pasas el día recogiendo todo lo que va dejando a su paso.
¿Es un trasto, qué niño más simpático, verdad?
La cosa va poniéndose seria, el niño pasa a ser adolescente, no llora: grita. Ya no te dice: ¿puedo? Sino: quiero.Ya no te llama mamá, sino pesada.
Sigue pasando el tiempo y acaban haciendo lo que quieren y tú callas por no discutir a todas horas. A esto le sucede la época de los diálogos de besugos, el ambiente parece relajarse y llega el momento en el que se van de casa. ¡Por fin!
¡ Que paz, que tranquilidad!
¿Realmente os lo habéis creído?
Una noche suena el teléfono: Mamá, tengo una gran noticia que darte, vas a ser abuela, vas a tener que ayudarnos pero bueno de eso ya hablaremos…… ¡Cómo odio a mi hijo!

La verdad es que soy masoquista, soy madre, tengo dos hijos, los quiero con locura y seguro que me encantara ser abuela…

aratiri

RECUERDOS DE LA INFANCIA ... LEELO TE IDENTIFICARÁS SEGURO

RECUERDOS DE LA INFANCIA ... LEELO TE IDENTIFICARÁS SEGURO Te acuerdas de aquel tiempo, cuando las decisiones importantes se tomaban mediante un práctico..."Pito pito gorgorito... dónde vas tú tan bonito?...A la era verdadera...pim pom fuera!"?
Se podían detener las cosas cuando se complicaban con un simple..."No ha valido"
Los errores se arreglaban diciendo simplemente..."Empezamos otra
vez"
Las discusiones terminaban con un..."Bieeeeeeeeeeeeeeen"
El peor castigo y condena,era que te hicieran escribir 100 veces..."No debo..."
Tener mucho dinero,solo significaba poder comprar más casas jugando al monopoly,o comprarte un helado...o una bolsa de chucherías a la salida del cole...
Hacer una montaña de arena, podia mantenernos felizmente ocupados durante toda una tarde...
Siempre había una forma de salvar a todos los amigos...bastaba con un grito de..."Por mi! Por todos mis compañeros y por mi primero"
Te encantaba ser el más pequeño,para ser cascaron de huevo y no
tener que quedarla jugando al escondite o al coger...
No era raro que tuvieras dos o tres mejores amigos...
ES MUY VIEJO" Y así te referías a cualquiera que tuviera más de
20 años
Siempre descubrias tus más ocultas habilidades,a causa de un "A
que no haces esto?"
Nunca había nada más lindo y prohibido que jugar con fuego...A
pesar de que algun mayor te dijera "Te vas a hacer pis en la cama"
"TONTO EL ULTIMO" Era el grito ke nos hacía correr como locos...hasta que sentiamos que el corazón se nos salía del pecho...
El polis y cacos era solo un juego para el recreo, y por supuesto
era mucho más divertido ser ladron que policia...
Los globos de agua...eran la más moderna,poderosa y eficiente
arma que jamás se había inventado...
La desilusión...era solo haber sido elegidos últimos para el equipo del cole...
La red de una cancha de tenis, era de la altura perfecta para jugar al voley...las reglas no importaban demasiado...
Los hermanos mayores,eran el peor de los tormentos,pero también
los más celosos,fieles y feroces protectores (GRACIAS A TODOS)
Nunca faltaban los caramelos que tiraban los reyes en navidad, ni
las monedas o billetes que nos dejaba el raton perez bajo la
almohada...Y TODO A CAMBIO DE UN DIENTE DE LECHE!!!!
"GUERRA" Solo significaba arrojarse tizas y bolas de papel
durante las horas libres en clase...Pues la guerra era algo ke había sucedido antes de que nacieramos,y nunca más volvería a suceder...
Los helados,por supuesto,constituian el grupo de los alimentos
básicos y esenciales...
Tu bici se transformaba en una poderosa super moto con solo
poner unos cartones pintados alrededor de su cuadro...o chapitas
destellantes entre los radios de las ruedas...
Quitarle las ruedas pequeñas significaba un gran paso en tu
madurez....
Cambiar cromos de futbol o de la sirenita en el patio del colegio...cuando eras de los más pekeños,siempre aparecía un
mayor que te daba 10 por 1 tuya,y ya te dejaba contento para 1
semana...claro que tú no sabías que esa tuya era la más dificil
del álbum...
Hacer cabañas con ramas cuando íbamos de excursión al campo
la nos entretenía durante horas...hasta que venían a avisarnos de
que teníamos que marchar y llorabamos descónsolados...
Atar la goma a la pata de un banco...para que solo una de nosotras tuviera que sujetarlo con las piernas y así poder jugar
más...
Cruzar la comba mientras se saltaba era todo un logro...
Coger trozos de escayola de las cubas y dibujar "el tejo" en el
suelo para jugar...era maravilloso...
Dar de comer a las palomas...Jugar con el barro...o simplemente
bajarte tu nuevo balón de futbol o tu nueva barbie super modelo era lo más placentero...
Saberte la coreografía de XUXA y bailarla con tus amigas o
comentar el último capítulo de "CAMPEONES" e intentar imitar
la "Catapulta infernal" con tu mejor amigo...
Sentarnos frente al televisor...a las 5 en punto con los ojos
desencajados y ver "Barrio sésamo"
Creerte superman o supergirl...y ponerte el "babi" del cole a modo de capa mientras subias en cualquier escalón y deseabas con
todas tus fuerzas poder volar como ellos...
Todas estas simples cosas...nos hacían felices, no necesitabamos
nada más....un balón,una comba y dos amigos con los que hacer
el ganso durante todo el día...
Luna20

Violeta

Violeta Subió las escaleras sintiendo a cada paso el crujir de los escalones de madera, oscuros y gastados, llenos de idas y venidas. Al entrar en el rellano miró al fondo: tres puertas, tres suertes. En la número cinco, a la derecha, un mimo la esperaba. Vestía como visten los mimos: traje negro y zapatos de charol -negros-, cara blanca y sonrisa roja y en la mano, un ramito de violetas. Avanzó hacia la puerta, y conforme se acercaba, el mimo extendía el brazo y con él, las Violetas. Recogió las flores y un guiño fue su cómplice.
Por la ventana abierta se colaban los últimos rayos de la tarde y la algarabía de los niños en la plaza y el susurro de los ancianos y el grito del cojo y el desdén del cura y la melodía salvaje de El Moderno.
Cama alta, colcha blanca, barrotes en forja, blanco en el cielo, astillas al suelo, lámpara en pie, mesita redonda, silla baja, mecedora vieja, mesa con sayos, jarra de agua, bandeja de plata, rosa en copa, uvas en la fuente, pomelos en la pared, azules al viento.
La puerta del armario se quejó en un lamento gruñón. Allí dejó la mochila, la cazadora y una mirada en una percha desnuda.
Entró al baño, blanco, blanquísimo. Dibujó una sonrisa en el espejo y la mano dejó caer en la bañera redonda. Una velita bailaba no se sabe bien que danza. Primero una bota, luego la otra; después el vaquero, y tras él, la camisa y tras ella, las braguitas. Se abandonó y sólo la música le insinuaba que todavía estaba allí. Una camiseta con suerte vino a cubrir su piel morena. Tejió sus cabellos al compás, ahora fuerte, ahora delicadamente, mientras la sonrisa dibujada se escondía en un hasta luego regalando la bienvenida a su rostro limpio.
Abrió las sabanas, abrió los brazos, abrió las manos y cerró los ojos tendida boca abajo.
En la calle, la vida continuaba como si tal cosa, como todos los dias. Decía el viejo reviejo al viejo reviejo:
- "el amor es una de las enfermedades más jodidas y contagiosas;
a los enfermos cualquiera nos reconoce."
- "anchas ojeras delatan que nunca dormimos despabilados noche tras noche por los abrazos o por la falta de los abrazos".
- "el amor se puede provocar echando un pedacito de polvos de quereme
como al descuido, en el café, o en la sopa, o en el trago..."
- " se puede provocar, pero no se puede impedir, no lo impide, el agua bendita ni el polvo de hostia, tampoco el diente de ajo sirve para nada..."
- " el amor es sordo al verbo divino y al conjuro de las brujas." (1)
....
....
....
Beep. Beep. Beep.
"Uno, dos y tres,
escondite ingles,
a esa niña de rojo,
ya me la como yo." (2)
;-)
Lo sintió entrar con paso firme y seguro. Y otra vez el correr del agua, y otra vez el baile de la velita loca y otra vez los azules al viento. Sus manos, cual mariposas embriagadas, comenzaron una danza de descubrimientos. Tan pronto las sentía en sus pies como en sus manos como en sus ojos como en su espalda. Ensortijadas en los cabellos, atrapadas en los labios. Parecían jugar a adivinar cada poro, cada suspiro, cada destello de deseo. Ávidas por saber, ávidas por provocar, ávidas. No decía palabras.
“No decía palabras,
Acercaba tan sólo un cuerpo interrogante,
Porque ignoraba que el deseo es una pregunta
Cuya respuesta no existe,
Una hoja cuya rama no existe,
Un mundo cuyo cielo no existe.” (3)
A la mañana siguiente, encontró una nota en la bandeja de plata:
"Jueves, 11. Concello de Santa María. Calle Nueva, nº 5."
jAvier
(1) El Libro de los Abrazos.Eduardo Galeano.
(2) de Carmen Martín Gaite.
(3) De los placeres prohibidos. Luis Cernuda.

VERDE

“El verde, el verde hierba,

Pintó un prado en mi vientre,

Sembró un árbol en mi ombligo,

Y echó raíces en mis entrañas.”

Anacel.

Verde.

Hoy he estado con ella. Era nuestro primer encuentro, era nuestra historia en verde. Lo tenía todo soñado, pensado y dispuesto. Quería convertir ese primer encuentro en un ritual de descubrimientos.
Atrás quedaban las cartas, los mails, las fotos, las llamadas, los mensajes, las incertidumbres, las dudas, la culpa, los desencuentros y solo el deseo de sentir el tacto de su piel en mis manos salía triunfante y victorioso.
Ella ha llegado puntual, muy puntual. Ella es puntual.
Se ha dejado besar tal y como lo tenía pensado y desde ese momento no la he soltado de la mano, no quería perderla, perder el calor de su piel. Se ha dejado llevar.
Después de unos minutos de conversación intrascendente y de un café en el bar del hotel hemos subido a la habitación. Tenía miedo por la habitación, de que no resultara suficientemente acogedora. Ella parecía tener otros miedos, aunque creo que se sentía segura y arropada.
He abierto las ventanas y el sol de la mañana ha iluminado la habitación entera. Con mis manos en su cara, la he vuelto a besar y cogida de la mano la he conducido al baño.
Ella vestía unos pantalones cortos de deporte y una camiseta de manga corta. Se había descalzado al entrar en la habitación.
Estábamos frente a frente y he ido subiendo mis manos desde su cintura hasta las axilas y le he ido levantando los brazo y la he despojado de la camiseta. Sus pechos y su torso han aparecido desnudos a mi vista. Tiene los pechos pequeños. Me resultan divertidos.
Me he arrodillado ante ella y le ha bajado los pantalones.
-Levanta un pie y después el otro.-
Allí estaba ella, en braguitas , ante mi. Con mis manos en su cintura le he bajado las braguitas hasta los tobillos. Su sexo es negro y oscuro, muy poblado y salvaje. Me gusta. La he vuelto a besar y me he dejado empapar de sus más íntimos olores y sabores.
- Espera.
He abierto la mochila y de ella he cogido un gel de baño y una esponja de mar. El agua ha corrido en la bañera hasta alcanzar la temperatura justa.
- Entra. Date la vuelta.
El agua resbala lentamente por su piel y con el agua descubro todas sus formas: su nuca, su espalda, sus caderas, su culo, sus nalgas, sus piernas, sus tobillos, sus pies.
- Gírate.
Otra vez el agua deslizándose por su anatomía y, con el agua, mi mirada. La he enjabonado toda entera entreteniéndome , si, otra vez, en sus brazos, si, otra vez, en sus axilas, si, otra vez, en su nuca, si, otra vez, en sus nalgas, si, otra vez, en su sexo entero. Mis manos han jugado caprichosas con toda su piel.
- Toma. Sécate.
He vuelto a la habitación, he deshecho la cama y sobre el suelo he tendido la sábana negra. He extraído la caja de las pinturas y con el verde he trazado una circunferencia. En los cuatro puntos cardinales he encendido las velitas.
He vuelto al baño y ella seguía secándose el cuerpo.
- Toma, píntate las planta de los pies.
Me he desnudado y rápidamente me he duchado.
- Pásame la pintura. Ven. Entremos en el círculo. Siéntate, ahí, frente a mi. Voy a pintarte, voy a pintarte de verdes, con mis manos, con mis dedos, con mi boca.
Primero he cogido el verde más puro y he cubierto su piel, entera. Es la base. Luego el tono verde pistacho, el lima limón, algo de amarillo, algo de naranja, algo de blanco, algo de rojo sobre su ombligo y sus pezones, con mucho cuidado porque los roces le resultan molestos.
No había formas, sólo trazos de color caprichosos. Parecía un cuadro de Matisse, pero no era ella la que estaba pintada, sino mi alma la que estaba teñida de ella.
- Toma, te toca.
Ella ha repetido sobre mi cuerpo el mismo ritual que minutos antes había experimentado sobre ella misma. No he podido evitar excitarme y mi miembro ha alcanzado su erección.
- Ya está. Abrázame. Túmbate. Manchemos la sábana con el movimiento de nuestros cuerpos.
Nuestras manos, a la par, han continuado extendiendo y fundiendo todos los colores y dejando en la sábana negra la huella de nuestro encuentro.
- Vente al baño.
Ella se ha puesto de pie, bajo la ducha, apoyada y cara la pared. He entrado y mis manos han vuelto ha encontrar su cuerpo entero. Mi miembro seguía erecto y se rozaba con las nalgas y su culo
Deseaba penetrarla, me moría de ganas. El color rojo se iba apoderando de mi. Esperaba la orden de ella. La he besado y me he masturbado detrás de ella, como si la estuviera haciendo la mía. Me he corrido sobre su espalda.
El agua seguía cayendo por nuestros cuerpos desnudos y ya sólo su piel desnuda y limpia quedaba a la vista.
El agua caía y la bañera recobraba su color. La bañera se llena de nuevo de agua y de espuma. Nos sentamos, ella entre mis piernas y yo, apoyando mis brazos en las suyas, la acariciaba y seguía enjabonando, muy lentamente, repasando sus formas, sus texturas, sus emociones....
Próxima estación : Azul.
jAvier.

El Palacio de Benamear

El Palacio de Benamear El misterio del Palacio de Benamear

Era mayo por la noche, el ambiente destilaba sus buenos 25 grados provocando en el personal una euforia especial que hacia prever momentos que uno intuía podrían pasar a la historia.

Y la historia que voy a narrar creo quedará por siempre en los anales (nunca mejor dicho) pues desvela uno de los últimos misterios sin resolver que el género masculino aun conservaba sobre el ignoto mundo de las féminas.

Me refiero al hasta ahora insondable misterio del ¿Por qué en las fiestas las mujeres van al aseo en cuadrillas mas bien abigarradas?. Este misterio me ha tenido intrigado los últimos 30 años; habiendo elaborado sobre él las mas absurdas y extravagantes teorías, algunas de las cuales resumo solo para dejar constancia de mi estulticia:

1. Van juntas al aseo porque esos lugares son tan espaciosos y enormes que hay peligro de que alguna se pierda en sus intrincados recovecos.

2. A veces el suelo del lugar está tan guarro y además carente de perchas de las que colgar sus bolsos, abrigos, aditamentos varios del vestido que llevan, etc, que necesitan de alguna mano amiga que haga la función de “sujétame esto”.

3. La mas estrafalaria de todas mis teorías era que las mujeres debían de tener una variedad inmensa de formas de hacer sus actividades mingitorias y similares, lo que provocaba unas ansias desmedidas por averiguar como lo hacia esta o aquella y de paso aprender nuevas técnicas, manteniéndose así vivo el gran acervo mingitorio que yo presuponía.

4. En esta otra teoría prima la labor de colaboración para resolver el problema del papel higiénico. Yo imaginaba a la deponente con sus manos ocupadas intentando mantener alzada la falda y por tanto imposibilitada de seccionar en trozos manejables el papel higiénico, así que la acompañante hacía la labor de ir dándole trozos del mentado papel sin que la deponente se viese en la tesitura de no saber que hacer con la falda.

5. Del resto de teorías que había elaborado con el paso de los años mejor ni hablar, pues mi prestigio quedaría mas deslustrado de lo que ya está.

Debo manifestar, antes de continuar con el relato y para que el lector se vaya situando en el lugar debido, que ninguna de las mencionadas teorías se compadece lo mas mínimo con la deslumbrante realidad que descubrí esa noche, tan deslumbrante e impactante que me supuso un giro copernicano en mis concepciones. No llegué a caerme del caballo como le pasó a Pablo de Tarso camino de Damasco porque no tenía caballo, pues en caso contrario puedo afirmar que mi caída hubiese sido igual o mas aparatosa que aquella.

Comienza el relato fiel y detallado de mi expedición de descubrimiento seguramente igual o mas trascendental creo yo que las que Livingstone, Burton y Speke realizaron a la búsqueda de las fuentes del Nilo, aunque ellos ni lo sabían.

Me hallaba yo en una Gran celebración (Kedada) convocada para los feligreses de la congregación del Canal de Chat #Mas_de_30_Murcia ubicado en la subred del operador Ya.com por la oficiante Hermione, cuando ocurrió el memorable hecho.

La llamada fase del ágape se concelebró en la terraza de un bar de tapas a pocos pasos (o eran zancadas, ya no se) de la playa, bajo una cubierta de lona modernista y coquetona que daba cobertura antirelente a los tapeantes.

Conforme se iban destapando las tapas que nos tenían preparadas, el personal iba dando cumplida cuenta de todas ellas. Una vez zanjado el trabajo con la última tapa y antes del postre, observo que una dama concurrente al acto se levanta dándole a su vecina concisas y claras explicaciones del lugar a donde va y el motivo que la lleva allí. Inmediatamente se corre la voz de que la recién alzada va nada mas y nada menos que al Palacio de Benamear, provocando de inmediato un agitado revoloteo entre el resto de damas próximas que se alzan a la voz del “¡Oye te acompaño!”.

Este primer aspecto del misterio que tratamos es harto curioso, por la intrincada labor de sincronización que se requiere para simultanear la necesidad en tantas damas. De lo observado deduzco que se trata de una evidente “Necesidad inducida”, o probablemente es que realmente todas tenían “las ganas hechas” pero se les había olvidado, actuando la alzada de la primera dama solo como recordatorio. No obstante, es probable que otros con mas conocimientos que yo establezcan una relación entre este fenómeno y el llamado “Efecto llamada” típico de las aves, que se manifiesta cuando una alza el vuelo y sale la bandada en pos de la iniciadora de forma inmediata y en formación cerrada.

Yo, al ver que la bandada de damas alzaba el vuelo, me levanté y les pregunté si me dejarían asistir con ellas al acontecimiento para aclarar por fin el misterio. Ellas, con una generosidad abrumadora rayana en la esplendidez consintieron y las acompañé, tomando mentalmente notas de todo lo que ocurría.

Como resultado de este estudio ya podemos decir que las damas no acuden realmente al aseo, sino a un Centro de servicios polivalente y multifuncional donde el servicio de “servicio” es precisamente el menos importante. El conjunto de servicios, prestaciones y funcionalidades del que hacen uso en estos desplazamientos comunales se pueden tipificar y resumir del siguiente modo::

Centro de información y documentación: las damas se proporcionan entre si información sobre la competencia, sobre antecedentes, sobre historiales, en fin sobre cualquier dato por mas irrelevante que sea y que pueda tener interés.

- Mary ¿sabias que Pepe estuvo anoche con Encarna en el Palmer? y no estaban precisamente a dos metros de distancia, una me dijo que a él lo vio muy enpalmerado.

- ¿Habéis oído lo de Luciano con Paloma?. ¿no?, pues mirad, resulta que Paloma como sabéis estaba con Antonio ..............

- Pues si chica, esa que hay junto a Luis es la ex de Felipe que estuvo de pareja de Juan y luego le puso los cuernos con Antonio antes de liarse con Mariano y todo eso sin dejar de verse con Fernando.

Centro de coordinación y planificación estratégica: se comunica a las acompañantes las intenciones que cada una tiene para lo que resta de noche y parte de la semana, con el fin de no pisarse entre ellas y con la esperanza de recibir algún retazo de información que sea de interés para poner en marcha las estrategias que ya tienen esbozadas.

- ¿Chica tu estas por Cesar?......... ¿No? ¡ay! Menos mal, porque entonces voy a probar a ver que sale.

- Pues yo no le quito ojo a Federico, pero el ni se entera, tendré que darle un toque de efecto y a ver si lo agarro en un agarrao.

Centro de información para la defensa: la dama que ve atacadas sus posiciones, aprovecha la visita para recabar datos que le permitan diseñar una táctica defensiva con posibilidades de éxito, o para pedir a alguna mas experta que ella en tácticas defensivas que le elabore un buen plan.

- ¿Has visto como Rosa esta insinuándose a Félix, no lo quita ojos de encima?, y no se que hacer si arañarla o...........

- Mira chica lo mejor es que te pongas entre ella y él y le pongas a la Rosa esa los dientes largos haciendo de las tuyas.......

Centro de reaprovisionamiento. Todas las damas acuden al Palacio de Benamear cargadas con la parafernalia necesaria para la puesta a punto. Pero dado que los bolsos que utilizan varían en su capacidad de carga, no todas llevan todo lo necesario, y se produce el fenómeno del reaprovisionamiento siempre en base al viejo sistema del trueque, yo te dejo un pintalabios y tu me das un salva slip (que por cierto no se porqué no lo llaman salva bragas), otra presta sombra de ojos, y otra se aprovecha de los bastimentos que las demás acarrean sin aportar nada:

- ¡Chica¡ este bolso es tan pequeño que no me cabe ni un pintalabios.

Centro de evaluación y calificación del personal masculino: una de las tareas a las que se dedican con mas fruición es la de evaluar a algunos (no todos) de los hombres presentes en el evento, en este proceso el sistema de puntuación que utilizan en las calificaciones que dan a cada uno es de lo mas ocurrente que se haya podido oír nunca.

- ¿Os habéis fijado en Carlos?, está de vicio, ese tiene dos polvos de los buenos

- Pues anda que el Nacho no está bueno ni nada el tío, ese si que tiene tres polvos de los de cine.

Desde que descubrí este hecho, le estoy dando vueltas a la cabeza para ver de darle un nombre a esta escala, si la que mide los terremotos se llama escala de Ritcher lo más que se me ocurre es que esta se llamase Escala sicalíptica.

Centro de moda y feria de muestras: una parte significativa del tiempo que permanecen en el lugar lo dedican a comentar animadamente sus ultimas adquisiciones en prendas de vestir incluidas las de interior y lo que es mas interesante a enseñarlas con el fin de demostrar que les están como anillo al dedo.

- Chica ¿has visto que sujetador compré ayer?, lo vi al pasar por Judy’s y no me pude resistir”......... la otra le enseña su ultimo modelo de bragas etc.

Centro de puesta a punto. Aprovechan el evento para ajustarse el equipo, dándole al escote su justo tamaño, colocando el sujetador en su sitio adecuado, alisándose la falda y colocándola a la altura debida, haciendo que los pantalones queden como se espera que deben de quedar; y lo mas importante, el retoque del maquillaje, fase esta que requiere una gran concentración, pero su habilidad es tal que pueden estar haciendo cualesquiera de las otras tareas mientras manejan con soltura el utillaje de puesta a punto facial.
Las amigas asistentes revisan el trabajo y avisan de los desajustes que observan para que vuelva a retocar el retoque.

Centro de estimulación y reafirmación psicológica: Esta fase es la fundamental, una vez terminadas todas las tareas programadas en la visita al lugar, y antes de partir de nuevo a la “guerra” todas se dicen a todas lo guapas que van de forma que esta fase de reafirmación les hace salir radiantes y listas para lo que venga.

- ¡Ay chica! pues estas monísima, vamos.

Y esto es todo que no es poco.

Agradecimientos: para las simpáticas y bellas damas que me permitieron recopilar la información básica para este estudio, Lady Astral , Lady Galadriel, Lady Loira43 y Lady ddiana.

(Orel, 18 de junio de 2003)
_________________
Orel
Antonio Javier Vicente Gil
Para ligar puedes llamarme al: 699 993 150

Lo de siempre

Lo de siempre Todos los años lo mismo, todas las convocatorias lo mismo, siempre igual. Y es que nunca aprendo, bueno, al menos no soy la única (Mal de muchos, consuelo de tontos). ¡Con lo bonito que es llevarlo todo al día!. Así, se aprenden mejor los conceptos y no lo dejas todo para el final, que todo junto no cabe... Mi método de estudio es muy concreto además, necesito estudiar con mi forma de escribir, con resúmenes, con un cierto orden y estructura...Mira que no pude empezar antes...

Pero no, porque eso es lo fácil, total queda tiempo, aún me quedan dos meses. Bah, un mes, de sobra. Bueno, mañana, hoy no que me encuentro algo chunga. Visita familiar, salida nocturna, comida con los abuelos y dormir después de ver Gran Hermano. Todo viene junto, yo cuando se me acercan los examenes digo: ¡No vienen solas!...Y, efectivamente, siempre me pasa algo añadido: una discusión con algún familiar, la gripe, o un dolor de estómago...de los fuertes, de esos que sientes que el estómago está en obras.

Ay, pero que dura es la vida desorganizada. ¡Qué dolor!. Hablo desde la experiencia, desde hoy, desde siempre y ahora más que nunca parece dolerme mi nerviosismo, mi ansiedad. Prometo cambiar, prometo ser más relajada, tranquilizarme, asumir, sobre todo a mi (Y no inflarme a comer cuando ya me noto delicada, y menos esas empanadas tan ricas de palitos de cangrejo, ains).

El examen no lo llevo mal, pero necesito repasar, pero cómo duele, porque ay, los nervios son lo peor de esto. ¡Qué dura la vida del estudiante!. Ups, lo dejo aquí, que ahora va a pasar uno de mis programas favoritos, hasta la próxima. Uys, cómo duele, y que poco me quejo...-¡Toñoooooo, hazme una sopita que estoy malita, te espero en la cama...que ya empieza el programa!.


P.D.: Todo lo que acaban de leer no es real. Cualquier parecido con la realidad es pura coincidencia. La escritora no se hace responsable de lo aquí escrito y por supuesto que no siente alguna identificación con el mensaje, es todo pura ficción.

lulis

EL BOTE DE GARRAPIÑADAS

En el transcurso de una semana de trabajo no precisamente creativo, tuve la ocasión de visitar diariamente un pueblo de entidad media, con gasolinera, paisaje árido, espárragos cojonudos (no lo digo yo, lo dijo Su Majestad) y barrio de Casas Baratas (legado de otras épocas de régimen y playita de Palomares).

Trabajo de campo, lo llaman.

Durante siete días casi consecutivos, desayuno de café y tostada, carretera y manta y Melibea2 presta en el lugar X del pueblo T, con todo el avituallamiento que requería la ocasión: bloc de notas y rotuladores de colores. Allí me esperaba un asalariado del ayuntamiento que me asignaron como pinche de fatigas.

Javier, que así se llamaba, era un buen mancebo, treinta y tantos, piel curtida por el aire y blasfemia fácil, que gustaba de rezar en pagano con sonoros "mecagüens" en los que no se olvidaba de ningún miembro de la corte celestial. Por contra era poseedor de una media sonrisa entre dulce y pícara que fue la causante de que en más de una ocasión el rotulador titubease.

El caso es que Javier, además de ser alegría mañanera, era mi seguro para que los propietarios del susodicho barrio de Casas Baratas me abrieran sus puertas y me dejasen entrar en sus dominios, tarea no carente de cierto pudor.

Y así comenzó mi odisea particular de invasión de hogares, imágenes de viviendas adosadas similares al exterior y universos con infinidad de matices al interior. Durante unos días fueron muchos los hombres y mujeres que conocí en su medio más propio, su casa, con historias paralelas algunas, distintas siempre. Pero hoy me quedo con la de Antonio.

Javier llamó a la puerta en el número 22. Una cabeza plateada, un cuerpo algo menudo y una mirada azul y risueña nos dieron la bienvenida: era Antonio.

-¿Que vida, Javier?¡Hoy vienes con compañía!...Pasa, Javier. Pasa, maja, tú también. Aquí estaba con Carmen, terminando de peinarla.

Tras el umbral asomaba el salón algo impropio como tal, dado que además del sofá de los años cincuenta y la mesita camilla con brasero, había una cama articulada con todo tipo de artilugios desconocidos para mí, sin olvidar a Carmen, que allí yacía.

-¡Carmen, guapa, que hoy tenemos visita!- dijo Antonio con amplia sonrisa- Carmen es mi mujer desde hace 40 años. Ahora mismo estaba yo preparando unas alcachofas, que no me salen como las hacía Carmen, pero me arreglo, ¿verdad, Carmen?

La anciana mujer sonreía y sonreía y asentía con la cabeza. No tuvo que pasar mucho tiempo para cerciorarme de que Antonio era el traductor de aquel preludio de guiños , de aquella sonata de miradas claras. Antonio dominaba como nadie el lenguaje sin palabras.

-Esta es mi estrella ¿verdad, Carmen? Ahora vuelvo que tengo que enseñarle a esta moceta la cochera y el patio.. . Ven, maja, que aquí no vas a ver mas que cacharros viejos...bueno.. y un tesoro: mi DUCATI. ¡Ayyy, si mi DUCATI hablara...!

Y así comenzó a relatar, Antonio, innumerables anécdotas de sus idas y venidas en la moto DUCATI como alguacil del pueblo, de cuando repartía el recibo de la luz y las contribuciones, de la casa en la que mejor café se hacía, de cuando se rompió la barrera y una vaquilla se escapó..., y del "nublado" del año 82 cuando llovió tanto que de los desagües de los lavabos salía agua y tuvo que sacar a Carmen a hombros de su salón.

-Así que, maja, ya les he dicho a los del ayuntamiento, que si viene otro "nublau" y no me da tiempo de sacar a Carmen, cojo la escopeta y se va a armar, que hace muchos años que nos debían de haber arreglado esto.

Este fue el único momento en el que el semblante del alguacil jubilado tomó otro cariz, transformándose en duro y áspero.

Jamás pensé que aquella semana de trabajo aparentemente poco creativo, diera para tanto, y que, tiempo después, pudiera ser motivo de una historia virtual, no exenta del más puro realismo.

Las historias de Antonio me sorprendían cada día de aquella semana, cuando en las calles de aquel barrio de Casas Baratas me topaba con Carmen envuelta en una manta y sentada en una silla-móvil muy peculiar que Antonio empujaba con el ímpetu de los que aman la vida. Y todavía guardo el bote, vacío claro está, de garrapiñadas caseras que el viejo alguacil, y siempre como las hubiera hecho Carmen, me regaló.

Yo que no hago acopio de fetiches guardando EL BOTE.

Cada vez que lo miro busco aquel sabor tan especial de almendra amarga y empalago de caramelo: el agridulce sabor DE las mejores GARRAPIÑADAS que he comido.

melibea2

La Caverna

La caverna, bien podía ser una sala de cine. Quizá Platón no lo dijo porque nació antes que Lumier, pero la autentica caverna es la sala oscura del cine. Claro que es más interesante mirar hacia el frente en un cine, que mirar hacia atrás o a los lados, todo lo que te rodea es bastante mas aburrido, por lo menos eso parece. Todo el mundo mira hacia la pantalla, nadie te mira ni te pregunta por tu vida y tus problemas todos miran embelesados hacia el frente y no te preguntan nada, tampoco te lo preguntas tú a ti mismo, estas absorto en la historia y se te olvida la tuya propia. Quizá aquí este lo maravilloso del cine, vivir otras vidas, sentir en tu piel las sensaciones de otros más valientes, más románticos y más listos que tu. Luego se enciende la luz y vuelves a tu historia que no es tan valiente, ni tan romántica, ni tan inteligente. Claro que los personajes del cine tienen todos los componentes para ser interesantes, tienen primero el escritor, luego el guionista más tarde el director los cámaras, vestuario, estilistas y además los eligen en castings. ¿Cómo tu vida puede competir con ellos?.
No me extraña nada, que la gente se quede mirando al fondo de la caverna, las sombras irreales y no mueva la cabeza hacia los lados, ni siquiera al fondo de ellos mismos, porque la comparación resultaría francamente odiosa.
^SILA.

CRONICA DE UNA PUTA CITA, de Absenta

CRONICA DE UNA PUTA CITA, de Absenta Como dijo el poeta: “Puedo escribir los versos más tristes esta noche...”.
Pero es que verás, es que no me da la gana, oye. Estoy mejor por hacer un análisis presuntamente objetivo del asunto a ver qué pasa.

Ocho treinta de la tarde: No suelo vestir completamente de negro antes de la puesta de sol, exceptuando ciertas ocasiones como los funerales, que no era el caso, pero a este muchacho, le gustaba el negro, y una, quiso sorprender agradablemente, así que después de probarse dos blusitas, descarté la blanca y opté por la negra con escotazo.
Me presento como soy, natural, sonriente, alegre, y claro, recién arregladita, sutilmente perfumada, pelo suelto..., en el espejo del ascensor, estaba mona. Mi impresión del muchacho fue la esperada, pues mis expectativas sobre su aspecto físico no eran muy distintas a las que encontré, no me importaba eso, sólo su pulcritud, su olor. Para eso, soy puntillosa. Me gustó su sonrisa; su comentario sobre mi aspecto? Algo desconcertante: “Vaya, aquí no nos arreglamos tanto”. “Vaya zapatitos que te has puesto, ( mis sandalias negras de tacón, tan bonitas, tan modernas , ains), “ Son como para correr”, dijo, “Uy , no creas, son estupendas para el campo a través, además el tacón fino es un buen arma de defensa, un buen taconazo en la frente y ahuyentas a los posibles violadores pero ya”. En fin, el chico, empezó prontísimo con los cumplidos. Aún así mi férreo optimismo seguía indemne. Tal vez debí haber pedido consejo a alguien sobre cómo tener una cita. Al parecer ser una misma no funciona fuera de casa.

Fuimos a cenar. Me gustó la cena, me divertí. Pensaba que él también. Yo charlaba, preguntaba, contaba cosas. El charlaba, contaba,. Yo contaba más cosas. Pero yo ya era así antes de la cita y él lo sabía. Habíamos hablado muchas veces. Me sentía a gusto. Pero es porque yo me siento a gusto donde estoy, o sencillamente dejo de estar allí. Fuimos a un garito de copas, tranquilote. Sobre la mesa había una vela que él encendió. Era blanca. Me recordó la luz de los cuadros de Vermeer y se lo comenté. Le hablé de esa luz. Fue en ese momento cuando empecé a notar que yo progresivamente le estaba disgustando. Era como si mi hada madrina estuviera apagando luces por ahí para acostarse, la muy mamona. Yo no oigo bien, no es nada considerable, pero cuando hay ruido de fondo necesito acercarme un poco a la voz, o que la voz se acerque a mí, según se mire. Notaba que en el “close up”, el acercamiento, era como si a cada centímetro que yo me acercara a él, él se echara otro centímetro hacia atrás. Fue un acto psicológico que se fue repitiendo a lo largo de la velada., Hasta que se convirtió en hiriente horas más tarde. Pero ya llegaremos a eso. Quien haya hablado alguna vez con alguien dotado de halitosis sabrá de qué hablo. Sin darte cuenta te echas hacia atrás. En una de mis visitas al lavabo, revisé mi aliento con preocupación. Lo cuido mucho por si acaso, pero estaba fresco. No era eso, no había duda. Respiré hondo, encendí dos velas negras a mi hada madrina, y volví a la mesa.
Seguimos charlando, con complicidad. El me contaba muchas cosas, muchas, de su vida, su trabajo. Yo las seguía con mucho interés. En realidad habíamos hablado esquemáticamente de ellas con anterioridad, por teléfono, por chat, pero naturalmente era tan distinto...

Llegó el momento de ir a su estudio a ver sus fotografías. A mí me hacía mucha ilusión verlas. Realmente era eso lo que yo esperaba. No me sentía físicamente más cerca de este muchacho. Y charlábamos sin parar. Me gustó todo. Tantas fotos. Y tantas fotos de chicas preciosas!. Y tan jóvenes. ¡Vaya!. Yo le decía constantemente lo que me gustaba lo que veía, lo que me parecía esto o aquello, me mostró fotos de todo tipo. Lo pasé en grande. Escuchamos mucha música. Pero algo iba fallando... El close up. Mi silla tenía ruedas. Se deslizaba hacia él con mis movimientos, porque yo tenía los pies en alto, y él, iba como sutilmente retirándose centímetro a centímetro. Como evitándome. No era algo descaradamente evidente, pero lo suficiente para mí. Yo recordaba tantas cosas que me había dicho anteriormente y no podía decirle allí , que tenía que callarme. Hablábamos en una confianza absoluta de muchas cosas, sin embargo, no podía recordarle palabras que me había dicho como: “Cuando nos veamos, nos vamos a hacer una sesión de fotos”, o “Como me hables así cuando nos veamos”, pues nos estábamos viendo y él estaba cada vez más lejos, marcando una distancia psicológica de cientos de metros. Una que no es tonta y de pequeñita estaba en el club de ajedrez del cole, captaba perfectamente montones de cosas que se agolpaban a las puertas de su autoestima, donde Peter Pan, me estaba dando un portazo en plenas narices que me estaba dejando K.O.
Hablábamos de cosas tristes y yo no pude evitar llorar. Me disculpé sacando un pañuelo. “¿Estás deprimida, verdad?”, me dijo. “Si, bueno, somatizo una serie de sucesos tristes que me han pasado” . Pues no. Mentí como un letrado. Esos sucesos tristes han pasado , claro. Pero forman parte de mi acervo, están superados o superándose. Vivo con ellos , como todos los seres humanos vivimos con nuestro día a día. Aquellas lágrimas las provocaba el rechazo al que me sentía sometida. Al conocimiento del negativo juicio de sus ojos. Me sentía tan ... poco atractiva. En una de mis visitas al baño, me miré al espejo para recomponerme la cara tras los lagrimones. ¿Por qué lloras idiota?. Mis facciones me parecieron duras. Mi sonrisa arcaica. Mi mirada triste. Salí de allí.

Fuimos a sentarnos a un sofá. Le toqué. La mano. Le dije que había notado que evitaba acercarse a mi, que yo me acercara. Le sonreía tristemente. Le dije que no quería nada de él. Que no había llegado a su vida a llevarme nada suyo. Voy a darte un beso, le dije. Asintió con la cabeza. Le besé tres veces. En ambas mejillas primero, y para terminar en los labios, prácticamente inmóviles; aún así los besé con dulzura, mientras sujetaba su nuca. El no me tocó. Tampoco se retiró. Al hacerlo yo, dijo:” ha sido un beso, pero largo. Es tarde, voy a llevarte , he de trabajar mañana”.

En aquel momento, no quise pensar , sonreí , dije ,” Si si, es tardísimo, mañana salgo de viaje a las doce. El sábado ya te llamo cuando regrese , vale?” . “Si. Ya hablamos el sábado”. Charlamos normalmente sobre otras cosas por el camino. Al bajar del coche, le di un beso en el morrete, corto, muy corto, un muak. “Gracias por tu cuadro” Me regaló un cuadro rarísimo suyo, una foto, porque yo le había regalado unos cds y quiso corresponder.

El sábado a la Una y media le llamé por primera vez. No contestó. Dejó sonar el tfno. Así durante cuatro o cinco llamadas más a lo largo del día. A las seis, directamente apagó el tfno. Yo estaba con amigos. Me sentía bien. Estaba en una reunión entre gente de “primera división”, personas clase A, que nada más verme llegar el viernes por la mañana me apretujaron a abrazos, me llamaron guapa, me besaron la carita ruidosamente.... Cuando le llamé la primera vez, fue con la intención de invitarle a venir con nosotros, me apetecía darle a conocer mi ambiente, algo nuevo, y que viera las imágenes que yo estaba viendo; el lugar donde yo estaba, era bellísimo. La luz era maravillosa, el decorado de la ciudad , de ambiente medieval, los jardines preciosos, las personas sanas, de buen talante, con muchas ganas de divertirse a todas horas sin molestar a nadie. Música en las calles, malabaristas callejeros, músicos...

La última vez que le llamé sin respuesta, recordé una pregunta que me hizo varias veces ¿Qué has visto en mí?. Esta vez era yo quien hacía la pregunta en mi mente.

Recuerdo que cuando entré de regreso de la cita en mi hotel , eran las seis y media de la mañana . Le pedí al recepcionista que me despertara a las once. El chico tendría unos treinta años. Estuve a punto de preguntarle. ¿Tu crees que soy bonita?. Porque salí de aquel estudio sintiéndome la heredera directa del dignísimo John merrick.

.

Absenta.

.
Nota: La imagen es de una fotógrafa argentina llamada nina y el nombre de dicha foto es hojas

No sé quisiera

Palabras: Laura.
Imágenes: Javier.
No sé ...quisiera

La eutanasia: ¿debate médico o social? ¿y tú, qué opinas?

La eutanasia: ¿debate médico o social? ¿y tú, qué opinas? Es una equivocación pretender abrir el debate de la eutanasia desde la plataforma de la película Mar adentro. En esta se pone de manifiesto la problemática del suicidio asistido que no tiene nada que ver con la eutanasia.

El debate sobre la eutanasia es un debate de carácter social y los protagonistas han de ser los políticos, los legisladores, los jueces, etc., en definitiva la propia sociedad. Y quien debe decidir, es un juez, previo conocimiento del informe elaborado por uno o varios médicos, exponiendo la situación real del paciente. Un debate si quieren, aunque no es deseable, hasta económico, pero nunca un debate médico. Para poner fin a la vida de forma deliberada no se necesita ningún título de médico, lo puede hacer cualquier ciudadano, a nosotros nos han enseñado a preservar la vida.

Debemos exigir y defender una muerte digna, sin dolor, con el menor sufrimiento para el paciente y para los familiares que le rodean, y para esto existen las Unidades de Cuidados Paliativos que debemos potenciar y que en estos momentos son insuficientes.

Tampoco debemos olvidar que disponemos de una adecuada asistencia en geriatría y gerontología, así como de unos extraordinarios servicios de oncología, con profesionales altamente cualificados que tienen mucho que decir en esta cuestión.

El mejor final para una vida es lograr que el paciente muera con dignidad. Por ello, en situaciones terminales, lo más importante es respetar los derechos de los pacientes. En primer lugar, el paciente tiene derecho a su autonomía, incluso a rechazar procedimientos diagnósticos, tratamientos o alimentación. En segundo lugar, el paciente tiene derecho a decidir si quiere que el tratamiento médico de apoyo vital se abandone o no se empiece en función de sus deseos. En definitiva, y por encima de todo, está la dignidad del paciente y su
derecho a que se respete su intimidad. Todo ello, conjugando los principios de autonomía del paciente, de bienestar del paciente y de justicia social.

Opinión:

Yo creo q lo mas preciado q tenemos es nuestra propia vida, luchar por ella mientras hay esperanza es lo justo y necesario, pero cuando el sufrimiento es brutal, me parece muy injusto q no puedas tener una muerte digna y sin sufrimiento.

Larga vida para todos y una muerte dulce.... eso seria lo ideal

Grel0

Ella ( de Javier)

"Es ..."

Fotos de Xistral



Chaqueta de labriego

Violetas

Violetas Violetas

Ávido de recibir en sí mismo
Otro cuerpo que sueñe;
Mitad y mitad, sueño y sueño, carne y carne;
Iguales en figura, iguales en amor, iguales en deseo.
Aunque sólo sea una esperanza,
Porque el deseo es pregunta cuya respuesta nadie sabe.

(De Los Placeres prohibidos).
LUIS CERNUDA


No sé cómo pasó ni cómo llegamos hasta allí, pero allí estábamos los dos, desnudos. Yo de pie, tú , como de rodillas sobre la cama. Sujetabas mi miembro con tus manos y lentamente observabas divertida y sorprendida, de lo fácil que era, como mi sexo se llenaba de rojo y alcanzaba toda su tensión. Mirabas mi cara y yo te miraba a ti. Tu boca acudía solícita y me besabas y me lamías, ahora lentamente ahora rápidamente. Mi deseo aumentaba y tú lo sabías: yo era tu juguete. Decidiste que llegara a mi cima, y acelerando tus movimientos con tus manos, estallé en tu cara, en tu boca abierta, en tus ojos, sobre tu cuello, sobre tus senos ...me vacié del todo bajo tus ojos que me miraban robándome mi mayor secreto. Sonreíste y reíste de nuevo, traviesa, feliz, orgullosa de ser mujer y de llevarme dónde sólo tú sabes llevarme. Agradecido, bajé mi cara, y mezclándome con todos mis olores y sabores, con mis manos sobre tu cabeza adoré tu boca y tu cara y tus ojos y toda tu, bendita tu, mujer, bañada en mi semen y en un mar de besos. Me abracé a ti con todo y por unos segundos el tiempo quedó suspendido, sólo estaba ese abrazo cálido y profundo de dos seres humanos en su papel de hombre y mujer.

Recuperado, volví a besarte por el cuello hasta que acabé con mi boca llena de tu seno, y mi cabeza sujeta por tus manos. De repente, me separaste y yo, loco por volver a llenarme, sacaba la lengua y así me dejaste acercar, sujeto, contenido. Comprendí tu juego y me dediqué a inflamar tus pezones, a bosquejar sobre ellos todas las figuras que era capaz de imaginar. Me abrazaste contra ti, otra vez divertida, otra vez traviesa, otra vez orgullosa, otra vez triunfante. Mi deseo te pertenecía, era tuyo, tú, su reina. Te eché para atrás, te tumbé entera, coloqué tus brazos abandonados en cruz y abrí tus piernas. Eras tú quién ahora se entregaba a mi, y era mi reto: Ser rey de tu deseo. Me quedé contemplando todo tu cuerpo, así, abierta, entera. Empecé a bordearte con mis dedos, explorando toda tu piel y atento a sus contracciones, a tus gemidos, a tus dedos sobre tu boca, a tu mirada perdida. Recorrí tus muslos, por su interior, por su exterior, tus tobillos, tus corvas, tus rodillas, tus manos, tus palmas, tus dedos y distraídamente rozaba los límites de tu pubis, cada vez con más frecuencia, como haciéndote saber que era allí dónde irremediablemente acabaría. Tus senos, otra vez, tu torso, tu cuello, el contorno de tus ojos, el contorno de tus orejas, el contorno de tu cabello, mis dedos en tu boca, dejándose mojar, mordisquear, chupar y ya, al fin, puse sin disimulo la palma de mi mano sobre tu sexo entero. Te peiné, mariposa gigante, y con toda la suavidad de que era capaz fui abriendo todos tus pliegues, identificando toda la anatomía de tu vulva empapada y húmeda. Me embruja definir todos tus límites, tus labios mayores, tus labios menores, tú clítoris, que, brillante y mágico, crece. Sobre él esbocé todos los círculos posibles. Hundí mi dedo en tu vagina, lo más dentro que pude y volví a trazar círculos, haciendo memoria de todo los matices que hallaba a mi paso, geografía de tu cuerpo de mujer. Para cuando no estés. Saqué mi dedo y me lo llevé a mi nariz y a mi boca y a tu boca. Esos olores de ti me acompañan siempre . Había llegado el momento exacto de comerte con la boca, de saborearte cual fruta madura. Recordé tu último sueño y me dejé llevar por él y que supieras y supiera todo lo que iba a ocurrir a continuación me llenaba de deseo :

"Sin darme cuenta, sentí como tus labios besaban mi sexo excitado,
mojado y frenético. Una y otra vez sentí tu lengua que subía y bajaba, se
detenía y avanzaba, salía y entraba. El rocé de tus labios en mi vulva me
excitaba al clímax y sin importarme empecé a gemir y moverme acompasadamente
al ritmo de tus besos, tomé tu cabeza y hundí ligeramente mis uñas en tu
sien, mientras te atraía aún más hacía mi sexo, sentí tu lengua que se clavó
en mi vulva abierta y entregada al placer y mientras tus uñas arañaban mis
nalgas, me corrí espasmódicamente en tu boca." (1)

Si, sabía con toda certeza que me empaparía de ti, que me darías el regalo de tu gozo, de tu ser y el saberlo me excitaba más, mucho más, era mi triunfo renovado. La confirmación de que estaba vivo en tu deseo. Yo, su rey.

Hay noches que dan para mucho y el deseo y el amor no parecen tener límites ni hartazgos y las fuerzas y los cuerpos y la armonía de la vida entera acompaña y esa era una noche de ellas.

Hoy , mi amor, ya no pongo más palabras a mi pensamiento donde habitas y vives y reinas. Tú ya sabes lo que pasó.
y una coca-cola
y siempre queda mayonesa en el frigo.

(1) De pasión furtiva.

Javier

Fotos de Xistral


Casa


Mirando al Universo


Remanso


Saa


Cerezos entre niebla y hojas de fuegos fátuos


Vanidosa Flor

Fotos de Xistral


Casa


Mirando al Universo


Remanso


Saa


Cerezos entre niebla y hojas de fuegos fátuos


Vanidosa Flor

Las Llaves

Las  Llaves Busqué mis llaves en el bolsillo, en los bolsillos, en todos lo bolsillos y al fin conseguí abrir el portal. Llamé al ascensor y cabizbajo esperé un tiempo que me pareció eterno. Un dolor profundo anidaba en mi estomago. Era un dolor que no dejaba de acompañarme durante todo el día. Era el dolor del miedo, miedo a encontrarte feliz con alguien que no era yo, miedo a no hallarte , miedo a perderte, miedo a que no fueras mía, miedo a no ser, miedo a ser menos, miedo.

Entré en el ascensor y me estrellé de frente con el espejo. "Dios ...estas hecho un asco. El tiempo te está pasando su cruel factura." Me miré y busqué dibujar mi mejor mirada, aquella que me hacía tierno y pleno a la vez. Aquella que sacaba de mi lo mejor. Conforme pasaban los pisos, el dolor era más intenso. Sabía que te encontraría sentada frente a esa pantalla loca, con los ojos chispeantes y una sonrisa tan libre, tan llena de color. Esa risa te hacía infiel, profundamente infiel, infiel en lo más recóndito de tu ser. ¿cómo luchar contra aquello?

Abrí la puerta intentando ser sigiloso y a la vez cotidiano. La lamparita del salón estaba encendida y me regalaba el color justo que necesitaba, el color cálido del hogar. Avancé por el pasillo y entré en tu cuarto. Allí estabas, y una vez más el movimiento presuroso de tus manos te delataban. Estabas chateando. No quise ver y mi vista se recreó en la excitación que llenaba tu cara, en el palpitar de quién se sabe que ha sido cogido en falta. Los dos, en un acuerdo tácito y espontáneo, no quisimos enzarzarnos en una escena de celos. Hoy no.

- Hola, ¿que tal el día? , me dijiste.
- Bien, como siempre, te respondí mientras acercaba mi cara a tu cara y te daba un beso tranquilo.
- Voy a ducharme .... y apaga ese trasto ...anda.
- Vale, ya voy ... me respondiste sin apartar la mirada de la pantalla. Ese gesto de no mirarme, de no ser el motivo que atrapara tu atención, tus pocas ganas fue otro aguijón en mi estomago.

Ya en la ducha me desnudé con parsimonia , como concediéndote todo el tiempo del mundo que necesitabas en tu juego. Sabía que tus despedidas eran sin final. Me sentía incapaz de luchar contra aquello. Ya lo había intentado todo. El agua caliente se estrellaba contra mi cara y al hacerlo deseaba con todas mis fibras que limpiara aquel dolor que me atenazaba, que desapareciera por el sumidero y recobrara así la paz. Me enjaboné una vez ... y dos ... y vuelta a sentir el estallido del agua en mi rostro. Salí del baño con una toalla a media cintura.

Tú apartabas los cojines de la cama y colocabas en la mesita tu libro de turno.

- Voy a ver un poco la tele te dije. Otra excusa más para ganar tiempo.
- Vale .. voy a ducharme yo ahora.

En la tele la mierda cotidiana lo llenaba todo: La propaganda fascista de un gobierno de opereta en la tres y en la uno, la cutrería nauseabunda de otra victima más del descreimiento en la cinco, todo como parte de una tiranía difusa, la maldad inaprensible confundida en el aire con el resto de la basura humana ante la cobardía de tantos y de todos. Allí estaban con nítida claridad las razones que me empujaban cada día más a esconderme en las pequeñas cosas, en los pequeños gestos. Un documental sobre fotografía consiguió al fin poner un poco de sosiego en mi ánimo. Apagué la tele.

Al entrar en nuestro dormitorio te vi recostada con tu libro, tranquila, relajada, y atrapada en esa huida que la aventura de leer te proporcionaba. Me recosté a tu lado, con mi cabeza a la altura de tu cintura. Retiré la sabana y mi mano buscó tu piel. Quise hacerte cosquillas, pero no tantas como para impedirte que siguieras leyendo. Empecé a besarte suavemente, a dejar que mis manos escalaran tus piernas. Mi cabeza en tu vientre, mis ojos en tu pubis, mis dedos dibujando círculos al rededor de tu sexo oculto tras tus braguitas. Un leve suspiro te hizo presente de nuevo.

Había decidido amarte a pesar de todo. Esa noche sería el mejor amante del mundo o al menos el mejor amante que yo quería ser. No tenía la certeza de que esa noche no fuera a ser nuestra última noche. No alcanzaba a comprender por que seguías allí, tus contradicciones eran un misterio insuperable a mis ojos; pero allí estabas y estaba dispuesto a poseerte y a entregarme con todas las ganas de las que era capaz, con la ambición oculta de hacerme eterno en tu memoria. Esa sería, quizás, mi venganza si el adiós brotaba de tu boca.

Bajé mi cabeza hasta mas allá de los tobillos, y ya sin recato, comencé a lamerte toda entera, escalando, saboreando tus muslos y así hasta que acabé hundido en tu sexo, dejándome impregnar de todos los olores, jugando con tus labios menores, con tus labios mayores, con tu vulva cada vez más inflamada, con mis dedos empapados de tu humedad, con la sedosidad de tus vellos ...con tus quejidos contenidos . Mi excitación estaba llegando a su cima. Pero no, yo quería más, quería ser tu juguete, quería dejar que me dominaras y me usaras a tu antojo. Me tumbé boca arriba y tu sexo volvió a mi boca. Te miraba y contemplaba tus senos, tus pezones en su apogeo y tu mirada entrecerrada, sabedora que yo era tu juguete.

En ese momento no lo pudiste evitar y el clímax te llenó toda entera al ritmo salvaje de tus caderas y tu sexo se me antojó entonces, una vez más, la mejor fruta jamás degustada. Había llegado mi turno. Ahora sería yo quien te dominaría, y puesta a cuatro patas hinqué mis dientes un tu culo de pera, haciendo el daño justo, el dolor necesario que la pasión cegadora a gritos clama, hasta que te monté con toda la furia que mi rabia contenida ansiaba. En ese instante mágico eras mía, sólo mía y mis embestidas no eran si no la reafirmación del deseo sin límite. De reclamar lo mío, de gozarte y de hacerte gozar.
Javier

Poema de Majonei

Poema de Majonei Tras los cristales de la ventana del café de la esquina.
Delante de la mesa, que presenció nuestro primer encuentro.
Me encuentro solo.

Apoyado en la pared,
reposa, el espejo en el cual te mirabas.
Y no recuerdo mi imagen, sin tu reflejo.

Negras baldosas, que tiñen el suelo, recuerdan los pasos de aquel sueño.
Serena quietud embargan los brazos de la lámpara en el techo anidada.

Perfume perdido,
aroma encontrado.
Tras los cristales de la ventana del café de la esquina,
escribo tu nombre en una servilleta, que
llevo a mis labios, cierro los ojos y...
Beso.
Me encuentro solo.

Habla la puerta que deja pasar retazos de sombras, augurios de luz.
Levanto la vista, y dejando escapar un leve
suspiro, tu nombre rebota en mi interior.