Blogia
Blog de #biblioteca del irc-hispano

La relajación activa

La relajación activa Queridos amigos y amigas, mi vida es otra. Yo misma soy otra. No confundir, no soy "la otra, la otra que a nada tiene derecho", no, soy otra siendo yo misma, o sea, un problema casi esquizofrénico, pero aunque es una sensación un tanto inquietante, como me han dicho que "deje fluir", yo soy obediente y no me preocupo, e imagino que ambas dos Maripilis acabarán volviendo a ser una sola y libre Maripili. Respiremos hondo antes de nada, pongamos la mente en blanco, seamos conscientes de nuestro cuerpo y pasemos a intentar explicar esta catarsis en mi existencia.
Héte aquí, que, yo me encontraba algo ansiosa, como ya os conté en mi última entrega en esta página, y, como me dolía un tobillo y, una amiga me dijo que eso es que estaba somatizando la angustia, (la había somatizado pegándome con el pico del lavavajillas de la manera más cruel conmigo misma), bueno, como me dolía el tobillo somatizado, antes de que la cosa fuera a más y me fuera a poner a somatizar dándome con la cabeza en el pico de la mesilla, decidí, ya sabeis que soy un mujer de recursos, decidí digo buscar una solución antes de que las cosas no tuvieran solución.
Como la cosa no la veía para tanto, no estaba por la labor de tomar ningún tipo de medicamento y no me apetecía tomarme una tila, que no me gusta nada por cierto ni una pastilla de valeriana, que sabe a culo de gata, ni ponerme hecha un acerico a base de agujas de acupuntura, pues pensé que a lo mejor lo que me venía estupendamente era hacer algo de ejercicio, y, qué mejor que un ejercicio enfocado a la mente y al cuerpo al mismo tiempo, dos por uno, qué chollo.
Busqué un centro, cercano a mi domicilio donde se impartieran clases de yoga o tai-chi y con decisión me matriculé en las dos antiquísimas disciplinas una vez por semana en cada una, que tampoco hay que ser avariciosa con el bienestar que me iban a proporcionar, caramba.
La primera clase de yoga, en una sala encantadora, con música relajante de fondo y una vela encendida en el centro, comenzó con la sugerencia por parte de la monitora, de que, las asistentes, que en esa ocasión eramos todas mujeres, nos abrazásemos, antes que nada unas a otras, por turno, de manera que no quedase nadie sin abrazar. Yo pensé: Mira qué gente más cariñosa...y abracé a todo cristo, o crista, claro, cualquiera no abrazaba, menudo ridículo, no iba yo a quedar como una antipática y una traumada que somatizaba con los tobillos, nada, nada, total, mientras no me mandaran abrazar en la calle...tampoco era tan grave. También me vino a la cabeza la idea de que el yoga era sumamente curioso, pero claro, yo iba allí a aprender no a empezar a criticar situaciones que me conozco...Una vez abrazada, la monitora comenzó a aplicar a nuestra musculatura una serie de movimientos, dando ella ejemplo que me demostraron lo oxidadísima que yo estaba, lo bloqueadísima que yo estaba y lo torponcísima que yo era. Cuando se me mandó de forma amable pero firme, que, cruzara la pierna derecha por encima de la izquierda, el brazo derecho por encima del izquierdo, y ambas extremidades retorcidas, cerrar los ojos e imaginar que una espiral subía desde mis pies hasta mi cabeza, me caí igual que una alfombra enrollada. No importa, me dijo la monitora con una sonrisa dulce en los labios y con la misma cara que se mira a un niño retrasadito...No importa, ya irás manteniendo el equilibrio. Tú ten paciencia. Obedecí, hice acopio de la misma e intenté hacerlo de nuevo, esta vez con el pie izquierdo por encima del pie derecho, el brazo izquierdo por encima del derecho y...ale hop, al cerrar los ojos, previo temblor de piernas que talmente parecía Murcia, me caí para el otro lado, esta vez empujando a la compañera de al lado, fué sin querer conste y antes la había abrazado, y, con la desagradable consecuencia de que ella, a su vez, empujó a otra que empujó a otra...La monitora sonrió de nuevo, algo menos dulcemente que antes y dijo: Casi que tú te apoyas de momento en la pared para hacerlo, monina...Lo hice, ya algo avergonzada de mi inutilidad y...curioso, me caí hacia delante...La monitora, ya sin sonreir en absoluto, me dijo que probablemente, debo tener algún chacra esforciado, y yo, mentalmente, no iba a reconocer que no tenía ni idea de dónde estaba el chacra cerrado, claro, pensé en que tenía que buscar en google que es un chacra y en qué parte del cerebro se localiza. Debe ser un agujero que tiene todo el mundo, como el ombligo, y que yo lo tengo con cerrojo, reflexioné. Estaba yo en estas cuando la monitora nos mandó sentarnos en el suelo, en unas colchonetas y levantar las piernas, los riñones y sujetándonos a la altura de las vértebras lumbares con las manos, tirar con los pies hacia el techo. Bien, conseguí levantar el cuerpo en la tal postura antinatura y cuando tenía la sensación de que me iban a reventar las venas y arterias de la cara, la monitora dijo: ahora respirad hinchando el vientre, y, ahí fué donde me caí, dándole con los pies en la cabeza a la compañera que estaba justamente delante de mi en el suelo, a la que antes también había abrazado. Me deshice en excusas y volví a intentar emular la postura aquella que me recordaba la frase: Eres más difícil que mear con las patas arriba...Como soy tan ocurrente, mi propia gracia me dió risa y me caí de lado, cayendo esta vez encima de otra abrazada por mi hacía nada más un ratito...Renové mis disculpas. La monitora ya no sonreía nada, nada, nada. La música relajante de tipo hindú seguía sonando en un cd.
Nos fué requerido a continuación, que, abriéramos las piernas, sentadas en el suelo, tanto como pudieramos y que elevando un brazo, dejando el otro graciosamente relajado en nuestro vientre, mirásemos al techo mientras nos inclinábamos hacia un costado con la espalda lo más recta posible. La primera vez me salió estupendamente, pero, al cambiar de brazo, ay, me dió un tirón espantoso en el abductor de una de las piernas y, naturalmente, pegué un grito horrísono, a la vez que, doblando las piernas, le daba una patada en el pie a la señora que tenía a mi lado y que ya me empezaba a mirar mal, la pobre. La monitora, ya francamente algo crispada, me dijo que :"Procurara no gritar y no agredir a mis compañeras y que si lo hacía perderíamos la concentración y todo sería mucho más desagradable", la verdad, la frase me parece que contenía una amenaza soterrada, pero pasé por alto la inquietante sensación y haciendo un acto de voluntad, decidí no amilanarme por mis fallos y seguir lo más entusiasticamente posible que pudiera, se iba a enterar la bajita aquella de lo que era hacer yoga como si lo hubiera hecho toda la vida.
El ejercicio siguiente consistía en, tumbada en el suelo, flexionarse con las piernas unidas y los pies mirando al cielo, tocarse los mismos, rodar y hacer una voltereta hacia atrás. Maravilloso, soy sumamente flexible, me iba animando, aquello me salía bordado, qué se habían creido...Me animé, me animé y...le pegué una patada en la cara a la compañera de atrás. Se vé que no estaba muy relajada la chica por que me insultó llamándome: "animal". No se lo tomé en cuenta, claro, la pobre debía estar tensa, ya se sabe. La monitora decidió dar por acabada la sesión de yoga.
Esto que os cuento fué ayer. Hoy he descubierto que, me duelen músculos que no sabía siquiera que yo tuviera dentro del cuerpo. Creo que voy bien por que la monitora no paraba de decir: "Sentid el cuerpo, sentid el cuerpo", y yo me lo estoy sintiendo todo, sin ningún género de duda. Ah, cuando fuimos a cambiarnos la gente ya no estaba tan amable como cuando llegamos, fíjate, y eso que debíamos estar todas relajadísimas. Se vé que ese día no se habían concentrado bien, qué pena. Es más, ya no nos volvimos a abrazar para despedirnos, que hubiera sido lo propio, ¿no?.
Os seguiré contando mis experiencias con estas maravillosas disciplinas orientales, no os quepa duda. Es más, estoy pensando incluso en impartir clases virtuales, no os digo más.
Me despido de todos vosotros y vosotras, vuestras affma. Sed buenos y temerosos de Dios.

4 comentarios

La que se desnucó por vérselo -

Recomiendo a la autora, desde la autoridad que me da estar en silla de ruedas que deje de hacer ese tipo de ejercicios que son sumamente negativos para la salud.

Oz inquiere -

Un día contaré yo lo de un amigo mío y la ventosidad que se le escapó intentando una de estas posturas. Fue sonado. ¿El Oso Yogi tiene algo que ver con esto?

alucia -

Y yo me pregunto: ¿Te abrazarán tus compañeras pateadas y esa profesora tipo champiñon en la próxima clase?

Trhyss -

Olvidé ponerme el Tena Lady antes de leerte...qué desastre...mañana he de mandar al silla a la tintoreria