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Blog de #biblioteca del irc-hispano

Ya llegan los carnavales...

Ya llegan los carnavales... Queridos y queridas, me parece que el tema de hoy, más bien, mi opinión sobre el tema que hoy propongo, va a levantar alguna que otra roncha. Aviso por lo tanto a los aficionados a la cosa del disfraz carnavalero que, o bien se abstengan de leerme o bien se provean antes de un buen antihistamínico.
Bueno, bueno, bueno, hénos aquí ya casi en el mes de febrero y hénos aquí, (no a los de Pravia), padeciendo ya, por lo menos mediáticamente la horrorosa fiesta de las carnestolendas, o sea, fuera las carnes, que aunque lo parezca no se trata de que todo el mundo a una se ponga a dieta y eche fuera barriga, no, vamos, ni un kilo oiga, no, se trata de que como casi todo lo que se celebra a nivel general, en la cultura occidental, por lo menos, véase Navidades, Semana Santa, Día de la Madre, Día de los santos Difuntos, etc, etc, etc, lo hemos de hacer a la vez y casi por obligación.
En este caso la tradición quiere que se trate de una herencia de las lupercales romanas y que a lo largo de la historia de la cristiandad se haya ido, de alguna manera, asimilando a nuestra cultura. Se celebraba en un principio como despedida de la vida carnal o mundana con el fín de coger fuerzas de cara a la Cuaresma que se les venía encima. Era un poco aquello de: Que nos quiten lo bailao...Y digo yo, y, ahora?, qué nos quitan ahora si casi nadie se dedica a vivir el tiempo previo a la Semana Santa como a la Iglesia Católica le gustaría que lo hiciesemos?. O sea, que ahora podemos seguir bailando, bebiendo, fornicando, comiendo chuletones y fumando donde nos dejan, eso si, todos los días del año.
Daré por bueno que los carnavales se han convertido en una tradición, en una fiesta popular ya sin su antiguo significado, aunque aquí en España estuvieron practicamente prohibidos durante toda la dictadura franquista, y, mira por dónde se recuperaron después de la trancisión. Lástima, hubiera sido el único agradecimiento que por mi parte se diera a dicho régimen dictatorial...
Se recuperaron, si, y con ganas. No hay pueblo ni ciudad en España que no celebre de alguna manera los dichosos carnavales, otra cosa es lo divertido, estético, agradable, humorístico que resulte el evento.
Me ha tocado, por circunstancias de la vida, vivir los carnavales en distintos puntos de nuestra geografía. Es increíble darse cuenta de lo que uniformiza el carnaval a todos los habitantes de España por distintos que sean su clima, idiosincrasia, tipo de gobierno y alimentación. Me llama sobre todo la atención la curiosa costumbre de los varones españoles, en estas fechas de, todos a una, si deciden disfrazarse, hacerlo de hembra de armas tomar con un perímetro torácico que para si lo querría una vaca cántabra de generosas ubres. Me podría alguien explicar la gracia de que, Manolo, Pepe o Jacinto se vistan de señora gorda?. Supongo que como no mingito erecta no acabo de pillar la chispa del asunto, debe ser eso, por que divertidísimo debe serlo, si no no lo harían tantísimos cientos de seres humanos catarrinos mamíferos del sexo masculino. Qué juerga, me pongo unas tetas del tamaño de dos botijos, una falda de mi abuela, unas medias de mi señora, la Pili, me pinto los morros de rojo, los ojos de negro profundo, y si es posible, me consigo una peluca que tenía mi madre de cuando se llevaban tanto las pelucas rubias, qué juerga, cómo me río...
Pero, oiga...caballero, a usted porqué le ha dado por ahí con fecha fija?. Tiene usted acaso una homosexualidad larvada y no se había atrevido jamás a ponerse los pantys de la Pili?. O bien, es que encuentra tan ridículo y jocoso el atuendo femenino que lo elige para romper con la vida morigerada que lleva el resto del año?.
La costumbre de vestirse de hembra suele darse en los varones del pueblo llano, pero, en los carnavales, digamos así, organizados por la administración, suelen ser los ayuntamientos, la cosa es muchísimo más organizada, muchísimo más espectacular y sobre todo, muchísimo más cara, claro, como tiran con pólvora del rey es bastante sencillo el organizar desfiles de carrozas alegóricas...alegóricas a qué? Pues por norma general a poner pingando al prójimo, con poquísimo acierto y menos gracia y por norma general, también, a hacer una especie de muestra de penes de diversos tamaños en diversos materiales y eso si, siempre con la misma gracia que un queso de bola. Digo yo...los señores que se visten de hembra rompedora de retinas y los que organizan los desfiles son los mismos?. Para mi que si, eh?, y vuelvo a mi tésis de que deben tener algún problema no resuelto con su sexualidad. Eso si, sus evasiones se las pagamos entre todos que para eso somos ciudadanos, naturalmente.
Se ha creado otro estilo de celebración del carnaval en algunos lugares de nuestro país que ha derivado al culto al disfraz por el disfraz. Esto es, ya no importa el tema de que sea carnaval o el día de Santiago Matamoros, es igual, se trata de realizar disfraces pesadísimos, portados por una señora o señorita generalmente, que no padecería tanto la pobre ni aunque la hubieran condenado a galeras. Ataviadas con 150 kg. de peso en disfraz, lleno generalmente de plumas, lentejuelas, cristales, perlas, un piano de cola y un sofá chéster si viene al caso, se intentan exhibir en un escenario y a todos los espectadores se les ven las muelas de la admiración creada por la creación de algún desaprensivo que encima, me imagino, cobrará por ello. Para mi que el público espera ansioso que la modelo en cuestión muera aplastada por el peso del invento. Es un concurso de disfraces o un concurso de levantamiento de pesadilla de delirium tremens?...No salgo de mi asombro cuando las intuyo sonreir, y digo intuyo por que el rostro queda cada vez más obviado en mor del dichoso "disfraz".
Y, bueno, agradecería por fín, que alguien me dijera qué narices hay que hacer en carnavales que no sea el ridículo en masa en la calle para divertirse con esas fiestas. Espero vuestras respuestas. Me gustaría como a la mayoría echar una cana al aire y reirme muchísimo con fecha fija, la verdad, pero me temo que soy tan obtusa como para no haberle encontrado la chispa al tema.
Me despido de vosotros, vuestra affma. Sed buenos y temerosos de Dios.

4 comentarios

siouxie -

Donde dije subsano, quise decir "sufrago", ayyy, en qué estaría pensando yoooo

siouxie -

En efecto: odio el carnaval. Pero es que además tengo la desgracia de vivir en el casco antiguo de mi ciudad, que se llena de verbenas "populares", con orquestas que berrean ruido y tembleque de cristaleras hasta las pi=3.1416 de la madrugada, de mariquitas y no mariquitas, disfrazados rezumando plumas y soplando un artilugio trompetero y vulgar del que desconozco el nombre. ¿Tradición?. En esta ciudad nunca hubo tradición chirigotera, eso es en Cádiz, pero a estas personas no les importa, así que imitan a los gaditanos gritando chirigotas imposibles de entender, con un "asento" cerrado que parecen adoptar para esos llamémosles "eventos". A la plaza donde vivo, acuden padres, hijos , abuelos, amigos y niños pequeños a los que disfrazan de estupideces parcas en tela, con lo cual las inocentes criaturas, a las que dejan en sus carritos dormidos mientras los padres bailan, puedan congelarse sin problemas de intendencia. Al día siguiente, la plaza aparece llena de latas vacías , churretones de bebidas, vomitonas , cáscaras de pipas y olor a pis. Entonces, cuando una intenta dormir las horas que le impidió la puñetera verbena, pasa un barresuelos motorizado que hace el mismo ruido que el motor de un hovercraf. Y sí , también en efecto, subsano con parte de mis impuestos las costumbres "tradicionales" impuestas por nuestro ayuntamiento. Conclusión: Odio el carnaval.

La autora -

Me porto pesimamente siempre que me da ganas de hacerlo. Insisto, no tengo que ponerme de acuerdo con el resto del país para hacer el ridículo. Como ya lo hacen muchos no creo que se note mi falta.

Tautina -

De todo hay en la viña del Señor y mucho más en vísperas de fiesta santa. Cierto es que hay quien entiende el carnaval como una excusa para despilfarrar el sueldo en lujosos trajes, que ni soñaría vestir en cualquier otra época del año. Y quien, al cobijo del rebosante maquillaje y la máscara, adopta naturalezas sexuales o personalidades de las que reniega a diario a cara descubierta. Cierto también que las instituciones hacen suya la fiesta, como siempre. Cualquier excusa es buena para darse el pegote de ser más y mejor organizando algarabías (y embolsarse un dinerillo por el esfuerzo). Pero pensándolo bien, ése es precisamente el fin primero de esta fiesta en particular, sacar a flote las faltas y vicios humanos con la libertad que da el anonimato de una máscara. Don Carnal no esperaría menos de nosotros y tampoco Doña Cuaresma, que bien nos hará purgar, durante los siguientes cuarenta días, cada pecado que hayamos dejado asomar. Así que este Año, amiga mía, vístete de lo que más rabia te dé, píntate el rostro y vente a los Carnavales de Águilas. Te espero para tomar “cuerva” por las calles, desmadrarnos y disfrutar de la fiesta. Pórtate un poquito mal, mujer, que ya verás como le encuentras la chispa.